“Un líder es aquel que se atreve a adentrarse en lo desconocido, que no teme al conflicto porque sabe que es a través de la incomodidad donde se encuentra el crecimiento.” Simon Sinek
Para promover el aprendizaje en el aula, las instituciones educativas necesitan de contar en su organización, con un clima escolar que beneficie las condiciones para que sus integrantes puedan alcanzar sus objetivos y en ello, una gran parte tiene que ver con la manera en que se ejerce la dirección escolar que, de acuerdo con algunos estudios, puede alcanzar hasta un 25% de la varianza en el aprendizaje escolar.
Para ello, ser directora o director de una institución educativa requiere en muchas ocasiones de constituirse en un liderazgo incómodo, que desafíe a veces el orden instituido por la costumbre, por los vicios o por los márgenes que el propio tiempo se ha encargado de instalar en la Institución, con cualidades que pueden ser particularmente valiosas en el contexto educativo.
Quién está al frente de una institución educativa debe ser capaz de desafiar lo establecido. Al salir de la zona de confort y proponer nuevas acciones, enfoques pedagógicos y estructuras organizativas, la dirección puede estimular la innovación y adaptarse a las necesidades cambiantes de estudiantes y docentes, pero para ello necesita conocer, observar, puntualizar.
La resiliencia es una virtud indispensable. Frente a las inevitables incertidumbres y crisis, como pueden ser reformas educativas, cambios demográficos o crisis, quien ejerce un liderazgo en educación debe mostrar fortaleza y visión para sobreponerse y guiar a su comunidad a través de los tiempos complejos.
Ser analítico es igualmente crucial. Analizar el trasfondo de los problemas permite encontrar soluciones de raíz que mejoren la calidad del aprendizaje. Esto puede significar identificar y abordar problemas sistémicos en lugar de poner soluciones temporales a inconvenientes superficiales.
Cuestionar permanentemente es una forma de liderazgo que impulsa a los demás a reflexionar sobre sus prácticas y creencias. Es esta curiosidad y búsqueda de conocimiento la que mantiene a una institución educativa en constante crecimiento y desarrollo.
Promover la diversidad es esencial en un entorno educativo. Reconociendo que cada estudiante y docente aporta una perspectiva única, la dirección escolar puede enriquecer el proceso de aprendizaje y fomentar un ambiente inclusivo y enriquecedor.
La autenticidad, asumir la responsabilidad, fomentar la comunicación directa, saber manejar conflictos y generar ambientes de confianza completan el perfil de un líder incómodo, pero efectivo, en educación. Estas cualidades fomentan un clima de honestidad, respeto y confianza, donde todos los miembros de la comunidad escolar pueden sentirse seguros para expresar ideas, explorar y aprender.
Así, un liderazgo que eventualmente incomoda es aquel que impulsa a una institución a examinarse críticamente y avanzar hacia una mejora permanente que se refleja en el desarrollo del aprendizaje de niñas, niños y adolescentes. A través de este liderazgo, se pueden diseñar y ejecutar estrategias que respondan a las demandas de una sociedad en constante cambio y prepare a sus estudiantes para ser ciudadanos capaces, creativos y críticos. Porque la educación es el camino…