Los movimientos del personal docente, generalmente, son de dos tipos: personales y profesionales. Los personales tienen que ver con cambio de residencia, permisos, maternidad, etcétera. Los profesionales obedecen a cambio de categoría, de adscripción, año sabático, jubilación, licencias y otros.
Estas transiciones de los trabajadores educativos, habían estado controladas por lineamientos y criterios estatales y federales. En 2013 se publicó la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) que regula el ingreso, promoción, permanencia y reconocimiento docente, de los niveles básico y medio superior, en todo el país.
El magisterio ha tenido diferentes generaciones de trabajadores, que se diferencian por su contrato laboral. El hecho de cumplir 30 años en el servicio es un límite de edad laboral para jubilarse, sin embargo no es un imperativo para hacerlo.
La puesta en marcha de la LGSPD ha generado un imaginario de evaluación punitiva, y mientras que sea cierto o no, han acelerado su proceso de jubilación muchos docentes que ya contaban con al menos 30 años de servicio cumplidos. A fines del ciclo escolar 2013-2014, unos 27,000 profesores presentaron solicitudes de jubilación (El Universal 12/05/2014), mas los de este ciclo.
Estas “salidas” de la función docente generan dos grandes consecuencias. La primera tiene que ver con el pago de las pensiones. El régimen contractual de los profesores que están por jubilarse, les otorgará una cantidad quincenal de pensión alimenticia, y ante las dimensiones de la jubilación masiva, es posible que entre en crisis el sistema de pensiones docentes.
La otra consecuencia, es que se abren más vacantes que la consabida matrícula de normales. Sin embargo, las convocatorias abiertas que se publican con la LGSPD, compensan la demanda, y a partir de 2016 los normalistas y los universitarios competirán en los mismos términos.
Los resultados del primer concurso de oposición, no fueron muy satisfactorios. El 61% resultó “no idóneo”. Y mientras se repartían los lugares vacantes, había plazas y horas interinas que se quedaron sin profesores. Esto duró semanas y/o meses. Lo más lógico hubiera sido contratar profesores de acuerdo a las listas de prelación. Pero al final, algunos estados, contrataron a los que ni siquiera habían hecho examen.
Por su parte, los profesores idóneos sí ingresaron al servicio docente desde inicios del ciclo escolar. La LGSPD contempla la tutoría de profesores de nuevo ingreso, y se publicaron los Lineamientos para la selección de tutores que acompañarán al personal docente y técnico docente de nuevo ingreso en educación básica y media superior, en el “Marco del Servicio Profesional Docente” (DOF, 30/05/2014).
Poco después, la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, publicó el Marco general para la organización y funcionamiento de la Tutoría en Educación Básica, y los Manuales de los tutores, para los ciclos escolares 2014-2015 y 2015-2016. Y hasta el momento, ya están listos los documentos necesarios, pero no se lleva a cabo la Tutoría.
A propósito de ello, el 25 de marzo de 2015, David Calderón de Mexicanos Primero, denunció que 2 de cada 10 profesores que ingresaron al servicio educativo no contaron con un tutor como lo señala la LGSPD, y subrayó otra serie de irregularidades que permanecen en educación básica, y cuestionó la eficiencia de la reforma educativa.
Coaching docente
Las políticas de acompañamiento profesional, programas de inserción, tutoría docente, o mentorazgo de iniciación, han tenido buenos resultados en los sistemas educativos en que se han implementado. Algunos países las han hecho obligatorias, como Francia, Italia, Grecia, Suiza, Inglaterra e Irlanda del Norte. Y son voluntarias en Dinamarca, Escocia, Holanda, Suecia. (OCDE, 2005)
En las investigaciones que hay al respecto, se han delimitado dos categorías de profesores. Profesor experto y profesor inicial (Ver Figura 1). También hay grados intermedios entre las dos categorías. Sin embargo, en esos países hay una interacción laboral entre los dos tipos de profesores. Se aplican con tiempos que van desde semanas, y meses, hasta los dos años (como se intenta hacer en México).
Figura 1. Principiantes y expertos
Profesor Principiante | Profesor Experto |
De 0 a 5 años de servicio. | De 5 años de servicio o más. |
Comienza a desarrollar destrezas y competencias. | Complejidad en destrezas, habilidades y competencias. |
Desarrollo automático de los procesos educativos. | Control voluntario y estratégico en todas las partes del proceso. |
Menor cantidad de conocimiento. Superficial, de ideas generales. | Mayor cantidad de conocimiento. Estructura profunda y multinivel. |
Se influye por el contenido concreto del problema y tienen dificultades para abstraerlo. | Abstrae los problemas y utiliza las soluciones almacenadas en su memoria. |
Elaboración propia. Fuente: OCDE, 2005.
En general, Carlos Marcelo (2012) aduce que estas políticas de inserción a la docencia son el eslabón perdido. Precisamente, en México, la formación inicial, principalmente encomendada a las escuelas normales, había tenido una estructura de “práctica docente” desde los Planes de 1980 hasta ahora; y en la transición hacia la formación continua, no ha habido un modelo de continuidad profesional.
Notas de cierre
Los concursos de oposición han demostrado solidez en la educación normalista, dados los últimos resultados. Es decir, se valida la formación inicial, y la mayor apuesta deberá ser por la formación continua.
Si la LGSPD no amplía su población objetivo a las escuelas normales, sería como construir el servicio docente sobre instituciones formadoras de docentes, cuyos profesores tienen méritos incuestionables; y la realidad es otra.
El acompañamiento entre pares, en muchas instituciones se realiza de forma voluntaria y sin tanta formalidad. En todas las escuelas, de todos los niveles, conviven docentes con gran diversidad de años de servicio. Entre todos se aprende de todo. La interacción de principiantes y expertos siempre generará una fructífera comunidad de aprendizaje.
Los obstáculos que ha encontrado esta propuesta es la incertidumbre de la capacitación, del tiempo necesario, y de los recursos. Además, supone tener el respaldo de la estructura de las entidades, pero no lo han conseguido porque también significa una mayor carga de trabajo.
La propuesta de Tutoría docente es una buena aspiración, y es como un buen deseo; sólo esperemos que los gobiernos sean certeros en la aplicación de lo prescrito. Porque de lo contrario, muchos seguirán calificando como “no idónea” a esta reforma educativa.