Durante la campaña electoral de 2016, el entonces candidato republicano Donald Trump dedicó horas y horas a hablar especialmente sobre un tema: la inmigración. Fue entonces cuando dio a conocer su famosa idea de construir un muro en la frontera con México, de deportar aquellos inmigrantes indocumentados que vivieran en Estados Unidos y de vetar a cualquier musulmán que quisiera entrar al país. Todas estas promesas se han cumplido, aunque parece que solo en cierta medida.
Una de las primeras medidas que tomó la administración Trump cuando el empresario se puso al frente de la presidencia fue la conocida como “Muslim ban”. La Orden Ejecutiva 13769 prohibía durante 90 días la llegada de ciudadanos de siete países con una mayoría musulmana, como Siria o Irak. Fue mucha la indignación que dicha orden causó en la población estadounidense y en políticos de alrededor del mundo, a quienes tampoco gustó mucho la política que le sucedió después de que fuera suspendida por orden judicial. La nueva orden exceptuaba de la medida a diplomáticos, a residentes permanentes, a refugiados ya admitidos en el país y a ciudadanos con visado.
Al mismo tiempo que el mandatario firmaba esta orden ejecutiva también ordenaba la construcción del muro que debía impedir el ingreso ilegal en territorio estadounidense de inmigrantes indocumentados desde México. Mientras Estados Unidos empieza a levantar lo que por ahora es solo una valla, miles de ciudadanos procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador siguen dirigiéndose al país azteca para encontrar refugio y traspasar la frontera con la gran potencia mundial.
Otra medida muy cuestionada de Trump dentro y fuera de su país ha sido su política de separación de familias inmigrantes. Esta decisión ha provocado que decenas de hijos de migrantes se encuentren en centros de detención para menores después de que hayan sido separados de sus padres mientras intentaban buscar asilo en Estados Unidos. Fueron muy polémicas las imágenes de los pequeños retenidos en unas jaulas que poco tenían que ver con las instalaciones en buenas condiciones que se habían prometido, como también lo fueron el relato de terror de los niños.
Por si esto fuera poco, el presidente estadounidense también está intentando limitar la entrada de inmigración legal, queriéndola reducir en hasta un 50 % y poniendo especialmente atención sobre los trabajadores cualificados y los solicitantes de asilo. A Trump todavía le quedan dos años de legislatura y, sin saber si va a decidir presentarse a las elecciones de 2020, lo que parece claro es que va a aprovechar el tiempo para cambiar drásticamente los movimientos migratorios hacia su país.