En el sistema educativo mexicano persisten las desigualdades estructurales y estructurantes, aseguró el especialista de la UNAM Alejandro Márquez Jiménez.
Actualmente, el sistema educativo mexicano es considerado el quinto más grande del mundo, cuenta con 34 millones de alumnos, 2 millones de maestros, y más de 260 mil planteles de educación en todo el país.
Pese a su magnitud y complejidad, ha logrado avances significativos en cuanto al fortalecimiento y ampliación de su cobertura, consideró el investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).
Las desigualdades estructurales y estructurantes se traducen en escuelas en malas condiciones y profesores menos capacitados. Estas disparidades se replican en todos los niveles escolares, pero son remarcadas en las zonas más pobres, cuya población usualmente accede a una instrucción que no cubre los parámetros mínimos de calidad.
El académico mencionó que, de acuerdo con estimaciones del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, en 2014 cerca de 4.5 millones de niños y jóvenes de entre tres y 17 años no acudieron a la escuela, lo que representó 13.2% de la población total en este rango de edad.
Recalcó que en cuestiones de alfabetización, aún hay muchos pendientes, pues entre 1970 y 2010 “casi teníamos la misma cantidad de analfabetos. Es decir, en 40 años el número de personas sin acceso a la educación era de unos seis millones; al finalizar la primera década del siglo XXI la cifra fue de cinco millones”.
Advirtió que en el país la población en edad escolar seguirá creciendo y que se cuenta con capacidad de acceso para los alumnos de primaria y secundaria, pero no para los de preescolar.
En cuanto a la educación media superior, Márquez Jiménez indicó que en algunas localidades de México no hay planteles para atender la demanda. “Los jóvenes tienen que moverse a otras ciudades, mientras que la educación superior, por su alto costo, tiende a centralizarse.”
Por otra parte, se refirió a la necesidad de atender la preparación de los docentes. “No podemos esperar un mejor desempeño escolar si no hacemos nada por la formación académica de los profesores, pero no en términos de premios y castigos, sino en el entendido del papel que tiene la profesión y su importancia para el desarrollo del país”.
Por último, debe considerarse que el sistema no es perfecto y que existen aspectos por mejorar. “En ocasiones sólo se ven las fallas y no se consideran los avances. Esta percepción daña al sistema escolar, además de las políticas que cambian las prioridades de atención cada sexenio.
Hoy, primero de abril, se conmemora el Día Mundial de la Educación.