La política (policy) de salud pública posee elementos que la educativa podría incorporar para ser más efectiva. ¿Qué elementos? Primero, la formación de los médicos es rigurosa. Estudiar medicina exige un gran esfuerzo y dedicación en virtud de las capacidades que hay que desarrollar para salvar una vida. Además, se forman, una buena parte del tiempo, en los hospitales donde enfrentan problemas reales. Segundo: el diagnóstico, prevención y atención oportuna a los problemas de salud privilegia el uso de una base científica.
Dado que este referente se construye de manera plural, mediante la refutación y en diálogo con otros especialistas, las decisiones en la salud pública tiende a ser más precisa. Repito, se trata de salvar vidas con base en la ciencia.
Si bien uno no se muere inmediatamente por recibir una educación de mala calidad, al ser sujetos de acciones mal enfocadas las capacidades de pensamiento y acción se pueden dañar seriamente. La tercera lección es que este conocimiento se ha construido y mantenido gracias a los institutos nacionales de salud, cuyo objetivo es desarrollar “investigación científica”, formar personal calificado, así como ofrecer servicios médicos de “alta especialidad” (LINS, Art.2-III).
La labor de institutos como el de Nutrición, Neurología o Cancerología, ha puesto a la ciencia médica mexicana en un lugar de reconocimiento mundial. En México también se saben hacer bien las cosas; no todo es agandalle y mediocridad. Cuarta y última lección: la composición de la élite de médicos que ha impulsado la política de salud merece analizarse.
La designación del secretario de Salud ha recaído, casi siempre, en una persona cuya relación con su antecesor y sucesor marca una línea de anidad. Independientemente del gobierno, el secretario de Salud es un doctor o doctora reconocida, formados en universidades de prestigio y con un circuito intelectual amplio.
Varios exsecretarios de Salud, por ejemplo, son miembros del Colegio Nacional. ¿Cómo han contribuido estas mentes al relativo éxito de la política de salud? ¿Qué nos depara el destino ante la pandemia, el desmantelamiento del sistema de salud, la recentralización de poder y el culto a la figura presidencial? Pareciera que estamos reconfigurando mal la policy network de la salud pública.
Pero no olvidemos que la personificación de la política —que debe ser pública— conlleva ineficiencia y ésta se paga en las urnas. Poscríptum: Agradezco a Salvador Ruiz-de-Chávez y a Leonel Zúñiga sus pláticas sobre el tema.
*Texto publicado originalmente en El Universal Querétaro