Escribo estas líneas a pocas horas de haberse dado a conocer los resultados de la evaluación al desempeño docente. Da la impresión de que en los próximos días escucharemos distintos mensajes en los medios de comunicación. Unos tratarán de promover una visión pesimista de las cosas mientras que otros, sobre todo los oficiales, pecarán de optimistas. La Secretaría de Educación Pública, por ejemplo, tituló así su comunicado: “A partir de ahora, el mérito es el único criterio para determinar el ingreso, la permanencia, la promoción y el reconocimiento en el Servicio Profesional Docente” (SEP Comunicado, 29/02/16)
Ese mismo día, al revisar los principales portales electrónicos de los principales diarios, uno puede inferir cuáles es la línea noticiosa que buscan privilegiar. “Inminente cese de más de tres mil maestros, anuncia Nuño” fue como La Jornada, tituló su nota, la cual estuvo enmarcada con una foto en donde aparecen los titulares de la SEP y del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). De modo similar, El Universal cabeceó así su noticia: “SEP dará de baja a 3 mil 360 maestros que no se evaluaron”. En el sitio del Excelsior también se destacó el despido de maestros y agregó que 51 por ciento obtuvo resultados insuficientes. Sobre este último punto, MILENIO hizo eco y expresó que la “mitad de los profesores reprobó o pasó de panzanzo”.
Los medios de comunicación son claves en una democracia para alertar sobre problemas que, de otra manera, serían poco visibles. Pueden llegar a formar opiniones y en el mejor de los casos, provocar la reacción de algún gobernante moderno y de una sociedad consciente.
En la actual cultura de evaluación educativa, aún hay muchas formas que deben intentarse para hacer que los resultados de esos ejercicios de medición puedan ser comprendidos de manera inteligente y profunda. Para lograr esto, se requiere de una estrategia pedagógica y comunicativa eficiente.
Pero leer bien las noticias, dudar de ellas, verificar fuentes y reflexionar qué problemas realmente revelan, es tarea de uno como lector. En este caso, no creo que sea muy recomendable hacerle mucho caso al medio que uno ve o lee constantemente porque el riesgo de autoengañarse crece, como bien observó Javier Marías. Una cosa es estar informado y otra estar reafirmado en sus propias creencias.
El despido de los maestros en México, levanta muchas preguntas más allá de lo que reportan los medios masivos de comunicación. Primero, si en 28 estados habrá cese de docentes, ¿por qué algunos medios como Televisa y Reforma se abocan solamente a reportar los “desmanes” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Oaxaca? ¿Acaso todos los profesores que perderán su empleo están afiliados o simpatizan con la CNTE? Si esto no es así, entonces la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) también tendría que decir algo. El posicionamiento del SNTE con respecto a los maestros que serán despedidos fue el siguiente: “el SNTE solicitará a la SEP y a los gobiernos de los estados conocer las circunstancias por las que estos compañeros no se presentaron, así como revisar las fallas técnicas y de logística que pudieron haber afectado o impedido su asistencia a la evaluación y en caso de justicación se programe, para estos compañeros, un nuevo proceso de evaluación”. ¿Permite la Ley esta posibilidad o habrá negociación al margen de ella?
Segundo, ojalá en estos días podamos conocer un reportaje de investigación sobre los profesores cesados. Sería interesante saber quiénes son, cuáles son sus razones para no haberse presentado a la evaluación y sobre todo, cómo se desempeñan en su trabajo docente. Esta información se puede obtener yendo al lugar de trabajo de los profesores despedidos y entrevistando a sus estudiantes y colegas. Imagínese usted que resulte que aquellos profesores que por ley fueron despedidos, cumplen el perfil idóneo o que en verdad, esos profesores no daban clases ni tampoco se ocupaban de los que les tocaba hacer dentro de la escuela y del aula y por lo tanto, no merecían ya la oportunidad de formar a la niñez mexicana.
Y mientras algunos medios insisten en descalificar a los maestros con base en sus prejuicios, no hay que perder de vista que sólo 14 de cada 100 profesores de educación básica obtuvieron una “calificación insuficiente”. A este grupo, le sigue aquél que obtuvo “calificación de suficiente” y que concentra a 37 por ciento del total de profesores evaluados. Sumados estos dos grupos, tenemos que 51 por ciento de profesores (53,369) tendrán que entrar a los nuevos programas de formación continua que anunciará la SEP el próximo 7 de marzo.
Diversas investigaciones y reportes oficiales, han detectado que la política de formación inicial y continua de maestros en México es ineficiente, pese a los recursos públicos que ha concentrado. Aquí está un gran reto para la SEP. Si logra explicar a la ciudadanía y a los medios por qué esa política ha fracasado y qué propone de nuevo para sobrepasar tales fallas, se abrirá una oportunidad real para que los profesores evaluados mejoren sus habilidades y conocimientos.
La evaluación docente ha creado ansiedad y confusiones que podrían atemperarse a medida que las políticas de profesionalización y actualización docente respondan a las necesidades particulares de cada maestro e incorporen sus propias racionalidades; no las del burócrata ni las del empresariado, líder sindical o académico.
Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro
Twitter: @flores_crespo