En México, no existen estrategias de cultivo para plantas y árboles medicinales, solamente se mantienen especies mexicanas como la manzanilla pero no otras traídas de Europa, señaló Aída María Osuna Fernández, de la Unidad Xochimilco de la Universidad de Autónoma Metropolitana (UAM).
En el Laboratorio de Biología Vegetal, Osuna Fernández impulsa el estudio del uso y la propagación sexual y asexual de las plantas medicinales.
En el espacio que abrió sus puertas en el año 2009, alumnos de la Licenciatura en Biología desarrollan estudios para crear materiales académicos y de investigación sobre plantas medicinales; trabajo que les ha llevado incluso a publicar en 2014 un catálogo de semillas de plantas medicinales, enfocado a su propagación.
De acuerdo con las características de cada especie, el laboratorio lleva a cabo pruebas de germinación, caracterización de las semillas, propagación y crecimiento de la planta y, en ocasiones, logran regresar a su lugar de origen algunas plantas, ya que su preservación es compleja.
Tal es el caso del árbol Talauma Mexicana, popular para atacar las afecciones cardíacas, pero amenazada con desaparecer, como el bosque mesófilo de montaña, único ecosistema en el que se desarrolla.
Entre las acciones originadas en el laboratorio, se encuentra la apertura de un vivero en el municipio de Zongolica, Veracruz, para promover la propagación de la Talauma Mexicana –en colaboración con la Facultad de Ciencias de la UNAM a través Reyna Osuna, académica dedicada al trabajo con plantas medicinales–, quien a lo largo de seis años ha logrado resguardar 700 especies de plantas.
Explicó que debido a la recolecta silvestre muchas especies de plantas medicinales han desaparecido y otras tantas están en peligro de extinción entre ellas el Pegahueso, un tipo de árbol cuya corteza es utilizada para curar fracturas el cual crece sin mayores cuidados, sin embargo, la tala en la zona de Guerrero amenaza con eliminar su presencia de esa región pues es usado como cerca viva.