El diseño teórico de Reforma Educativa (RE) está por completarse con la inminente publicación de las Tres Leyes. No conocemos sus efectos pero sí sus intenciones. En suma, ¿qué hace la reforma?
- Crea un instituto central (INEE) muy poderoso. De las Tres Leyes se coligen poderes superiores a los de la misma SEP y las autoridades educativas locales (AEL) de todo el país que estarán supeditadas a sus lineamientos y directrices.
- Pretende terminar con prácticas decimonónicas de otorgamiento de plazas y somete a los maestros y directivos educativos a tres rondas de exámenes. Si los maestros son provisionales y no aprueban las tres rondas serán despedidos; si son definitivos, estarán fuera del aula pero no del servicio público, se les asignarán otras funciones. ¡¿Cómo?!
- Todavía está por definirse la naturaleza de las pruebas de evaluación. Esto es crucial y dependerá de la decisión de la Junta. Si la barra es muy alta, habrá muchos maestros fuera del servicio o del aula; si la línea es muy baja, normalizada, la evaluación podría ser muy suave y al final del día nos quedaríamos con los mismos maestros como sucedió con la Evaluación Universal de Calderón.
- Existe una norma en la Ley General del Servicio Profesional Docente que convierte a la Junta en un poder académico supremo. La fracción V del artículo 7 atribuye al INEE: “Determinar los niveles mínimos para el ejercicio de la docencia y para los cargos con funciones de dirección y supervisión.” Con esta disposición la Junta hincará a las universidades y escuelas normales del país. La Junta se convierte ipso jure en formador, evaluador y ejecutor. No existe en los países de alto desempeño, ni remotamente, una autoridad con poderes tan amplios sobre educación y evaluación. Quizá en China, no sé, iré a ver.
- Maestros de México, no os preocupéis. Otra norma, ahí escondida, puede dar la salida, a través de recursos administrativos y juicios de amparo, a todas las angustias de una evaluación injusta. Este norma per se, puede hacer inaplicable la rendición de cuentas de la RE. Me refiero a la fracción VI del artículo 68 de la LGSPD que otorga el siguiente derecho a quienes participen en el SPD: “Que durante el proceso de evaluación sea considerado el contexto regional y sociocultural”. Esto es correcto desde la evaluación formativa pero antitético en una RE que pretende seleccionar a los buenos de los malos maestros a través de pruebas estandarizadas. No es posible estandarizar los contextos regionales y socioculturales. Los maestros de México deben estar tranquilos y regresar al aula, alguien metió la mano y lo hizo bien, quizá sin conocimiento de causa.
¿Qué es lo que se quedó en el tintero?
- La RE está centrada en la punta del iceberg y no en los cimientos. La RE trata de hacer crecer el árbol regando las hojas y no la raíz. La RE debió haber transformado el esquema de atracción y formación de maestros para crear una nueva generación de docentes, y luego evaluarlos. Ahora vamos a evaluar un producto derivado de un proceso equivocado y de calidad cuestionable.
- La RE es centralizadora al máximo, al delegar en una Junta federal de cinco personas el diseño, interpretación y ejecución de gran parte de la política educativa, la evaluación y la formación docente. Se cortó de tajo la posibilidad de sembrar una semilla de innovación a través del trabajo de decenas de evaluadores en todo el país. Las AEL, que son las más cercanas al proceso de enseñanza-aprendizaje, ahora serán más operativas que nunca.
- Solo la cotidianidad dirá si las prácticas identificadas como corruptas son eliminadas por completo, o se sustituyen por mecanismos muy pesados de evaluación, certificación y colocación que al final serán subterfugio, parafraseando a Octavio Paz, de una gran simulación. No podemos hacer alquimia y transformar en oro, a través de pruebas estandarizadas, lo que carece esencialmente del material precioso.
- La RE descansa sobre la premisa de la desconfianza a los maestros y directivos, quizá sea algo ganado a pulso en la construcción del sistema educativo durante 92 años. Una verdadera RE debe reconocer dos cosas: que gran parte de lo que llamamos educación escolar en realidad es crianza y, por tanto, depende de las familias y sus entornos; y que la esencia de la reforma debe ir a la atracción y formación del maestro desde el inicio. Debemos enfocar nuestras baterías a formar maestros excelsos y no a evaluar a una docencia deficiente. Con maestros de gran calibre no necesitamos pruebas, ni poderosos institutos, ni autoridades federales lejanas. Ahí, el sistema fluirá virtuosamente.
* Investigador en la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York y del Instituto Tecnológico Autónomo de México
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