En la investigación educativa al cartel se le considera un resumen gráfico del trabajo científico
Para mis hijos y nieto,
con todo cariño y orgullo.
Los amo siempre.
El cartel empezó a ser un medio de comunicación de masas a partir de 1870 con el desarrollo de la litografía. El cartel moderno como tal aparece en la segunda mitad del siglo XIX durante la Revolución Industrial, ligado al surgimiento de una nueva clase y a un nuevo poder representado en la burguesía y su nueva forma de producción en la industria.
Josef Müller-Brockmann en su libro History of the Poster, planteaba una serie de requerimientos que el cartel debía cumplir: imagen legible, manejo innovador de la imagen y el texto en un formato que corresponda con eficiencia al tipo de información que transporta, el ordenamiento de la información gráfica-textual que permita su lectura rápida y eficaz para crear un vínculo nemotécnico en el observador, el color, además debe ser un complemento visual que ayude a clarificar la lectura, el ángulo visual y el encuadre del cartel como un refuerzo de la imagen ( 1971).
En cuanto a su planificación, el cartel debe ser de fácil lectura y de comprensión para el público destinatario, con la altura adecuada, en un formato que facilite el proceso de transmisión del mensaje para que la idea expresada en el cartel sea recordada por el observador de acuerdo al objetivo de comunicación y marketing para el que fue diseñado (Coronado, 2002), además de informar y generar curiosidad utilizando un lenguaje para una audiencia. Su evolución ha ido de la mano con los movimientos artísticos y corrientes estéticas de cada época, lo que ha contribuido a la evolución formal y comunicativa del cartel.
De acuerdo a Coronado (2002), se puede hablar de cinco exigencias (competencias) básicas propias del cartel: competencia informativa, destinada para dar un mensaje y/o producto; competencia persuasiva que movilice la conducta a partir de la información presentada; competencia estética donde el discurso presentado sea atractivo y original; la competencia educadora que permita ofrecer distintos conocimientos e información hasta ese entonces desconocida para el público y competencia urbanística y ambiental, que tiene que ver con el entorno de las ciudades y poblaciones.
Es importante destacar el surgimiento de cartelistas como agentes de cambio que dan respuesta a situaciones con requerimientos sociales específicos, propios de la cotidianeidad contemporánea. Los carteles, más allá de sus características formales, establecen una tipología que permiten clasificarlos de acuerdo al contenido y los mensajes que emiten, de tal forma que la cartelería se puede organizar en géneros a partir de los objetivos comunicativos que persiguen.
Dentro de la investigación educativa, al cartel se le considera como un resumen gráfico del trabajo científico, donde se señalan los aspectos más importantes de la investigación, por lo que se ha convertido en parte importante en congresos nacionales e internacionales. En el se dan a conocer diversos tópicos: nuevos paradigmas, solución de problemas educativos, una estrategia didáctica, proyectos de investigación, un descubrimiento, etc. Es también un medio que promueve la discusión mediante el cual se comparten ideas, experiencias, gestiones de investigación, un proyecto especial, una estrategia de solución de problemas, un programa o un servicio novedoso de información, enfocado en los subtemas de los congresos.
En general y dada la importancia visual e informativa del cartel en el marco de la investigación científica, existen ciertos criterios para facilitar su comprensión, que generalmente dependen de la convocatoria o invitación realizada para presentarlos. Entre las partes que lo integran y sus criterios específicos es posible mencionar: Título; introducción o presentación, problema, metodología y marco teórico; resultados, discusión y conclusiones. Se recomienda el empleo de tablas, gráficas, fotografías e ilustraciones.
Entre las sugerencias específicas se pueden mencionar: demostrar creatividad en su diseño y presentación, considerar el nivel de conocimiento de la audiencia acerca del tema (estudiantes, profesores, expertos, entre otros), cumplir con las recomendaciones de las convocatorias de los organismos científicos (tipos de letra, tamaño de fuente, formato etc.), revisar cuidadosamente que el texto sea breve y que no tenga faltas de mecanografía u ortografía, utilizar de preferencia viñetas o listas enumeradas en lugar de párrafos, incluir información de contacto, no olvidar rotular cada imagen y hacer uso efectivo del color.
Como toda propuesta académica, es muy importante la discusión generada a partir de la visualización del cartel presentado por los asistentes ya que permitirán una retroalimentación que permita mejorar lo expuesto. He participado en algunos congresos y exposiciones académicas con carteles y puedo asegurar que es un recurso valioso para exponer ya sea un proyecto de investigación, el avance de investigación que se tenga y/o los resultados de investigación obtenidos.
Este próximo sábado 13 de mayo en el Museo de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), un excelente grupo de estudiantes de posgrado de la Maestría en Liderazgo y Gestión Educativa, coordinados por el Doctor Eduardo Daniel Libreros, presentarán sus propuestas de investigación de estudios de caso dentro del marco de las actividades de los posgrados de Profesionalización Docente de la misma Universidad. La entrada es libre y la invitación abierta. El esfuerzo realizado por los estudiantes en estos eventos académicos, permite difundir la investigación que se realiza en las universidades y que retroalimenta los esfuerzos de los estudiantes que pronto serán investigadores.
Todas y todos invitados.
Referencias
Coronado, D. (2012). La metáfora del espejo. Teoría e historia del cartel publicitario. Sevilla: Ediciones Alfar
Müller-Brockmann, J. (1971). History of the Poster. Zurich: ABC Verlag
Publicado originalmente en e-consulta