Durante la segunda mesa sobre Violencia de género en las universidades, realizada en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, de la UNAM, expertas advirtieron que es necesario un acompañamiento pedagógico desde la educación básica, para así evitar agresiones en el futuro.
Al respecto, Lizbeth Rosel Palacios, académica de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), señaló que aunque existen leyes e instituciones enfocadas a prevenir estas acciones y dar acompañamiento a las victimas, muchas veces no son usadas por un profundo arraigo a la cultura machista y el señalamiento de provocación de las mujeres.
Agregó que se deben ejercer acciones para que las mujeres puedan desarrollarse en ambientes libres de violencia no solo en la universidad sino en todos los demás ámbitos.
“No se debe trabajar contra los hombres, sino con ellos”.
Por su parte, Yssel Tarín, también de la ENAH, explicó que es necesario una educación sexual desde distintos puntos de vista, con miras a la prevención de violencia.
Recalcó que en muchas ocasiones no existe el correcto acompañamiento institucional, el cual es clave en cualquier acción educativa.
Para María Sánchez Guzmán, del Laboratorio de Violencia y Género, Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, el acoso y violencia sexual no sólo se da hacia estudiantes, sino que también contra mujeres trabajadoras y administrativas de las Universidades.
Como resultado de una investigación realizada, en distintas instituciones educativas públicas, la investigadora encontró que un gran número de mujeres trabajadoras han sufrido agresiones sexuales.
“Estas prácticas se reproducen más en los sindicatos de las universidades, donde varios líderes, académicos y comisionados tienen cierto control sobre las trabajadoras y las obligan a realizar favores sexuales a cambio de beneficios”.
Sin embargo, aseguró, no existen denuncias formales al respecto, por miedo y amenazas por parte de sus superiores.
Por último, Alma Rosa Mora Pizano, académica de la Universidad Autónoma de Chapingo, señaló que el bullying ha opacado los problemas de género porque la violencia sexual se ha minimizado, catalogándolos como “problemas de conducta”.
Por ello, concluye, es necesario este acompañamiento pedagógico y social tanto de agresores como de víctimas de violencia sexual.