Nota del editor: Tribuna Milenio convocó a cuatro destacados analistas: Manuel Gil Antón (ColMex y Educación Futura); Rosaura Ruiz (UNAM); Axel Didrikson (UNAM); Sergio Cárdenas (CIDE); y Ulises Flores Llanos (FLACSO) para debatir sobre las necesidades de la UNAM y su futuro. Por ser de interés general, reproducimos aquí el debate. Bienvenida la deliberación pública.
La UNAM es una de las instituciones mexicanas con mayor prestigio, tradición y credibilidad en el mundo, y una de las principales fuerzas de nuestro país para lograr su desarrollo y progreso cultural, económico y social. Es además una de las instituciones más arraigadas en el sentir colectivo. Debido a esta trascendencia, y a su magnitud, enfrenta constantes retos ya no sólo para sostenerse y mantener sus niveles, sino para renovarse constantemente y adaptarse para cumplir con sus tareas sustantivas: la enseñanza, la investigación y la difusión de la cultura y las artes.
En este proceso de transformación y renovación constante, la UNAM debe, ante todo, privilegiar a sus estudiantes, pues estos son su razón de ser. La apuesta debe ser ofrecerles servicios de calidad (materiales y humanos) y una formación integral que complemente el enfoque académico con actividades culturales, recreativas y deportivas. Se debe combatir el rezago y ahondar el ya existente y muy atinado Plan de Apoyo Integral al Desempeño Escolar de los Alumnos (PAIDEA), que incluye un sistema de tutores y cursos de regularización, servicios de atención a problemas de salud y el otorgamiento de becas alimentarias y de otro tipo.
Otro reto insoslayable es fortalecer el bachillerato de la UNAM, ya que pese a los grandes esfuerzos que se han realizado en la última década, el desempeño de los alumnos continúa por debajo de las expectativas. Por ello propongo impulsar la mejora del desempeño docente, y desplegar acciones y estrategias que brinden a los estudiantes condiciones óptimas para el desarrollo de sus capacidades, en un ambiente de trabajo digno e inspirador.
Asimismo, la expansión de la cobertura de la educación superior en México es un reto constante. Sin duda, es necesario elevar la matrícula de todas las instituciones de educación superior en México, pero la verdadera apuesta debe estar en crear nuevas universidades e instituciones públicas de educación superior en México. En esto la UNAM puede apoyar al Estado con toda su fuerza, conocimiento y recursos humanos.
Es importante lograr la modernización y renovación de la institución en el sentido amplio, desde lo material (mantener en estado óptimo su infraestructura), lo propiamente académico y los procesos administrativos y de trámites escolares, hasta la expansión de sus servicios por medio de las tecnologías de la información y la comunicación, y la exploración de las oportunidades que se abren en el espacio digital. Con este fin propongo un plan para la modernización, simplificación y desconcentración administrativa, para poner la administración al servicio de la academia.
Considero fundamental promover y desarrollar la investigación ínter y transdisciplinaria de largo plazo para la atención y generación de soluciones a problemas regionales, nacionales y globales, así como crear un programa de Investigación, Innovación y Desarrollo Académico; seguir impulsando la investigación básica; consolidar e innovar los modelos educativos universitarios; crear un programa de promoción académica para profesores que permita, a quienes no los tienen, realizar estudios de posgrado; crear seminarios para mejorar la enseñanza; promover con los investigadores y académicos la cultura de la protección intelectual, en particular el patentamiento y los derechos de autor, y fortalecer la Red de Educación Continua y la Educación a Distancia, entre otras muchas acciones.
Pero la UNAM, por sus características propias, va más allá de sus cerca de 400 mil integrantes activos actuales, y se convierte en una serie de campus que pueden ser entendidos como una federación de ciudades, con las problemáticas típicas de todo gran asentimiento humano. Por ello, propongo efectuar un plan enfocado a que los campus universitarios sean seguros, sustentables y saludables –tanto para la comunidad como para quienes nos visitan–, que abarcará campañas para involucrar a las y los universitarios en construir ambientes armónicos de convivencia; promover el respeto a la diversidad sexual; erradicar el acoso sexual, la discriminación por género, por etnia o por nacionalidad; seguir impulsando la equidad y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres; y promover estilos de vida saludables, así como dar seguimiento a los programas impulsados por el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA).
El reto es lograr una gobernanza eficaz que sea el sustento de la calidad, la buena orientación administrativa y el uso racional de los recursos; que permita mejorar el funcionamiento de los procesos y estructuras de la organización institucional, y lograr una mayor transparencia en las acciones realizadas para alcanzar los objetivos y las metas comunes.
La UNAM es hoy en día la conciencia crítica y reserva moral del país, por lo que está obligada a responder con actos y propuestas concretas a las necesidades locales y a rendir un servicio al pueblo mexicano. Es momento de que la UNAM abanderare nuevamente un esfuerzo nacional en pro de la educación, en todos los niveles, ya que contamos con los expertos.
Directora de la Facultad de Ciencias y aspirante a la Rectoría de la UNAM.