El Modelo educativo de la SEP es un cúmulo de buenos deseos, su diseño tiene una lógica estelarística es decir, se incluyen ideas y conceptos estelares en educación y no mediaciones o recursos estratégicos de como acercarse a cumplirlos. Su diseño es a partir de un eclecticismo mal estructurado de ideas pedagógicas de vanguardia: v gr., aprender a aprender, equidad e inclusión educativa, la escuela al centro, etc., todas las ideas que se incluyen en el modelo son favorables en el terreno enunciativo, el problema viene cuando dichos enunciados están ausentes o distantes de la contextualización en donde deberá de aterrizarse por decirlo de esta manera sus propuestas. Es decir, las necesidades educativas del país tienen una concreción las cuales se hacen objetivas en el contexto en donde se viven, en las comunidades y para todo ello, el Modelo de la SEP no responde.
Otro gran problema del Modelo educativo de la SEP, es que ignora las tradiciones y la cultura de las escuelas, pareciera que la historia educativa de este país inicia con la elaboración y difusión de un documento llamado Modelo educativo 2017, pero qué hay atrás, qué hubo antes, qué pasó en otros intentos de política pública en educación. Los intentos sectoriales dese el Plan de 11 años, (1960), la Reforma educativa de Luis Echeverría, el Plan nacional de educación, la Revolución educativa, la Modernización educativa, por llamarles con su nombre oficial, dejaron un sedimento significativo en dos planos:
- En cuanto a intentos desde la esfera gubernamental por contribuir a mejorar la calidad del servicio educativo.
- Y lo más importante lo que queda en la cultura de cada escuela y los cambios en las prácticas de los docentes. Si bien cada reforma no es capaz de cumplir cabalmente con sus propósitos institucionales, deja algo en la cultura de las instituciones. Pues todo esto lo ignora el Modelo educativo.
El otro gran problema que se asocia con el Modelo en cuestión es la ausencia de legitimidad a partir de la interlocución con los actores educativos. Los maestros y maestras de México ni por asomo pensarían en una propuesta de este tipo, digámoslo diferente, si diseñáramos un Modelo educativo que surgiera y se concretizará realmente desde las propuestas, ideas e incluso ocurrencias de los docentes en servicio, tomando en cuenta la experiencia acumulada, los miedos, los deseos, y las necesidades educativas de aquellas cosas que faltan o están ausentes ¿cómo sería éste?. Es obvio pensar que sería muy diferente al que la SEP propone.
Los diseñadores del Modelo educativo que pretende imponer la SEP no se preguntaron ¿qué necesita la educación en México y qué cambios deberían hacerse al sistema de tal manera que se garantice elevar la calidad con equidad, y con justicia educativa respetando las diversidades, los contextos, tratando de hacer menos asimétrica la propia atención educativa? No, ellos se preguntaron lo siguiente: ¿Por qué sugieren los organismos mundiales en educación, qué ideas de vanguardia se están generando en el mundo que estén vinculadas con el desarrollo educativo y con la calidad?. Al final se concluye que e Modelo en cuestión es una abstracción que no se vincula con la realidad sobre la que se pretende incidir, no existe congruencia entre las aspiraciones y las necesidades, entre el deseo y la realidad. Entonces, ¿Por qué continúa e despliegue mediático, porqué se sigue mal-gastando dinero del erario público en publicidad?
Pareciera que los fines del Modelo han rebasado la lógica pedagógica y se encuentran más allá en la esfera de las aspiraciones políticas. El titular de la SEP se sueña en otro cargo, en otra investidura y se olvida que la realidad educaba del país, sigue en crisis.