A lo largo de la historia, las escuelas norma-les rurales (ENR) han generado en su entorno una mitología según la cual ellas tienen una orientación ideológica socialista, popular, crítica, de lucha por la emancipación del pueblo. Pero me pregunto: ¿Tienen las ENR una orientación ideológica distinta a la que postula la Constitución?
El carácter distintivo de las ENR puede surgir de otra idea, dado que nacieron al calor de la educación socialista y dado que la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialistas (1935) fue creada durante el sexenio de Cárdenas, es posible que esas escuelas se identifiquen primeramente con la ideología educativa del contexto de su nacimiento.
Lo real es que las ENR ofrecen estudios para hijos de campesinos pobres y constituyen una palanca real de movilidad social para las comunidades donde se encuentran. Según escuché decir a un maestro, las ENR ofrecen cinco tipos de estudios: 1) Académico; 2) Productivo, 3) Cultural, 4) Deportivo y 5) Político.
En abstracto, estas categorías son inobjetables. Pero me vuelvo a preguntar: ¿Las ENR no se sujetan al currículum oficial? Maestros y alumnos confiesan, que en esas escuelas se estudia marxismo, además de los “problemas de la realidad nacional”. El estudio de estos dos campos se justifica, dicen ellos, porqué las ENR tienen una misión que consiste en “abrir la mente de las personas”.
Este postulado supone que la mente de las personas está cerrada, lo cual, en muchos aspectos, es cierto. ¿Pero qué revelación pueden alumnos y maestros de las ENR aportar a la inteligencia de las personas? Esta teoría del despertar de la conciencia, creo, responde a la sugerencia que hace un marxismo-leninismo rudimentario en el sentido de que el pueblo, en el capitalismo, vive alienado e inconsciente de la explotación que sufre y que sólo romperá con su alienación cuando la vanguardia revolucionaria lo incite a hacerlo.
En tal caso surge otra interrogante crucial: ¿Es que las ENR se proponen hacer una revolución? En esa dirección apuntan algunas acusaciones torpes hechas por políticos locales prepotentes que las han acusado de ser “semilleros de guerrilleros”. Los estudiantes de la FECySM niegan categóricamente esta acusación, sin embargo, la propia federación estudiantil dice actuar en la “semiclandestinidad” y en los edificios de algunas ENR (por ejemplo, Ayotzinapa) se encuentra murales glorificando a guerrilleros que fueron maestros como Lucio Cabañas y Genaro Vásquez y al ícono de la violencia guerrillera, Ernesto “Ché” Guevara. Esto, por lo menos, crea confusión.
Los líderes de la FECySM sostienen que su lucha es para defenderse del afán del gobierno (o los gobiernos) para suprimir las ENR. ¿Es esto cierto? ¿Existe algún plan oficial para consumar eso? No hay ninguna evidencia —en los últimos años, por lo menos que así lo demuestre. Es verdad que hace 50 años, el presidente Díaz Ordaz ordenó la supresión de 16 de estas escuelas, y también es cierto que muchos años después (2003), la escuela Luis Villarreal de El Mexe (Hgo) fue clausurada y substituida por una universidad politécnica, pero decir que existe una política dirigida a desaparecer las ENR es, sinceramente, un falso.
Cuando se les interroga, ni estudiantes ni maestros de las ENR admiten que se propongan destruir al poder público, lo que es cierto, en cambio, es que la FECySM tiene enfrentamientos frecuentes contra las autoridades locales y federales, enfrentamientos que se suscitan por motivos diversos, algunos muy justificados (sobre todo cuando sufren atropellos de la autoridad local). Lo que es difícil de entender es que casi sin excepción estos enfrentamientos desembocan en hechos de violencia y que se producen, en muchos casos, por iniciativa de los mismos estudiantes. Los líderes de las ENR piensan que su lucha es correcta y sienten —sinceramente— que cargan sobre sus espaldas la responsabilidad inmensa de lograr la justicia social en el país.