Recientemente, Felipe Martínez Rizo, exrector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y fundador y exdirector general del Instituto Nacional para la Evaluación, publicó un libro con el título de esta columna. Con una perspectiva histórica, el autor, “…busca dar elementos para llegar a juicios objetivos y matizados sobre la educación mexicana, mostrando la evolución de las escuelas, los docentes y las instituciones en que se preparan estos últimos…”. En el libro se abordan los siguiente cinco apartados.
En la Introducción se presenta las cifras de alumnos, docentes y escuelas que conformaban hasta 2020 el nivel de educación básica del Sistema Educativo Nacional (SEN), tanto por nivel educativo, como por tipo de modalidad y sostenimiento de las escuelas.
En el capítulo 1 se discute si las escuelas funcionan en realidad para igualar las condiciones sociales o, por el contrario, reproducen las desigualdades existentes.
En el capítulo 2 se reflexiona si los docentes deben ser considerados héroes o villanos; ello a la luz de los resultados de aprendizaje que obtienen sus estudiantes, que son francamente magros en las evaluaciones internacionales, aunque no catastróficos. En síntesis, se hace un recorrido del desarrollo profesional docente para explicar por qué la formación inicial y la actualización en servicio han sido poco exitosas.
En el 3 aborda el tema de las normales y se analiza si son centros de excelencia o de adoctrinamiento.
Se concluye reflexionando sobre los temas pendientes a resolver: la endogamia en las normales, su radicalismo ideológico y el control sindical, que otorga plazas a parientes y recomendados.
El autor hace un señalamiento de la obsesión de los gobiernos por cambiar el currículo, sin tomar en cuenta que: 1) “…la enseñanza en el aula nunca coincide exactamente con los contenidos curriculares, que los estudiantes tampoco aprenden todo lo que se les pretende enseñar y que lo que evalúan las pruebas tampoco coincide con lo estipulado en los programas de estudio”, 2) “…cambiar el currículo prescrito es relativamente fácil, pero cambiar el enseñado y el aprendido es mucho más complicado”.
Este libro deberían leerlo todos los docentes, pero especialmente las autoridades educativas que actúan como si desconocieran la historia y problemática de la educación en México.