Desde principios de marzo se han reunido casi todos los actores implicados en el ámbito de la educación superior, para discutir la formulación de una nueva legislación en la materia. Subrayo “casi todos”, porque falta la representatividad de las escuelas normales.
Las mesas de debate fueron realizadas en el Senado de la República, organizadas por la comisión de educación, la ANUIES y autoridades educativas. A dichos foros asistieron los investigadores de diversas universidades. Y diversas instancias, como instancias evaluadoras (CIEES, COPAES), y representantes del sector particular.
Para el caso de las Universidades públicas autónomas, Pedro Flores (Campus, 10/03/2016) ha delineado un punto de debate: ¿cómo entretejer una ley de educación superior para instituciones con autonomía? Resultaría en cierto punto contradictorio, sin embargo, no por su carácter autónomo se ausentan las universidades, sino al contrario.
La Ley de educación superior vigente data de 1978. Carlos Reyes (Campus, 31/03/2016) menciona que la educación superior vive en un anacronismo legal, porque dicha Ley no ha tenido las adecuaciones necesarias para responder a las necesidades de la realidad educativa.
En La Ley para la Coordinación de la Educación Superior, del 29 de diciembre de 1978, no están ausentes las normales (como en las mesas de debate). En el Artículo 3, aparece el texto:
“El tipo educativo superior es el que se imparte después del bachillerato o de su equivalente. Comprende la educación normal, la tecnológica y la universitaria e incluye carreras profesionales cortas y estudios encaminados a obtener los grados de licenciatura, maestría y doctorado, así como cursos de actualización y especialización”.
Como se puede apreciar, en dicha Ley se contempla a la formación de profesores normalistas, como parte del subsistema de educación superior. Y todavía no se emitían títulos de licenciatura en las escuelas normales. Justo por ello, resulta más grave la ausencia de representantes de la educación normal, en los debates actuales.
En el Artículo 14, de dicha Ley, se expresa que: “Habrá un Consejo Nacional Consultivo de Educación Normal, cuya integración determinará el Ejecutivo Federal, que será órgano de consulta de la Secretaría de Educación Pública, de las entidades federativas cuando éstas lo soliciten y de las instituciones de educación normal para coordinar sus actividades, orientar la celebración de los convenios que sobre la materia prevé esta ley y contribuir a vincular dicha educación con los requerimientos del país, de conformidad con la política educativa nacional”.
En esta parte se menciona el orden de la organización de la Educación Normal, y como recordaremos, por su cercanía con los niveles de educación primaria y secundaria, se le agrupaba en la población objetivo de “Educación básica y normal”. Incluso hasta el recién desparecido Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB). Dicha organización empezó a cambiar hasta hace aproximadamente una década, cuando se creó la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE).
El monopolio normalista
Hace unos días ha tomado centralidad la idea de “monopolio” y cómo lo pierden las escuelas normales, en materia de formación de profesores de educación básica. Ahí hay un doble error desde la mención.
El primero tiene que ver con el significado de la palabra. Ya que el término alude a un sentido mercantil o de comercialización. Del total de normales, esa idea podría ser correcta sólo para la mitad de escuelas normales particulares, a las cuales el gobierno les ha otorgado el Registro de Validez Oficial.
El segundo error, tiene que ver con el desconocimiento de la trayectoria que han dejado las escuelas normales en nuestro país. El México que tenemos, antes de construir su amplio sistema de educación superior, tuvo una gran lucha educativa forjada por los profesores normalistas.
La apertura para que cualquiera con título de licenciatura pueda dar clases en educación básica y media superior, implica una negación al legado histórico que han dejado los normalistas en la historia de la educación en México.
Lo aberrante, es que en este momento coyuntural, se siga negando la oportunidad y la voz a las escuelas normales. Hagamos algo.
Jefe de Redacción de Voces Normalistas
Conductor del programa Dimensión Educativa, en Radio Ciudadana, 660 AM
Twitter: @pluralidad