La formación docente es una de las áreas prioritarias en el desarrollo del sistema, pero también es uno de los tópicos más descuidados por el mismo sistema, en este relevo político y sexenal. A la formación docente se le puede concebir como la columna vertebral del sistema, ahí se integran y se condensan las políticas públicas (de formación) el control y la negociación política, los acuerdos entre la parte oficial y la organización sindical, las negociaciones y la revisión del salario y de las prestaciones año con año. Es decir, la formación es mucho más que un simple esquema de atención pensada en habilitar a los futuros educadores (cuando se trata de la formación inicial) y de atender a los que ya se encuentran en servicio (en el rubro de la formación permanente).
Por otro lado tenemos que, los modelos de formación son construcciones abstractas las cuales se han gestado a lo largo del tiempo producto de amalgamar ideas pedagógicas, sistematizar experiencias exitosas y adaptar pertinentemente dichas propuestas a contextos específicos.
El constructivismo, el enfoque por competencias, el desarrollo de habilidades del pensamiento pueden ser sugerencias para dar lugar a modelos de formación, junto a ello también dichos modelos definen una especificidad, una distinción en cuanto a los rasgos de la identidad de los profesores, el compromiso y la mística de trabajo con las comunidades y la interlocución con las instancias de gobierno y de poder. De esta manera, a lo largo de la historia se identifican con cierta claridad modelos de formación (repito históricos) que se van desdibujando conforme llegamos al momento presente. Aquí cabría una pregunta, ¿Cuál es modelo de formación por el cual optará el gobierno actual en el estado de Jalisco y que correspondencia guardará con la propuesta federal en el mismo rubro?
Al respecto no se han dado a conocer ideas que clarifiquen el rumbo que se tomará y las decisiones que se desprenden de dicha decisión en el terreno de la política de y para la formación docente.
En el terreno de la formación docente es bueno optar por un modelo discontinuista ¿qué significa esto? Pensar e incursionar en aquellos campos en los que no hemos incursionado, por ejemplo, iniciar con la habilitación de la virtualización en la atención educativa, generar formatos de atención que respondan de la mejor manera en atender las necesidades formativas de los niños, niñas y jóvenes del siglo XXI tratando de dejar de mirar las propuestas y los modelos que sirvieron en el siglo XIX y el siglo XX, horizontalizar el ejercicio y las relaciones con la autoridad, crear una forma de ejercer la autoridad de abajo hacia arriba, basada en la autoridad que da la experiencia en el ejercicio docente, darle poder a los que no tienen a partir de validar el compromiso y el arraigo de los docentes con las comunidades (sobre todo en los lugares más apartados).
Un modelo de formación docente pertinente para nuestra realidad actual pasa por recuperar y sistematizar las cosas que se han hecho bien desde el pasado para preguntarse y exigirse como superar dichos avances.
En el contexto actual no veo disposición, ni capacidad tampoco para construir una propuesta de un modelo pertinente para nuestro estado, de ahí que podríamos iniciar creando formas de gobierno también discontinuistas para poder avanzar.