Acabo de cumplir dos meses de ser profesor visitante en el Centro para el Estudio de la Cooperación Internacional en Educación de la Universidad de Hiroshima. Aquí se asienta uno de los grupos de investigación de educación comparada más importantes de Japón y de Asia. Pienso cumplir tres propósitos con mi estancia, que termina el 31 de julio.
El primero es informar a los profesores y estudiantes de posgrado sobre la Reforma Educativa en curso en México. Para ello, mi colega, Riho Sarukai, quien es la responsable de mi presencia aquí, programó cuatro seminarios; mañana será el último de la serie. Organicé el contenido de las presentaciones con base en un artículo que el comité editorial del Journal of International Cooperation in Education ya aceptó para publicación. Además, daré una conferencia en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio, una institución de habla inglesa, la semana que viene. Para concluir, el Instituto de Investigaciones en Educación Superior de la Universidad de Hiroshima me pidió una conferencia sobre el estado de las universidades en México. Ya la estoy preparando.
El segundo propósito es aprender lo más que pueda del sistema educativo en Japón. Para satisfacerlo, leo libros y artículos, aparte de tener charlas frecuentes con los colegas del Centro y de la institución a la que pertenece, la Escuela de Posgrado en Cooperación Internacional. Con la lectura de esos textos alimento mi proyecto de investigación en la Universidad Autónoma Metropolitana.
Al igual que en mis investigaciones en México y América Latina, no convengo nada más con leer; siempre trato de tener contacto con las escuelas reales; así bajo de la abstracción a la práctica. Me interesa charlar con estudiantes, maestros y directores; en especial con maestros frente a grupo. Aunque, cuando hago visitas formales a los planteles, casi siempre charlo más con directores. Concentro mi escrutinio en la educación básica.
Ya visité tres escuelas secundarias y tengo en la agenda visitar otra y también una primaria, todas públicas. Hago trámites para visitar al menos una institución privada. En entregas subsecuentes informaré con cierto detalle de las instituciones que me reciben. Hoy nada más ofrezco sus generalidades.
La secundaria Sagotani es una escuela rural de la municipalidad de Hiroshima. Está situada en una zona de montañas, a una hora en autobús del centro de la ciudad. Fue un acierto comenzar con una escuela que no tiene nada de especial; me suministró el pulso de cómo trabajan las escuelas regulares de este país.
La secundaria Kannon de Hiroshima se distingue por estar situada en uno de los barrios de marginación social y económica (de los Barakumin); nada de pobreza extrema, pero sí delincuencia, desempleo, algo de drogadicción y violencia urbana. Hace 14 años, al despuntar el siglo, la escuela Kannon mostraba los mismos signos de deterioro del barrio. Hoy es un ejemplo de orden y trabajo; sus estudiantes se desempeñan muy bien y la mayoría ingresa a la educación media, que ya no es obligatoria, pero sí necesaria para desempeñarse en la vida de esta sociedad.
La escuela Gion Higashi se sitúa en un barrio de clase media de Hiroshima. Es un plantel modelo, donde los designios de la reforma que comenzó a aplicarse en 2002 parecen funcionar bien. La visitan maestros y directivos de varias prefecturas, así como académicos japoneses y extranjeros. Este enfoque se conoce como yutori kyôku, que equivale a una educación liberal, flexible y confortable. Cuando el gobierno lanzó la iniciativa, en 1998, fue muy popular porque mucha gente pensaba que el estrés de los alumnos derivaba del trabajo excesivo y la competencia extrema entre escuelas, lo que contribuía a incrementar los incidentes de violencia escolar.
La tercera aspiración implica sellar productos de mi estancia en la Universidad de Hiroshima. Junto con Jun Oba, del Instituto de Investigaciones en Educación Superior, trabajo en un ensayo para comparar la estructura de los sistemas educativos de Japón y México. Y, con Riho Sarukai, preparo otro de mayor aliento para hacer un estudio comparado de educación en valores democráticos o educación para la ciudadanía en Japón y en México. Espero que concluyamos antes de que se termine 2014.
*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana
Publicado en Excelsior