Como escribí la semana pasada, hay una nueva oportunidad para avanzar en el Desarrollo Integral de la Primera Infancia (DIPI) en los países de América Latina y el Caribe, expresada por la firma –en Bogotá, apenas este 16 de noviembre pasado- de un pacto entre muchos actores. Además de intercambiar experiencias y darnos ánimos unos a otros, la Agenda Regional que acordamos tiene un objetivo preciso: dar visibilidad y tracción al tema, fortaleciendo la sostenibilidad de las políticas públicas.
Dicho más sencillo: estamos amarrando parámetros comunes; estamos formulando un observatorio, para hacer comparativos que favorezcan el aprendizaje colaborativo; estamos creando un sistema de monitoreo que inhiba que las siguientes administraciones (hay cambio de gobierno en 2018 en nueve países de la región) puedan descuidar o revertir lo logrado en Desarrollo Infantil Temprano. Todo depende de la incipiente comunidad de practicantes –funcionarios, fondeadores, especialistas temáticos, activistas- que hemos formado, hablemos el mismo lenguaje, compartamos metas y hagamos sentir nuestro peso combinado.
Queremos decirle a México que aprenda de Colombia, donde la Primera Infancia es prioridad directa de la Presidencia, con un agencia de articulación intersectorial, y no se resuelve, como ahora en nuestra nación, con apenas una mesa que anima una oficina incrustada en la Secretaría de Gobernación (¿cómo por qué?) pero además agobiada y pautada por la agenda política de la Secretaría de Salud (¿cómo por qué?). Queremos que Perú aprenda de Brasil, y que se monte en su experiencia para el seguimiento de educación inicial, que es tema ya asumido en las zonas populares por las familias, con aprendizajes en un contexto de “proyecto pedagógico-político”. Queremos que todos volteen a ver a Cuba, con sus experiencias sólidas y exigentes de formación para los encargados de servicios. Queremos que se sepa que México tiene un sistema de evaluación de desarrollo y tamizaje de gran resultado, la prueba EDI, y que a la próxima administración federal no le vaya a ocurrir desmantelarla en lugar de fortalecerla, porque sepa que los vamos a exhibir y presionar desde el BID, el CAF, el Diálogo Interamericano y REDUCA, y que muchos países sepan que tienen una alternativa válida para el esquema MELCO de UNICEF.
¿Cuáles son los contenidos fundamentales del acuerdo?
Uno: el compromiso de consolidar políticas o planes nacionales que adopten una visión de los niños y niñas como sujetos de derechos y su desarrollo integral como propósito, y que para ello se designen dependencias de alto nivel con autoridad política y técnica, encargadas de liderar la coordinación y articulación entre los sectores y con ascendencia sobre ellos y para la necesaria coordinación de los niveles de gobierno (nacional, estatal, municipal) de cada país.
Dos: impulsar una atención integral de calidad, pertinente y oportuna, dirigida a la primera infancia en los entornos donde transcurre su vida; para ello, definir esquemas de acompañamiento, asistencia técnica y verificación de las condiciones de calidad, desde el reconocimiento de las características culturales y sociales de la población.
Tres: conducir procesos participativos para la definición de metas o indicadores de desarrollo integral en la primera infancia desde un enfoque de derechos. Para ello, consideramos que todos los países de América Latina y el Caribe deberían contar con mecanismos claros de evaluación del desarrollo infantil que contemplen sus múltiples dimensiones, y que permitan conocer los cambios y características de desarrollo de los niños y las niñas. Estas mediciones deben tener cobertura nacional y permitir desagregar resultados para los principales grupos poblacionales de interés (por edades, género, condición de marginación, identidad étnica y más). En ese sentido, es importante que los países desarrollen evaluaciones nacionales, adaptando lo que ya hay disponible para poder establecer comparativos y cruces con lo que pasa con las niñas y niños de toda la región
Cuatro: aterrizar una coalición sociopolítica que impulse la prioridad del desarrollo integral en la primera Infancia, tanto a nivel de las políticas públicas como del compromiso de los ciudadanos en los cuales se encuentren formalmente y de manera periódica las autoridades de los sectores involucrados (protección, salud, educación, cultura, entre otros) con aliados de la sociedad civil, la academia, los empresarios y de las comunidades. Sin ese grupo impulsor, que articule el esfuerzo regional con la integración de los diversos, las políticas seguirán siendo de una administración, políticas de gobierno y no de Estado que pueden naufragar en la siguiente elección y alternancia partidista.
Los más pequeños nos necesitan; no traen votos, no bloquean calles, no pagan spots. Pero en ellas, en ellos, comienza la sociedad que queremos. ¿Quedará la Agenda como otra declaración de intenciones, algo que pudo ser pero no fue? Nos resistimos a verlo así. Nos vamos a apostar a que la oportunidad fructifique.