Ahora que tengo su atención… me gustaría abusar de su paciencia para darles a los amables lectores mis mejores deseos para una Feliz Navidad y Año Nuevo y una versión más matizada y a la vez específica de mi columna de la semana pasada.
Quiero asegurarles que no difiero con la petición “Por una Reforma Educativa Respetuosa de Magisterio” en su tesis principal: que la evaluación docente debe ser respetuoso de los maestros. Difiero en dos puntos que cité textualmente en mi última columna. El primero es que al decir “…se le condujo (al maestro) a una situación límite: someterse o perder el empleo”, la petición parece afirmar que la evaluación docente debe ser optativo para los maestros. Ningún país que se apuesta a la educación para elevar la prosperidad de su pueblo permite que los maestros participen en procesos de evaluación “si quieren”. Si habrá de gastar capital político en cambiar una ley, quizás esta no sea la indicada.
El segundo punto de diferencia es que, a mi juicio, la Reforma Educativa no “carece de proyecto educativo”. La práctica profesional reflexiva es el único proyecto educativo que debe promover la Reforma Educativa. Por supuesto hay otros factores no educativos que tienen mucho impacto en la educación, como asegurar que cada niño mexicano asista a clases en instalaciones que cumplan con condiciones básicas: pisos, bebederos y baños con agua limpia, luz eléctrica, e internet accesible a alumnos. Y que los muchachos tengan comida y los cuidados necesarios para poder aprovechar sus estudios. Pero cualquier proyecto educativo debe basarse en la evaluación de las realidades que encuentran los docentes en su escuela. ¿Hay deserción escolar? Vamos a repasar las listas y desglosar los números para ver si ocurre entre alumnos con ciertas características. Después podemos determinar si se debe a la necesidad económica de trabajar, el aburrimiento con los métodos de enseñanza, la falta de destrezas básicas o de seguridad, o un conjunto de factores, y que hacer al respecto.
Si alguno de los actores en la educación presenta un proyecto educativo no basado en la práctica profesional reflexiva y la evaluación rigurosa de los procesos educativos, no hay que creerle. ¿Necesitamos una revisión curricular específica? ¿Cuáles datos tenemos que sustentan esa afirmación? ¿Requerimos entrenar a los profesores en metodologías en matemáticas? ¿Para responder a cuales necesidades? ¿Es un objetivo de alta prioridad en la Ruta de Mejora, o solo algo que sería útil? Sobre todo, mucha cautela en aceptar cualquier programa educativo que nos quieran vender. Los negocios suelen disfrazarse como oportunidades educativas.
Una visión para la evaluación educativa y su capacidad para mejorar el aprendizaje está descrito con cierto detalle en una investigación llevado a cabo en 180 escuelas por la Universidad de Toronto y la Universidad de Minnesota. “El efecto de liderazgo para mejorar el desempeño académico de los alumnos sucede mayormente porque el líder eficaz fortalece una comunidad profesional – un ambiente especial dentro del cual los profesores trabajan juntos para mejorar sus prácticas y mejorar el aprendizaje de los alumnos. La existencia de una comunidad profesional, a su vez, está fuertemente asociado con la utilización generalizada de prácticas de instrucción directamente ligados con mayor desempeño estudiantil.”
A través de las 180 escuelas estudiadas, tanto profesores expertos como novatos estuvieron de acuerdo al identificar las prácticas de sus líderes que más ayudan: “1) enfocar en metas escolares y expectativas para el aprendizaje estudiantil; 2) monitorear y hacer seguimiento a necesidades de los profesores para la capacitación profesional; y 3) crear una cultura y oportunidades para la colaboración de los docentes.”
Las concordancias que tengo con el INEE se basan en mi lectura de su Documento Rector. Creo que apunta el INEE a la misma visión para la evaluación educativa cuando dice que quiere fomentar una “cultura de evaluación” y “lograr una mayor disposición a conocer los resultados, a debatir sobre ellos y a utilizarlos como referentes de acciones de innovación educativa, rutas de mejora y formulación de políticas en las entidades federativas, las escuelas y las zonas escolares.”
Se proyecta que a través de los Consejos Técnicos Escolares, cada escuela estará llamada a evaluar su propia situación. Utilizará diversas fuentes de información: evaluaciones de desempeño estudiantil y docente, encuestas de opinión de padres, profesores y alumnos, observaciones de clases entre colegas. De ahí propondrá un plan de mejoramiento (ruta de mejora) con sus estrategias y pedirá el apoyo requerido de las autoridades para llevarlas a cabo.
Una visión para la educación ve hacia un futuro preferido. ¿Pero qué tal ahora? El presente no parece a esta visión. Pues, para eso sirve la visión, para medir la distancia entre lo que es, y lo que debe ser. Es fundamental para determinar cuáles acciones tomar ahora para llegar adonde queremos estar.
El INEE es la colectividad llamada a liderar la construcción de un nuevo sistema de evaluación docente basado en la práctica profesional reflexiva. Por ser ente autónomo tiene cierto aislamiento de las corrientes y presiones políticas de las autoridades en turno y por tanto, puede adoptar y hacerle seguimiento a una visión a más largo plazo. Incluye personas de reconocida trayectoria en la educación a nivel nacional e internacional. Pedir paciencia con ellos no es lo mismo que pedir aceptación de todo el sistema actual sin críticas.
El INEE ha trabajado a marcha forzada para cumplir con un mandato que asumió como reto. Algunos aspectos del sistema son más completos que otros. Creo que los consejeros y técnicos del INEE lo reconocen y seguirán trabajando para cerrar las brechas existentes. Mientras, ayudémosles con nuestra retroalimentación a lograr un sistema de evaluación docente que sea respetuoso del magisterio y que involucre a todos los actores del sistema educativo en mejorar el aprendizaje.