El día 20 de marzo pasado estaba programada una sesión de la Cámara de Diputados para discutir el “Proyecto de decreto por el que se abrogan las diversas disposiciones de la Reforma Educativa 2013 contenidas en la Constitución y sus respectivas leyes secundarias, que modifican los artículos 3o, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”. Sin embargo, los diputados no contaban que integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se trasladarían y cerrarían las instalaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro, para obligar al gobierno de AMLO a sentarse a negociar dicha iniciativa, antes de que se discuta y se apruebe por el pleno de la Cámara.
La estrategia de los líderes de la CNTE tuvo efecto, ya que AMLO acaba de anunciar que la secretaria de Gobernación y el secretario de Educación se reunirán con ellos en una mesa de diálogo (o negociación). Lo curioso es que los diputados de la CNTE participaron en los foros convocados por la Comisión de Educación de dicha cámara. Esto comprueba que la CNTE ejerce diversas formas de presión para obligar al gobierno a cambiar el contenido de dicha iniciativa. Pero ¿qué es lo que quiere la CNTE?
La postura de la CNTE se plasma en el documento (marzo de 2017) Bases para una propuesta de educación alternativa en México (64 páginas), que aborda una cantidad importante de aspectos filosóficos, operativos y organizativos de la educación. Por ahora me concentraré en tres diferencias irreconciliables de los dos documentos, aunque debo decir que también tienen mucho en común.
Primero, el PD tiene un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva, con el que se busca desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentar el amor a la patria, así como el respeto a las libertades, la dignidad de las personas, la justicia, la cultura de paz y la solidaridad internacional. Por su parte, la CNTE propone que la educación tenga un carácter revolucionario cuyo objetivo principal es la formación de una conciencia crítica en contra del sistema capitalista y cuya visión del mundo es la liberación de la clase trabajadora explotada.
Segundo, en cuanto a la concepción de la “calidad” de la educación, el PD cambia la narrativa (de la reforma educativa de 2013) a una de “excelencia”. En ambos casos se busca la promoción del “máximo logro de los estudiantes”, para lo cual el Estado debe de garantizar la actualización de sus planes y programas de estudio, promover la superación académica, así como el mejoramiento de su infraestructura y equipamiento. Por su parte, la CNTE ve con muy malos ojos que se hable de calidad o excelencia, conceptos que no son adecuados en el campo educativo y que encubren intereses mezquinos, tramposos e ideológicos y que sirven para imponer estándares empresariales (al estilo de la OCDE, el BM y el BID). La CNTE tampoco habla del máximo logro de aprendizaje de los estudiantes.
Tercero, el tema más controversial es el de la evaluación de los docentes. Para el PD la evaluación es un elemento que sirve para la admisión, promoción y reconocimiento del personal que ejerza la función magisterial, directiva y de supervisión. Para ello, se prevé la realización de procesos de selección de aspirantes, los que serán públicos, transparentes, equitativos e imparciales y considerarán los conocimientos, aptitudes y experiencia necesarios para el aprendizaje y el desarrollo integral de los educandos. Igualmente, la evaluación servirá para instalar un sistema voluntario de carrera docente, directiva y de supervisión. Corresponderá a la Federación su rectoría y, en coordinación con las entidades federativas, su implementación. Por su parte, para la CNTE toda evaluación: estandariza, empobrece, clasifica, certifica y se utiliza para eliminar los derechos laborales y para señalar a los docentes como aptos o no aptos. Igualmente, la evaluación es percibida como un mecanismo de control gubernamental de los maestros, que limita sus libertades. Una premisa de la CNTE es abolir los concursos de ingreso, promoción y el sistema de carrera magisterial. La evaluación debe ser colegiada y no individualizada; debe de ser horizontal y democrática, y no vertical y autoritaria.
Como se podrá apreciar, el PD conserva varias premisas de la RE de 2013: partir del principio de los derechos humanos, buscar la calidad o excelencia educativa, regirse por el principio de la meritocracia para el ingreso, promoción y reconocimiento de los docentes. La CNTE parte de un principio revolucionario en contra del capitalismo y se opone fuertemente en el tema de la calidad y de la evaluación docente, así como de un sistema centralizado de carrera magisterial. Será interesante ver hasta dónde AMLO y la CNTE están dispuestos a negociar.