Tengo la suerte de haber dirigido dos escuelas normales, una de ellas en dos ocasiones y conozco a profundidad los actuales planes de estudio. En ese transcurso de más de 12 años, viví la transformación de 2 planes de estudio de este importante nivel educativo, en donde las consultas se desarrollaron de manea amplia y contundente con el personal de las Escuelas Normales en el país.
El primero bajo la coordinación del Lic. Francisco Deceano Osorio de la entonces Dirección General de Normatividad, en donde por tres años se citó a personal de las escuelas normales con especialistas de primer nivel, con todos los gastos y el personal de la educación básica involucrada para la vinculación con este nivel de formación.
El segundo de la mano de la Maestra Marcela Santillán Nieto, en donde por más de dos años se vivió un proceso muy importante de consulta, con el personal igualmente en pleno de las escuelas normales que acudieron en diversas ocasiones a diversas entidades de la República para aportar y recibir retroalimentación por especialistas para luego expedir el plan correspondiente.
Sin ninguna consulta de por medio y con una estocada estratégica a las escuelas normales marcada por la definición, del 11 de septiembre de 2013 en el artículo vigésimo primero de los artículos transitorios de la Ley General del Servicio Profesional Docente en los que se acepta de facto, que cualquier persona sin los conocimientos mínimos de pedagogía o de sustento biopsicosocial de los niños que se atenderán y solo pasando un examen memorístico sobre recursos legales del sistema educativo, puede acceder a impartir clases.
Después de haber generado un importante debilitamiento del sistema de educación normal en donde se ha perdido en algunas instituciones hasta el 70% de aspirantes de ingreso, bajo el muy repetido lema de: “para que estudiar 4 años para maestro si puedo estudiar otra carrera e igualmente puedo aprenderme la ley y dar clases en el futuro”.
A menos de un año de que se conozca el titular del gobierno federal para el siguiente sexenio y habiendo hecho tanto daño, esta semana el gobierno federal bajo importantes golpes de pecho ha descubierto que las escuelas normales han desempeñado un papel fundamental en el desarrollo del sistema educativo y que es necesario fortalecerlas bajo 6 ejes estratégicos para garantizar la vocación y la capacidad necesarias para formar verdaderos profesionales y con una inversión en 2 años de 2000 millones de pesos para más de 260 Escuelas Normales, cantidad menor a la que se le asigna a una sola universidad en un solo año.
Resta conocer además el nuevo plan de estudios celosamente resguardado que emerge de una consulta que nunca existió, así como el ver cuál será la estrategia para lograr lo que se supone será el nuevo perfil docente en quienes solo acrediten un examen, sin observación ni evaluación previa frente a un grupo y sin formación pedagógica de por medio, el cual entrará en vigor en 2018 y su primera generación egresará hasta el 2022, año en que empiecen a llegar a las aulas de la educación básica.