José Hernández Herrera*
La Olimpiada del Conocimiento es una evaluación anual que se realiza a los alumnos de sexto grado en las escuelas de educación primaria. Surgió en los años setenta y en la actualidad sigue vigente en las escuelas. La prueba evalúa contenidos de Español, Matemáticas, Ciencias Naturales, Historia y Geografía correspondientes al programa de estudio de sexto grado.
A nivel zona escolar sigue siendo una prueba de gran importancia en las aulas, y especialmente en las escuelas, porque es una herramienta fundamental para comparar niveles educativos con escuelas de poblaciones o colonias cercanas. A nivel nacional, algunos medios de comunicación hacen reportajes acerca de los niños ganadores, los cuales son verdaderos genios y son un orgullo de nuestro país.
Algunos maestros de sexto grado desde el inicio de ciclo escolar se preparan para este examen con trabajos metódicos y otros, faltando algunos meses o semanas para la prueba, empiezan a preparar a todo el salón, pero especialmente a sus mejores “cartas”. Utilizan materiales de editoriales, los preparan en las tardes y dedican tiempo a hacer repaso durante la clase.
Parte de la gran relevancia que se le da la prueba de Olimpiada del Conocimiento surge de su proximidad de comparación entre escuelas. A diferencia de otras pruebas como Planea que son también de cobertura nacional, la de la Olimpiada se caracteriza por sus inmediatos resultados y el consecuente prestigio de la escuela que ha obtenido el primer lugar a nivel zona escolar.
También, a los pocos días, existe un ranking por escuelas diseñado por el personal de supervisión, el cual tiene un resultado más fiable de comparación al promediar a todos los alumnos de un grupo escolar. Al decir mas fiable me refiero a que muchos niños ganadores del concurso en lo individual, en ocasiones sus resultados están íntimamente ligados al contexto familiar y no completamente al trabajo del maestro de aula. Por su parte, el resultado de un grupo está mas relacionado con el trabajo que realizó un maestro durante el ciclo escolar.
Lo malo con el examen de la Olimpiada es como puede llegar a viciar ciertas prácticas cada vez que se acerca mas el tiempo de la prueba. Por sus implicaciones en cuanto al prestigio de la escuela y del propio trabajo de los maestros de sexto grado, ellos suelen dedicar más tiempo del que debieran a este examen. Ese tiempo es el que muchas veces se necesitan para desarrollar otras habilidades que son fundamentales como la escritura y la lectura. Este asunto se complica más si el tiempo que se dedica a preparar solo se focaliza en algunos alumnos, que suelen ser los más destacados.
La reflexión más importante que podemos hacer es como inevitablemente una prueba te influencia a dedicarle tiempo por el prestigio que como escuela quieres obtener o mantener. Este tiempo dedicado a un resultado, está inevitablemente tomado de otras actividades que deben de dejarse a un lado. En su momento sucedió con la prueba Enlace, donde los resultados se corrompían, cuando las promociones de los maestros estaban ligadas al resultado académico de los alumnos. Muchos maestros se dedicaban a enseñar para el examen Enlace, porque de ahí dependía un aumento salarial.
Lo bueno de la Olimpiada del Conocimiento es que le otorga valor a la educación y le permite proyectarla en los medios de comunicación. Aunque sea solo unos días al año, permite que los ganadores se les vea desde la sociedad en general como ejemplos a seguir.
En otros países, algunos asiáticos, por ejemplo, estos concursos son seguidos por la sociedad y de forma inevitable la educación toma relevancia en niños y adultos. Lo deseable sería también una Olimpiada del Conocimiento que no esté ligada a las escuelas de forma oficial, sino a la sociedad en general. Que la sociedad vea, y especialmente los niños, a los ganadores como se ven a los grandes artistas que cantan y bailan en los famosos concursos de televisión los domingos en la noche.
*Profesor. Veracruz.