Sergio Martínez Dunstan
¡Qué ningún niño se quede atrás! Fue la consigna de la reforma educativa impulsada por el Presidente de Estados Unidos, George Walker Bush, en 2002. Tomó como estandarte la Ley “No child left behind” promulgada por el Congreso norteamericano un año anterior y vigente hasta el 2015. A las escuelas públicas del nivel elemental y secundario se les responsabilizó del aprendizaje de sus estudiantes, en ese país. A través de exámenes estandarizados se medía el nivel de aprovechamiento escolar. De resultar por debajo de lo esperado, según los estándares previamente establecidos, se les sancionaría con la pérdida de la financiación gubernamental. En contraparte, la legislación establecía la obligación de proveer maestros altamente calificados por parte del Estado.
La literatura especializada da cuenta del debate aunque los antecedentes se sitúan en la década de los noventas. Por ejemplo, Guillermo Ferrer lo refiere en el texto “Estándares en Educación. Implicancias para su aplicación en América Latina (2006) Programa de Promoción de la Reforma Educativa de América Latina y el Caribe” (http://bit.ly/2PJOKth). México no estuvo exento de dicha tendencia internacional. La Secretaría de Educación Pública (SEP), con el apoyo de la Asociación Civil Compromiso Social por la Calidad de la Educación (CSCE) y Empresarios por la Educación Básica (ExEB), encargaron al Centro de Estudios Educativos (CEE), Servicios Integrales de Evaluación y Medición Educativa (SIEME) así como Heurística Educativa la elaboración del estudio “Estándares para la educación básica Experiencia de mejora continua en escuelas mexicanas del nivel básico, con base en estándares curriculares, de desempeño docente y gestión escolar” (http://bit.ly/2BYlvL4). Quizá haya sido a la inversa, que las empresas consultoras se ofrecieron al gobierno en turno pero eso es lo menos relevante, quizá. Como haya sido, la SEP publicó “Estándares de desempeño docente en el aula para la educación básica en México” (http://bit.ly/2BXHhyI).
El caso es que parece un “déjà vu”. El Secretario de Educación retomó el tema al referirse a la iniciativa de reforma educativa presidencial presentada el doce de diciembre del dos mil dieciocho. Anunció la creación del Instituto Nacional para la Revalorización del Magisterio y la Mejora Continua de la Educación al que se le “dotaría de las más amplias competencias entre las que se incluye la determinación de estándares e indicadores de resultados, certificación de desempeño de instituciones y autoridades y actores de la educación, para utilizar toda esta información y emitir los lineamientos para la capacitación magisterial y la formación docente, así como la formación profesional de la gestión escolar para directores y supervisores.” (http://bit.ly/2JCHN9g). Tiempo después, se descartó la idea de fundar el mencionado instituto y en su lugar se constituyó la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU). A ésta, se le confiere la atribución, artículo 28 fracción II, “determinar indicadores de resultado de la mejora continua de la educación” (http://bit.ly/33kh0GU). Extraña coincidencia. En ese tenor, recientemente ha circulado en las redes sociales, un documento de trabajo titulado “Marco para la excelencia en la enseñanza y la gestión escolar dirigidas al aprendizaje y el desarrollo integral de todos los alumnos: Perfil docente, directivo y de supervisión”. Documento de trabajo. SEP, Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Octubre, 2019 (http://bit.ly/2PIRcA7).
También se difundió el texto “Orientaciones para la organización y realización de las tres sesiones. Compartir buenas prácticas. Encuentro entre escuelas.” (http://bit.ly/2JCmPYb). En el documento Organización de los Consejos Técnicos Escolares (http://bit.ly/2obIWNl) se proyectó la ruta de trabajo a lo largo del ciclo escolar en curso. Se tiene programado el encuentro entre escuelas para el 15 de noviembre, el 31 de enero y el 4 de mayo. También se establecieron tres momentos en cada una de ellas.: a).- Seguimiento del Programa Escolar de Mejora continua, b).- el desarrollo de buenas prácticas para la Nueva Escuela Mexicana y c).- la organización de la escuela que abarcarían respectivamente el 50%, 25% y 25% del tiempo. Para tal fin se puso a disposición de los colectivos docentes un material de trabajo correspondiente a 5 temáticas: Aprendizaje colaborativo en el aula (http://bit.ly/2nBCuPo), Escuelas y Familias dialogando (http://bit.ly/2mF3bmi), Formación cívica y ética en la vida escolar (http://bit.ly/2oeanGb), Inclusión (http://bit.ly/2mP9oMq), Sumando acciones frente al cambio climático (http://bit.ly/2nDvn9f). Aunque se aclaró, en la Guía de Trabajo de la Segunda Sesión Ordinaria (http://bit.ly/2q2Bjd8) que se publicará la siguiente entrega de las fichas, una por línea temática, para dar continuidad a éstas, en la subsecuente. El encuentro entre escuelas servirá para compartir buenas prácticas a fin de propiciar un diálogo profesional entre maestros de los diferentes niveles de educación básica con el propósito de “no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie afuera”.
Es decir, la política de mejora continua de la actual administración se fundamentará en estándares educativos. Estándares docentes como por ejemplo el mencionado “Marco para la excelencia en la enseñanza y la gestión escolar” y referente para los procesos de selección previstos en el Sistema para la Carrera de la Maestras y los Maestros. Estándares de aprendizaje, verbi gratia las buenas prácticas impulsadas desde los Consejos Técnicos Escolares. En los estándares docentes se sostendría la excelencia escolar (en el plano aúlico, micro); en los de gestión, la mejora escolar (en el plano meso o intermedio) y ambos significarían los indicadores de mejora continua (en el plano sistémico, propios del Sistema Educativo Nacional).
Retomo algunas ideas del artículo titulado “Volver al Futuro. ¿Hacia una nueva era para la educación?” (http://bit.ly/33bLGtT) de mi autoría. La fuerza inercial del Compromiso Social por la Calidad de la Educación (CSCEE), quizá, será suficiente para que se instale en el gobierno de AMLO (2018-2024). ¿A esto se refiere Esteban Moctezuma Barragán al promover la Consulta Nacional por un Acuerdo Nacional sobre la Educación? Al igual que el CSCEE, Esteban Moctezuma viajó a través del tiempo para transitar desde el lejano 2002, trascender al 2006 y 2012 y posicionarse como actor político en la 4ª Transformación. Incluso fue juez y parte en los diálogos educativos “10 por la educación” evento organizado en 2018 y patrocinado por más de 100 organizaciones de la sociedad civil (la mayoría de los integrantes del CSCEE) convocando a todos los candidatos presidenciales a presentar sus propuestas y compromisos en materia educativa. A la luz de estos acontecimientos reflexiono: ¿Se agotaron las ideas? ¿La realidad es inmutable? o ¿Es una solución compuesta por la fórmula mágica para encauzar la participación social hacia la educación de calidad con equidad? Pareciera que no hay nada nuevo bajo el sol. Bien decía Einstein, lo más cercano a la locura es seguir haciendo lo mismo esperando resultados diferentes. ¿Es una locura que el CSCEE se retome como un instrumento de participación social para validar, legitimar, instrumentar y justipreciar las políticas públicas en materia educativa de Esteban Moctezuma Barragán como Secretario de Educación? ¿El CSCEE mutará hacia un Acuerdo Nacional sobre la Educación? ¿Será la solución a la mal llamada Reforma Educativa? O, ¿no será la misma gata pero revolcada? (http://bit.ly/2WfQPRh). ¡Ojalá que no!
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