Alberto Tonatihu Alonso Sarmiento
Para que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) pudiera ser una realidad, el Estado debía asegurar principalmente tierras del municipio de Atenco y otros más, todo en el Estado de México. Para ello, en 2001 expropió cerca de 2000 hectáreas de dicho municipio y otras 500 más de Texcoco. El resultado de esto lo conocemos todos: fue una experiencia fallida, pues el Estado tuvo que dar marcha atrás ante la oposición de la gente.
Tras la represión en los pueblos de Atenco de 2006, se desarrolló un nuevo episodio. En esta ocasión, la incursión fue liderada por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la cual ofreció hacerse de las tierras para integrarlas a un proyecto de recuperación del lago de Texcoco. Al respecto, se ha dado cuenta de las valoraciones de los ejidatarios atenquenses para que mencionadas tierras fueran objeto de la conservación (Pájaro, 2015). No obstante, una vez que el Estado se hizo con la propiedad, ni el proyecto de recuperación ni el de conservación fueron anunciados; no así el NAIM (septiembre de 2014).
Todo lo anterior representó un asunto de la mayor trascendencia: los dueños de la tierra dejaron de serlo, de tal suerte que su única posesión es respecto a su fuerza de trabajo. En la literatura marxista, esto es conocido como la escisión “entre los trabajadores y la propiedad sobre las condiciones de realización del trabajo”, la cual da paso al capitalismo (Marx, 2009: p. 895). Con la conversión a asalariados, se precisa un nuevo proceso en el que ellos y sus descendientes (que eran sus herederos), deben integrarse al proyecto aeroportuario. Claro, de acuerdo a ciertas condiciones. Y en ello, la educación es clave.
Como parte de la implementación del NAIM en los municipios en los que se ubica (Atenco y Texcoco) y con los que colinda (Chimalhuacán, Ecatepec y Nezahualcóyotl), el Grupo Aeroportuario, responsable de la obra, presentó un proyecto en materia social. Su nombre: Plan Maestro Social (PMS). De él se desprende un par de objetivos: (1) “reducir las desigualdades inter e intra municipales, y potenciar las capacidades de movilidad social de la zona de influencia del NAICM [e] (2) “impulsar un conjunto de acciones que permitan generar buenas prácticas e intervenciones emblemáticas en las zonas de mayor rezago y pobreza” (CEIDAS, 2017: p. 55 y 61). La educación escolarizada y la formación para el trabajo son parte de distintas estrategias de cada uno de los objetivos mencionados.
La estrategia 1.2 es la que mayor énfasis hace a lo educativo. Así se establece:
“Fortalecer los servicios y la oferta educativa de la zona, así como la capacitación laboral y la certificación de competencias laborales, a fin de convertirlas en los principales instrumentos para la movilidad social y la empleabilidad de la población que habita en la zona de influencia del NAICM” (CEIDAS, 2017, p. 56).
De las líneas de acción correspondientes a mencionada estrategia, destaca lo siguiente: (1) “erradicar totalmente el analfabetismo” y reducir el rezago educativo en hasta un 50%; (2) “aumentar los niveles de aprovechamiento en lecto-escritura, matemáticas y ciencias”, poniendo énfasis en los procesos de la educación básica (EB); (3) incrementar la cobertura de la Educación Media Superior (EMS) en hasta un 90% para el año 2020 (lo que incluye la construcción de planteles del bachillerato tecnológico con la oferta que requerirá el NAIM); (4) adecuar la educación pos básica ya existente (como Chapingo, la UAEM y la FES Aragón, perteneciente a la UNAM) “respecto a la demanda de perfiles laborales” del proyecto aeroportuario, además de la construcción de la “Universidad aeropuerto”; (5) certificar competencias; y (6) construir un centro de certificación y capacitación para el trabajo para garantizar la empleabilidad de la población de acuerdo a las nuevas condiciones (CEIDAS, 2018: p. 56-58).
El análisis sobre lo anterior es sumamente amplio, lo que conllevaría más entregas. Aquí se quiere destacar que varias de las líneas de acción que se consideran en el PMS ya son parte de las obligaciones del Estado. Y muchas de ellas integran a la Constitución. Con o sin NAIM, aquel debe cumplir su compromiso respecto a la obligatoriedad de la EMS (esperada para el ciclo escolar 2021-2022), por ejemplo. O debe erradicar el analfabetismo.[1] Así, a pesar de que el planteamiento parece inspirarse en el combate a las desigualdades, la compensación que se ofrece es desigual y hasta desventajosa: tierras a cambio de educación escolarizada y formación para el trabajo, servicios que por sí mismos son derechos de todo mexicano.
Empero, la novedad en esta ocasión no es la tomadura de pelo. En todo caso, ella está en lo que el Estado pretende para la población de Atenco y demás municipios mencionados. Es decir, él ha definido cuál será su proyecto de vida y desarrollo: de otrora dueños de las tierras, a asalariados que se emplearán en lo que se construirá en y alrededor de lo que era suyo. Vendedores de fuerza de trabajo que, por lo demás, deberán ser capacitados. Lo que incluye a la educación pos básica. No es para menos, pues en la sociedad del conocimiento, la inclusión es determinante para competir (Brunner, 2001). La ilustración siguiente permite representar la visión estatal para la población en cuestión:
Fuente: elaboración propia con base en CEIDAS (2017) y Cuevas (2018).
Así, la educación escolarizada y la formación para el trabajo que el Estado ofrece, se presentan como el instrumento con el que se consagrará la escisión de los pequeños productores de sus medios de producción. Ellas contribuirán a la reproducción de las condiciones (y su profundización) establecidas tras la escisión (Marx, 2009, p. 893). Serán el medio con el que se pretende consolidar las nuevas relaciones sociales en Atenco y demás municipios: de los opositores de las pistas de aterrizaje y sus aviones a sus trabajadores directos o indirectos. O, lo que es lo mismo, de clases sociales en resistencia a clases dominadas y dependientes de la economía capitalista. Bajo esta consideración, tanto la educación y formación son parte de una ruta para la dominación.[2]
¿Qué valorar a la educación escolarizada y la formación para el trabajo de esta manera niega el desarrollo de la población? Por el contrario, aquí se reconoce la ruta que la población de Atenco y demás municipios han trazado para sí mismos, y ello sí incluye a la educación. De acuerdo con Cuevas (2018), esta población la estima. Incluso, contempla necesario que ella se fortalezca para atender la cuestión ambiental, y que permita profundizar en el conocimiento de sus tradiciones. Una consideración idéntica tiene para los espacios públicos, el ejido y el lago de Texcoco que renace en él durante la época de lluvia. El aeropuerto no cuenta con semejante suerte. Así, el proyecto de vida y desarrollo que se construye en Atenco valora a dicha educación pues es su derecho, pero también a su medio, que lo es igualmente. Es decir, se entiende que su desarrollo está totalmente articulado a su territorio, que al mismo tiempo configura su forma a su vida.
En tiempos en los que se llama a decidir sobre el futuro del NAIM, parece menester hacer un análisis más amplio sobre las pretensiones que el Estado tiene respecto a él. Eso incluye a la población de Atenco y demás municipios. Y ello lleva inevitablemente a pensar en la educación escolarizada y la formación para el trabajo. Pensarlo de esta forma sitúa a la dicotomía más allá del espacio en el que se pretende construir. Por un lado, es continuar con un proyecto etnocida, siguiendo a Morett (2018), pues no sólo pavimentará el lago del que abreva la identidad nacional, sino que “ocupará” también, de acuerdo a un cierto proyecto de vida y desarrollo, a quienes son y se reconocen como los herederos del Acolhua (Juárez, Rojas y Pineda, 2018). Por el otro, es respetar a esta población para que ella configure sus propios proyectos, lo que incluye el reconocimiento de sus derechos. ¿Con cuál simpatizará México? ¿Y la comunidad que se interesa en la educación?
Referencias
Alonso, A. ¿Profesores acompañando y estudiantes transitando? Los significados del tránsito EB-EMS en la escuela secundaria técnica de Atenco, tesis en curso, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Brunner, J. (2001). Globalización, Educación, Revolución Tecnológica. Perspectivas, XXXI (2), 140-156.
Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS) (2017). Plan Maestro Social. 2017-2020. México: CEIDAS. Recuperado el 1 de octubre del 2018, de https://lopezobrador.org.mx/wp-content/uploads/2018/08/Plan-Maestro-Social.pdf
Cuevas, J. (2018). Determinación de las líneas de acción para el ordenamiento territorial del municipio de Atenco, Estado de México. Tesis de maestría. Universidad Nacional Autónoma de México.
Gil, M. (2014). “Las grietas de la educación en México”. Programa de educación virtual. Recuperado el 15 de agosto del 2015, de https://www.youtube.com/watch?v=lbd-q8NZHhg.
Giroux, H. (1985). Teorías de la reproducción y la resistencia en la nueva sociología de la educación: un análisis crítico. Cuadernos Políticos, (44), 36-65.
Juárez, Y., Rojas, L. & Pineda, I. (2018, agosto). ¿El fin del lago de Texcoco? Ojarasca. Recuperado el 1 de octubre de 2018, de http://ojarasca.jornada.com.mx/2018/08/11/el-fin-del-lago-de-texcoco-256-2171.html
Marx, K. (2009). La llamada acumulación originaria. En El capital. Tomo I, vol. 3. Libro primero. El proceso de producción del capital (8a. reimpresión en español) (pp. 891-954). México: Siglo XXI.
Morett, L. (2018), “El nuevo aeropuerto y el desastre ecológico y socio cultural en la región del valle de México”, serie de conferencias Las voces de los actores sociales en diálogo con la academia, 14 de octubre de 2018 (mimeo).
Pájaro, D. (2015). Soil survey and its relation with land type classification and cartography by farmers. Meta-carto-semiotics. Journal for theoretical cartography (8), 14-34.
[1] En el diagnóstico del PMS se trata el caso específico del analfabetismo. Como en se puede ver en el Plan, éste disminuye conforme pasan los años. Esto lo confirma anualmente el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) a través del monitoreo que hace público mediante el Panorama Educativo. Entonces, su atención no requiere del NAIM. Pero lo que sí requiere atención es la forma en la que se procura la “erradicación”. Hay acciones gubernamentales que se emprenden al respecto, pero la política de la “guadaña”, siguiendo a Gil (2014), tiene también alcances: como la población analfabeta está ciertamente caracterizada por la tercera edad, la tasa de analfabetismo va disminuyendo igualmente en la medida en la que sus miembros van muriendo.
[2] Aquí se sostiene que el Estado empujará este proyecto de “coerción sorda” que se articula de acuerdo a las relaciones de la economía capitalista, mismas que imponen su sello a la dominación (Marx, 2009, p. 922). Con ello se dejan ver implicaciones del NAIM que van más allá de lo que se discute públicamente. No obstante, se reconoce también que los procesos de dominación nunca son completos, y que las escuelas sirven también como espacios en los que se libra la resistencia (Giroux, 1985). De hecho, aun cuando el aeropuerto no está terminado, en una de las escuelas de Atenco ya se desarrolla oposición, particularmente cuando los estudiantes reflexionan sobre su proyecto de vida (Alonso, tesis en curso).