Gobiernos federales han ido y venido y el tema de la educación inicial sigue siendo un pendiente en la agenda educativa de éstos. Y es que mire usted, la reciente polémica que ha desatado el gobierno del Presidente López Obrador, en cuanto al recorte presupuestal que sufrirán las estancias infantiles subsidiadas por la que, hasta hace unos meses, era conocida como la Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL), ha puesto, de nueva cuenta, en el centro del debate, la pertinencia de considerar a esta educación, la inicial, en el esquema de la educación obligatoria enmarcada en el nivel básico, legalmente conformado por la educación preescolar, primaria y secundaria.
El tema en sí, no es para menos, pues resulta que, a decir de la actual Secretaría del Bienestar, diversas anomalías se encontraron en la operación del programa referido y que se relaciona con ese “subsidio” que se les entregaba a las estancias infantiles subrogadas por el Estado Mexicano. No obstante, permítanme desmembrar dicho tema con cierto detalle, porque como siempre digo, de éste mucha tela puede cortarse.
Pues bien, en mi paso por la educación preescolar, tuve la oportunidad de conocer a fondo el desarrollo y crecimiento del ser humano. Ya sea a través de las teorías existentes o bien, mediante la visita a diversas instituciones públicas y de orden privado que ofrecen una educación preescolar pero también, la inicial. En este sentido, el acercamiento que tuve con diversos especialistas en la materia me llevo comprender, que existen diversos momentos que son vitales para que los niños desarrollen sus capacidades y, para ello, la educación temprana o inicial, juega un papel preponderante en, repito, el desarrollo y crecimiento del ser humano. Hablar pues, de una formación armónica y un desarrollo equilibrado de los niños, desde su nacimiento hasta los 4 años, no es para para menos si, como sabemos, los primeros años de vida de los pequeños, son los que propician una maduración en sus capacidades innatas y natas (o de aprendizaje).
Ahora bien, si bien es cierto que esta educación comienza desde los cero (nacimiento) hasta los 4 años, he considerado que hay tres momentos que son claves y que, prácticamente, complementan el esquema de esa educación inicial, me refiero a las etapas prenatal, perinatal y posnatal; momentos que, no pueden soslayarse, puesto que conocer sobre el proceso de gestación, lo sucedido durante y después del parto, hoy por hoy, arrojan información valiosa para propiciar el desarrollo armónico de los niños y niñas. ¿Por qué es importante que las mujeres, durante el periodo de gestación, cuiden ese proceso y atiendan las indicaciones que especialistas en el ramo les brindan para que su embarazo se desarrolle favorablemente?, ¿por qué es de suma relevancia, contar con especialistas para que, en el momento del parto, la madre y la niña o el niño, reciban las atenciones necesarias para que no se presenten complicaciones que pueden generar algún problema posterior y mayúsculo en ellos?, ¿por qué es importante para los padres de familia, que el médico registre, por ejemplo, el perímetro cefálico del pequeño que recién se ha incorporado a este mundo?, ¿por qué es relevante, realizar una profilaxis de la oftalmía neonatal, con la finalidad de evitar que el niño o niña presente una infección que le pueda generar mayores complicaciones oculares a lo largo de su vida? Preguntas y más preguntas que, desde luego, tienen una respuesta y que, como bien decía, son relevantes dado que son parte de esa educación que más adelante recibirán, ya sea en la educación inicial o en la preescolar. En cualesquiera de los casos, quienes nos encontramos en el medio educativo, sabemos, no pueden soslayarse. En fin.
Volviendo al tema que me ocupa y me preocupa, al inicio de estas líneas, señalaba que la educación inicial ha sido un gran pendiente en la agenda educativa de los gobiernos federales, y en este caso, no pudo ser la excepción. Me explico.
Esta educación, sencilla y desafortunadamente en nuestro país, no ha sido del todo valorada como debiera puesto que, como ya decía, no forma parte de la educación básica. Se brinda como un apoyo a las madres y padres de familia, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores (ISSSTE), y de numerosos centros de privados de atención infantil o maternal, lo que bien se conoce como estancias infantiles. Lo anterior, siempre y cuando, dichas madres y padres de familia, en el caso de las instancias públicas, cubran ciertos requisitos como trabajadores al servicio del estado o, en el caso de las particulares, cubriendo también, una serie de requisitos para que los niños puedan ingresar a esas estancias infantiles.
De esta forma, la mayor parte de la atención infantil que se brinda en México, se logra a través del IMSS, el ISSSTE y el DIF, mediante los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) o Centros Asistenciales de Desarrollo Infantil (CADI); no obstante, una parte de esa población, se atiende en las estancias infantiles privadas que, hasta hace unos días, eran subsidiadas por el Gobierno Federal.
¿Cuál es problema entonces si, por un lado, se tienen CENDI o CADI que reciben a cientos de niños y niñas y, por el otro, a estancias infantiles cuyo propósito y atención, es la misma que los primeros referidos? El problema, a decir del gobierno federal, no se halla en el propósito que es la atención temprana, sino en la corrupción que se encontró en la operación del Programa de Estancias Infantiles que operó la SEDESOL por mucho tiempo. Otra vez el asunto de la corrupción en gobiernos anteriores al actual.
En recientes declaraciones, la Subsecretaría del Bienestar, Adriana Montiel Rojas (Excelsior, 19/02/2019), apuntó varias anomalías en este rubro, destacan: a) de 9,582 estancias infantiles en el país, la mayoría está considerada como foco rojo; b) el 62.8% para el DIF, no cumplió con los requisitos de afiliación, la cuota en corresponsabilidad, es decir, la cuota que se cobraba de manera adicional a los padres no tenía regulación, pues el monto lo definía cada estancia; c) la detección de 311 casos de duplicidad del apoyo, es decir, las madres estaban afiliadas al IMSS, ISSSTE y aun así eran beneficiarias; d) la existencia de 80 mil niños fantasma de una lista de 330 mil; y un largo etcétera más.
Ciertamente, la corrupción es el gran problema que aqueja, no solo al sector educativo, sino a otros más que también son relevantes en el país. Bastaría con recordar lo que hizo Nuño con el recurso que estaba destinado para capacitación del profesorado mexicano; sin embargo, considero que en este tema, el gobierno federal no pudo y no supo resolver la disyuntiva entre lo urgente y lo importante que se deriva de una problemática como la que he expuesto, y vaya, mire que si analizamos bien las cosas, atender con urgencia el tema de la corrupción es importante, pero desde mi perspectiva es más importante, ofrecer las condiciones para que los niños se desarrollen favorablemente en contextos particularmente complejos como los nuestros.
Sí, creo que tuvo que revisarse el programa aplicado por gobiernos anteriores; sí, creo que debieron haber cambiado las reglas de operación de dicho programa; sí, creo que pudo haberse reglamentado mejor los requisitos para la apertura y permanencia de las estancias infantiles privadas; sí, creo que se pudieron emprender varias acciones con la finalidad de trabajar porque la educación inicial se tome y se tome en serio en nuestro país; no, no creo que la propuesta sea viable en cuanto la entrega de dinero que se realizará a los padres de familia para que ellos decidan dónde quieren que sus hijos reciban esa educación temprana (nada asegura que lo hagan); no, no creo que un estado fuerte, como el que pretende lograr el Presidente en turno, se logre con políticas “urgentes” puesto que éstas, para el caso que nos ocupa, requieren de un análisis minucioso y concienzudo. Estamos hablando pues, de la educación, pilar fundamental en los seres humanos.
En suma, era un secreto a voces la corrupción que existía en el programa puesto que gobiernos panistas y priistas, hicieron de las suyas para mantener una clientela a partir de otorgar ciertos beneficios a quien lo necesitaba; sin embargo, este problema, no se soluciona de facto, es decir, dándoles dinero a los padres de familia; por el contrario, las estancias infantiles, tuvieron que ser fortalecidas para que, al igual que los CENDI o CADI, operaran bajo reglas estrictas y bien diseñadas, dado que lo que está en juego, nada más y nada menos, es el desarrollo de los pequeños.
Con negritas:
Hace tiempo, varios colegas y un servidor propusimos la creación de una Licenciatura en Educación Inicial en la entidad en la que radico; y aunque el diseño curricular ya estaba bastante avanzado, “desafortunadamente”, las autoridades educativas locales, cuando se enteraron de tal propuesta, sencillamente no permitieron el desarrollo y culminación de la misma. ¿Para qué quieren una licenciatura en educación infantil si ya existen los preescolares? Fue la pregunta que nos hicieron y que nos dejó boquiabiertos.