Eduardo Gurría B.
Muchas generaciones de alumnos nos hemos formado de la mano de los Libros de Texto Gratuitos; estos han representado una base importante de la educación a pesar de las múltiples reformas que ha sufrido la educación en México, muchas de ellas sin sentido o tan solo porque el régimen cambió, y que se han estructurado, únicamente, con fines políticos, lo cual es el tema que nos ocupa.
La maestra Delfina Gómez tomó posesión como Secretaria de la SEP el día 15 de febrero del presente año en medio de una de las crisis más nefastas que ha vivido nuestro país y de la cual, aún no podemos vislumbrar su término; crisis que se ha manifestado en todos los aspectos, sobre todo el económico, el de salud y el político, lo que, necesariamente, repercute en todo lo demás.
Una de los sectores más golpeados, es el sector educativo, y lo esperable era que la nueva secretaria asumiera cabalmente sus funciones, con pleno sentido de responsabilidad y profesionalismo ante la pandemia, el desempleo y la implementación de las clases virtuales, entre otras calamidades, sin embargo, y a la fecha, no ha sido así, al contrario, ninguna acción ha sido puesta en marcha con el fin de mejorar las condiciones de todo tipo con respecto a la educación, más bien, lo ha dañado con la reducción de personal que labora en esa institución y, podemos suponer, que esto viene desde una línea directa del gobierno federal, como una más de las consignas reduccionistas del actual presidente.
Sabemos de la trayectoria política de la maestra Gómez deja mucho que desear, al menos en lo que se refiere a su paso por el Estado de México, al quedar impune el ilegal cobro de “diezmo” que impuso a los trabajadores del municipio de Texcoco, lo que le reportó la cantidad de 13 millones de pesos y de los cuales no sabemos dónde quedaron.
En muchas ocasiones se ha pugnado porque al frente de la SEP debería estar, al menos, una persona con formación académica enfocada en la educación; una persona surgida de las trincheras escolares y que conociera las circunstancias de la educación en México de primera mano y, ahora que por fin tenemos a una maestra formada en la Universidad Pedagógica Nacional, nos encontramos con que sus inclinaciones no están dirigidas a los millones de niños, estudiantes y maestros, sino a intereses partidistas o a donde los vientos políticos la lleven, o que ella misma genere, como es el caso de la otra maestra, la señora Gordillo. Ahora dos maestras que, salvo el certificado, nada tienen de tales, están el frente del futuro educativo de nuestros niños y jóvenes.
Por otro lado, es muy lamentable y peligroso que sea el presidente quien pretenda establecer el rumbo educativo de los niños de educación básica que, precisamente, representa eso, la base de la educación de una persona, ¿es, acaso, el presidente un educador?, ¿se trata de un pedagogo?, ¿ha estado alguna vez al frente de una clase?, ¿es él quien debe decretar lo que aprenden y cómo, tan solo porque es el presidente?, ¿la señora Gómez no tiene nada qué decir con respecto al rediseño de los contenidos de los Libros de Texto Gratuitos?.
AMLO, en su retórica revanchista, pretende socavar la educación arguyendo que los Libros de Texto Gratuito que hasta ahora hemos utilizado, fueron escritos por lo que llamó “teóricos oligarcas” (¿qué es eso?). ¿Con esto busca adoctrinar a los niños en la 4T?, todo indica que así es.
La estrategia se basa en la convocatoria dirigida a todos para participar en el diseño de contenidos e ilustraciones para crear los nuevos libros de texto y, en apariencia, esto sería muy bueno, solo que en ello deberían intervenir personas con preparación diversa y profesional, como sociólogos, psicólogos, economistas, historiadores, científicos y, por supuesto, maestros, pedagogos y teóricos de la educación cuyos criterios no deberían ser menos que objetivos y apolíticos.
Sin embargo, la convocatoria presenta aristas muy pronunciadas y peligrosas: en primer lugar, están los tiempos de entrega que deberían ser extensos y no limitados a unos cuantos días, lo que va a resultar en productos hechos al vapor y, como tales, mal acabados, ya que no es posible reelaborar, en tampoco tiempo, contenidos de suma trascendencia, sobre todo cuando se trata de inculcar el conocimiento a los niños en su etapa formativa; niños de entre seis y doce años.
Esto traerá como consecuencia que en un futuro a mediano plazo habrá que volver a corregir y reelaborar todo, con el consiguiente gasto de recursos naturales, económicos y, por supuesto, trabajo, perdiéndose, así, la credibilidad y la objetividad en los contenidos y la confianza y veracidad en lo que se enseña, incluso, aunque se regresara a los actuales libros.
El otro aspecto tiene que ver con el pago de los que vayan a participar en el proyecto, que más que proyecto, se trata de un decreto (¡cúmplase!), es decir y, mejor dicho, no habrá tal pago (¿el trabajo intelectual y creativo no vale?), tan solo se otorgará el dudoso “honor” de haber participado en tal pantomima, reconocido con una constancia de ello y con valor a currículum (seguro que muchos de los participantes omitirán, con el tiempo, mencionarlo en sus solicitudes de empleo).
Al participar de esta manera, mediante esta convocatoria, queda en duda de que, si bien, no habrá pago, ¿si habrá línea? Por otro lado, no habrá debate ni mesas redondas ni propuestas y contrapropuestas ni las demás condiciones para un trabajo en equipo cuyos resultados sean de calidad en todos sentidos.
Sin duda, los Libros de Texto Gratuito, son susceptibles de mejoras y de cambios, porque, aunque son libros, nada está escrito. Se requiere de revisiones constantes y de las actualizaciones pertinentes para cada una de las disciplinas, ya que el mundo no es estático; la historia, la ciencia y la sociedad avanzan, caen las ideas preconcebidas, la población aumenta, existen nuevas profesiones y nuevos intereses, se escriben nuevos libros y nueva música, pero el mundo tiene un sustento y ese sustento está compuesto por el pasado y la experiencia que deberán ser la plataforma en la que se apoye la educación.