Hace un tiempo, cuando fui docente de educación primaria y secundaria, la lectura y la escritura estaban centradas en desarrollar las cuatro competencias lectoras: leer, escribir, hablar y escuchar, sin embargo persistía lo que Freire (1970) denominaba educación bancaria, es decir, los alumnos recibían la información que se depositaba en ellos, lo que no favorecía el pensamiento crítico y reforzaba la cultura del poder en el salón de clases, donde el maestro enseñaba y el alumno recibía esa enseñanza.
Actualmente se busca en los espacios educativos favorecer las interacciones horizontales, que se fomente la lectura y la escritura evitando reproducir las relaciones asimétricas que existían y que reproducían una educación tradicional; de ahí la necesidad de un acompañamiento académico que requiere de un conocimiento profundo sobre el contexto educativo así como sobre los escritores que se acompañan, a partir de una perspectiva sociocultural enmarcada en los nuevos estudios de literacidad, que conciben el desarrollo de las prácticas letradas como procesos situados y determinados por la cultura y la interacción social.
Promover este proceso no es exclusivo de los especialistas en lengua, ya que implica reconocer que los y las estudiantes no son novicios enteramente, son usuarios de prácticas discursivas muy diversas y suelen pertenecer a culturas escritas también variadas. Es una tarea interdisciplinar que evoluciona a lo largo de la trayectoria académica y que, por tanto, requiere estrategias para adaptarse a distintos entornos de aprendizaje, así como a las diferentes disciplinas académicas, por lo que quienes se involucran en el desarrollo de la escritura académica han tenido que diversificar estrategias hacia un modelo de enseñanza cada vez más centrado en las necesidades específicas de los y las estudiantes, en consideración de sus propósitos comunicativos (Villagrán, 2023).
Sánchez-Aguilar (2023) afirma que: “es innegable el potencial para empoderar a quienes escriben al enfocar las estrategias en el logro de sus propósitos comunicativos, sin menoscabo de la atención a las demandas académicas específicas, donde es importante la mediación como una alternativa de cooperación y acompañamiento para el desarrollo de estas prácticas; asimismo, los distintos artefactos materiales e inmateriales que se emplean; donde hay una especial preocupación por la construcción de la voz autoral e identidad académica y disciplinar de los estudiantes en un entorno socio–académico y donde la co–construcción es el eje de las mediaciones y las posibilidades del acompañamiento” (p.13).
Este 25 de septiembre se realizó la inauguración del Centro de escritura de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla UPAEP, un espacio destinado a promover la lectura y escritura académicas en la Universidad, en una sala acogedora, tranquila, luminosa y moderna, que refleja el entusiasmo y corazón de quienes han impulsado este proyecto y que ahora se concreta. Con la presencia de su rector, Dr. Emilio José Baños Ardavín, se inauguró este espacio junto con otros dos espacios académicos para el aprendizaje de los estudiantes de la universidad. Este Centro de escritura está liderado por Abigail Villagrán Mora, directora del programa, apoyada por Eduardo Daniel Libreros Galicia, coordinador del programa y por Rodolfo Herrera. Esta Dirección forma parte de la Dirección de Estudios de Lengua y Cultura, a cargo de Florence Grolleau.
Palabras significativas y emotivas fueron las que expresó Abigail en esta inauguración:
“Hoy es un día muy auspicioso para la universidad. Hoy inauguramos tres espacios diseñados con los estudiantes en mente. Este día reiteramos nuestro compromiso con la calidad académica. Concretamente, desde el Centro de escritura ofrecemos un espacio para el diálogo, para la invención, para el cuestionamiento y el posicionamiento. Ofrecemos un espacio fraterno en el que se tejen lazos que construyen comunidades lectoras y prácticas de escritura. Desde una tutoría hasta charlas con escritores; con inteligencia artificial y con conversaciones profundamente humanizantes, el Centro de escritura es un espacio para el encuentro. El próximo año, celebraremos el 15 aniversario desde que se impartió la primera tutoría. En estos años, hemos tenido el privilegio de colaborar con muchas personas. Primero, quisiera agradecer a los y las tutoras quienes a lo largo de este tiempo han consolidado la cultura de aprendizaje en torno a la escritura que hoy es reconocida internacionalmente. También agradezco a las redes profesionales de pares en todo el mundo con quienes estamos construyendo un ecosistema estratégico para transformar las prácticas de escritura en la educación superior. Agradezco a los colegas aquí presentes que colaboran directamente con el Centro de escritura y que se aseguran de que cada día estemos más cerca de cumplir nuestros objetivos. Estoy profundamente agradecida con Florence, mi jefa, porque ella ha hecho esto posible. Sé que, como yo, también está convencida del bien que hace el Centro de escritura a la comunidad universitaria. Finalmente agradezco a las autoridades universitarias aquí presentes porque gracias a su visión, el Centro de escritura UPAEP es hoy el primero en América Latina en contar con la Certificación Internacional por la formación de tutores, hoy presidimos La Red Latinoamericana de Centros y Programas de Escritura, y sé que con su apoyo seguiremos haciendo mucho por la escritura en México. Muchas gracias y bienvenidos”.
El significado para la UPAEP, ante la apertura de este importante espacio académico, fue expresado por el Dr. Baños Ardavín:
“…construir una sociedad más armónica y mejor preparada en un encuentro para abrazar la diversidad, esta herramienta es de la mayor potencia que no nos imaginamos, ustedes tienen cantidad de ejemplos entre nuestros profesores, pero especialmente en nuestros estudiantes de como cuando se comprometen a capacitarse mejor, de cara a desarrollar esta habilidad, no solamente resuelven lo que sería el mínimo, es decir, las tareas o la capacidad de expresarse de cara a algún requerimiento académico, sino en realmente despertar ese talento y esa capacidad de aprecio, insisto, por la belleza, por la posibilidad de trasmitir de una forma mucho más bella y más satisfactoria para ellos mismos, sus ideas, sus sentimientos y sus propuestas. Así que enhorabuena por todo lo que implica para la vida universitaria el apostarle a esta vía, que es necesarísimo para nuestra sociedad y que esto, de alguna manera, tiene que sembrarse en el lugar que es privilegiado para hacerlo, nuestros centros de intelectualidad y de cultura, las universidades. Enhorabuena nuevamente por esta iniciativa, desde que llegué aquí sabía, porque identifique ese ímpetu, esa capacidad, esa visión en Abigail, junto con todo el equipo que ha conformado y me da mucho gusto que hoy demos ese paso y de verdad esa responsabilidad, donde Mariano y todos los que tengamos que insistir en que esto se aproveche, se expanda en sus efectos y su influencia en todo el quehacer universitario. Así que enhorabuena, nos da muchísimo gusto que haya este signo palpable de esta apuesta que hace la universidad y vamos a seguir en esto que es un largo camino, pero, insisto con grandes posibilidades para estos efectos, este inspirar, motivar y hacer realidad esta vía en nuestra comunidad universitaria”.
Sin duda este Centro de escritura promueve la concepción de escribir para aprender, favoreciendo el aprendizaje colaborativo y dialógico donde los procesos personales son significativos a partir de decisiones basadas en investigación, es decir, a partir de datos, de buenas prácticas en diversos contextos y de un sentido de acompañamiento académico profesional y profundamente humano. Yo también me uno a las felicitaciones y espero que muchos más lo hagan y asistan a este espacio.
Referencias
Sánchez-Aguilar, A. (2023) Lectura y escritura académicas. Experiencias de acompañamiento en la Universidad. ITESO Universidad Jesuita de Guadalajara.