Cuando hablamos en México de desastre educativo, suele pensarse, sin más, en la educación pública. Hay buenas razones para ello: la mayoría de nuestros alumnos se educan (es un decir) en establecimientos escolares públicos y sus resultados tanto en pruebas estandarizadas como en otras medidas de logro escolar son, en general, bastante lamentables.
Las deficiencias educativas del país distan mucho, sin embargo, de ser exclusivas de la educación pública. Puede ser que las escuelas privadas ofrezcan mejores instalaciones y más acceso a redes y contactos sociales, pero, en materia de aprendizajes, muchas de ellas no parecen estar haciendo un muy buen trabajo. Así lo sugieren, en todo caso, sus resultados en pruebas de logro tanto nacionales como internacionales.
En la prueba Planea para 3º de secundaria aplicada en 2015, los estudiantes de escuelas privadas obtuvieron, en promedio, mejores resultados que los que asisten a secundarias públicas a nivel nacional, pero esos resultados son bastante pobres. Para el caso de matemáticas así, mientras que el porcentaje de alumnos en nivel 1 (insuficiente) a nivel nacional fue de 65.4 por ciento, en las escuelas privadas fue de 39.9 por ciento. O sea: 4 de cada 10 alumnos de secundarias privadas en nivel insuficiente en matemáticas; en efecto, mejor que casi 6.5 de cada 10 a nivel nacional, pero, de todas maneras, lejos de lo que sería deseable o esperable dada la composición socio-económica de su alumnado y el mayor nivel de recursos con lo que suelen contar con los establecimientos escolares privados.
Veamos ahora con un poco de mayor detenimiento el caso de las secundarias privadas del DF, entidad que obtuvo en promedio y para todas las modalidades de secundaria los mejores resultados en lenguaje y los segundos mejores resultados en matemáticas de todas las entidades del país.
La muestra a la que se le aplicó Planea Básica en el Distrito Federal estuvo conformada por un total de mil 348 de secundarias: 44 por ciento de ellas secundarias generales, 15 por ciento secundarias técnicas, 4 por ciento telesecundarias y 38 por ciento privadas.
Al igual de lo ocurrido a nivel nacional, los alumnos de privadas en el DF obtuvieron mejores puntajes en Planea que los estudiantes de secundarias públicas: en nivel insuficiente 36.7 por ciento y en nivel excelente 15.6 por ciento contra 66.3 y 3.7, respectivamente y en promedio, para las secundarias públicas de la entidad. Bastante mejor que las públicas, pero más bien pobres en términos tanto de lo que sería deseable como de lo esperable dados los recursos tanto de alumnos como de planteles.
Un análisis más fino de la situación de los aprendizajes en matemáticas en secundarias privadas en el DF más allá arroja, sin embargo, resultados que resultan no sólo sorprendentes, sino preocupantes. Entre otros: 43 por ciento de las escuelas privadas del DF presentan porcentajes de alumnos en nivel insuficiente por encima del promedio nacional de privadas y 9 por ciento de ellas tienen más estudiantes en insuficiencia en matemáticas que el promedio nacional tanto de públicas como de privadas.
Por lo que hace a excelencia educativa, las cosas en las secundarias privadas del DF pintan aún peor. Tenemos así que, en Planea matemáticas, casi la mitad de ellas tienen menores porcentajes de alumnos en nivel IV que el promedio de secundarias privadas a nivel país. Además, 23 por ciento presentan un porcentaje menor de estudiantes en nivel excelente que el promedio de secundarias públicas generales en el DF; 16 por ciento, uno menor que el promedio de alumnos en nivel excelente en telesecundarias de esta entidad; y 17 por ciento, uno más bajo que el del promedio de estudiantes en situación de alta y muy alto nivel de marginación a nivel nacional.
En conclusión, si bien las secundarias privadas del DF presentan mejores resultados que las públicas tanto a nivel nacional como a nivel local, se observa una muy fuerte variación en la calidad educativa de las secundarias privadas de la capital del país, así como porcentajes significativos de ellas cuyos resultados se ubican por debajo de los resultados de los de alumnos y planteles con mayores carencias económicas en esa entidad y en el país en su conjunto.
Dado lo anterior, cabe preguntarse qué están “comprando” muchos de los padres de familia que deciden matricular a sus hijos en escuelas privadas y cabe también preguntarse por qué razón ese sector de la educación nacional ha estado tan olvidado tanto por los investigadores académicos como por las autoridades educativas.
Twitter:@BlancaHerediaR