Este lunes 11 de julio deberá recordarse como una fecha histórica, los distintos reflectores estuvieron dirigidos a las movilizaciones magisteriales, al acuerdo entre la CNTE y Gobernación por establecer 3 mesas de diálogo para abordar y resolver los asuntos: educativo, social y laboral (Periódico “La Jornada”, martes 12 de julio de 2016).
En Chiapas se realizan multitudinarias manifestaciones y la consigna es ahora, “negociar para llegar a acuerdos no para perder el tiempo”. (La Jornada, misma fecha). En la ciudad de México también hay movilizaciones en distintos puntos, parece que las distintas vertientes y destacamentos democráticos en el magisterio por primera vez en muchos años han pasado a la ofensiva. Las demandas son de tres tipos:
- Revocación de los artículos 3 y73 de la reformada constitución.
- Realización de foros y consultas que permitan diseñar un modelo educativo que garantice la participación de la gente.
- Resarcir los daños de la mal llamada reforma educativa, esto es, presiones, despidos, descuentos. (La Jornada, martes 12 de julio de 2016, p. 5).
En otro lado representantes del CEN del SNTE se reúnen con consejeros del INEE con la intención de mejorar la aplicación de las reformas educativas.
Desde mi perspectiva parece que el conflicto se acerca a una solución, pero esto no significa que ya esté solucionado y parece que la iniciativa democrática y en movimiento protagonizada por la CNTE saldrá ganando, aunque en este momento es riesgoso asumir unas postura triunfalista y sobre todo, porque la historia nos ha demostrado muchas derrotas de conflictos semejantes al actual. Tres agentes y sus posturas contribuirán al acercamiento de un acuerdo político, dichas instancias son los siguientes:
- Por un lado el movimiento magisterial se ha hecho más grande y dinámico, ha trascendido la lucha de maestros y maestras y se ha vinculado a la lucha política y popular, haciendo con ello que coincidan en la acción proyectos e iniciativas de izquierda que en otro momento podrían pensarse como incompatibles. El tesón de los maestros movilizados ha tocado las fibras de una sociedad indignada, engañada o en el mejor de los casos atropellada por un gobierno antipopular que va en caída libre.
- Por la parte gubernamental le ha correspondido al secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, dar la cara, a él como buen negociador, no le interesa tanto la lucha y la causa de los maestros pero si sus aspiraciones presidenciales. Osorio Chong sabe perfectamente que en este conflicto está fincando para bien y para mal su futuro político. Puede ganar o perder la candidatura por su partido a la presidencia de la república: ganar como un premio al resolver y estabilizar al país y al sistema educativo, perder como un punto de desgaste y de que sólo fue utilizado a resolver un conflicto del cual no será beneficiado. Osorio sabe que se mueve entre dos aguas de dos ríos caudalosos uno que va y otro que viene, cederle a la CNTE posiciones de fondo es reconocer y criticar que toda la política educativa de este sexenio sirvió absolutamente de nada, querer mediatizar el movimiento con maniobras políticas y manipuleo leguleyo o tratando de manipular los acuerdos le pudiera costar muy caro. El movimiento sigue en ascenso y es posible que una mala negociación no lo pueda parar.
- Los grandes empresarios y los grupos de interés comienzan a desesperarse. Ellos fueron los que solicitaron una reforma parecida a la que el gobierno propuso y si las cosas no resultan es también su derrota. En este sector están divididos entre quienes piden una salida negociada al conflicto y quienes exigen mano dura e imponer y hacer cum cumplir con lo ya acordado.
- Para los que estamos en educación, el componente educativo lo vemos como el más importante, sin embrago lo que ahora se pone en juego son proyectos y demandas sociales que rebasan el campo educativo. El modelo educativo en construcción, al menos deberá tener (independientemente de su contenido) el atributo y la cualidad de la legitimidad, dicha legitimidad se logrará a partir de abrir la agenda y generar verdaderos debates que permitan poner en el centro de la discusión, la conformación de un rostro educativo que esté lo más cercano a lo que el México de abajo necesita. Los dirigentes de la CNTE lo dicen bien, “los maestros nos debemos a los pueblos y las comunidades por la tanto esta lucha es por la defensa verdadera de la educación pública”. Parece que una vez mas lo que está en el fondo del conflicto, son los proyectos de nación, de país y de desarrollo social que desde hace cuando menos 200 años se han confrontado en México, queriendo hegemonizar, dirigir o monopolizar el destino social de todos y a veces a nombre de unos pocos.
Soy partidario y defensor de las causas democráticas, un triunfo en este momento deberá de traducirse en un avance verdadero para la educación en general y para niños y niñas que asisten a nuestras escuelas en particular. Ojala que el desenlace beneficie a la mayoría y que a nuestro país regrese el clima de concordia y armonía que muchos necesitamos.
*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, campus Guadalajara