Abelardo Carro Nava
Con la puesta en marcha de aquello que se conoció con el nombre de la mal llamada reforma educativa, los movimientos magisteriales disidentes se incrementaron en el país, consecuencia de una serie de cambios administrativos, más no educativos, que, así como quedaron plasmados, generaron una afectación directa a los derechos laborales de los trabajadores de la educación.
De hecho, la evaluación fue el eje que detonó la serie de manifestaciones magisteriales a lo largo y ancho de la República Mexicana, más por las afectaciones laborales que se desprenderían si es que no se presentaban a un “examen” – o que, al presentarlo, correrían el riesgo de ser reubicados dada la “insuficiencia” con la que podrían catalogados – que por una mera resistencia natural ante los cambios relacionados, en este caso, con dicha evaluación a su desempeño docente. En suma: el rechazo de buena parte del magisterio fue más que evidente.
Y bueno, hablar de los cercos policiacos o militares en torno a las sedes en las cuales se aplicarían esos ejercicios evaluativos, es hablar de la cerrazón, falta de sensibilidad y autoritarismo que caracterizó la gestión de Aurelio Nuño. ¿Cómo olvidar aquella imagen que circuló en los medios de comunicación de actual Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, golpeado por policías cuando se manifestaba en contra de esa mal llamada reforma educativa caracterizada por una evaluación punitiva? En fin. Desde mi perspectiva, y como lo he sostenido desde hace tiempo, los cambios constituciones y reglamentarios que en distintos órdenes se establecieron a partir de 2013 tuvieron un fin punitivo y no formativo, hecho que permite comprender el que se hayan enardecido los ánimos al interior de un gremio, por demás combatiente.
Y, si a esto le agregamos la “dejadez” de un Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cuyos servicios siempre han estado a la orden del régimen en turno, la cosa no pudo ser de otra manera. Obviamente que ante la inacción de lo que en su momento fue conocido como el sindicato más grande de América Latina, ese magisterio combatiente reaccionó con sendas inconformidades por la serie de atropellos, denostaciones y vejaciones a las que fue sometido por parte de quien recibió, por esos años, el mote de El Sargento Nuño; una caricatura bien ganada pues, como agente policiaco, empleó un garrote o macana para intentar controlar a los trabajadores de la educación que rechazaban este esquema evaluativo. Tal garrote o macana claramente lo representaba la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD); no había de otra, o era aplicar la ley a “rajatabla” o era aplicarla a “rajatabla”, como si con tal acción el Sistema Educativo mejoraría de la noche a la mañana. Craso error, pero también craso error, el del gobierno lopezobradorista al dar continuidad a dicha CNSPD pero con otro nombre: Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM).
Ciertamente, como he referido en otros artículos, de la reforma a la reforma educativa aprobada en 2019, se eliminó el carácter punitivo de la evaluación, pero, prácticamente se dejó intacta la operatividad de la CNSPD ahora denominada USICAMM. Procesos de ingreso, promoción y reconocimiento son regulados por este órgano desconcentrado sin que, con ellos, se cumpla la tan prometida y anhelada revalorización del magisterio. De hecho, desde la gestión de Francisco Cartas hasta nuestros días, con Adela Piña, prácticamente todos sus procesos han sido un desastre, y de eso ya he dado cuenta bastante.
Emisión de reglas, normas o lineamientos con modificaciones que solo en la USICAMM comprenden, son el pan nuestro de cada día; emisión de convocatorias que, además de publicarse fuera del tiempo establecido por esta misma instancia, se fundamentan en esas “normativas” que fueron ajustadas bajo la visión, criterio o requerimiento de algún funcionario sentado detrás de un escritorio porque, supongo, mientras menos participantes los cumplan mejor será para ellos; falta de coordinación entre el centro y las partes, es decir, entre lo que determina la federación y lo que ocurre en las entidades, cada quien hace y deshace lo que se le venga en gana ¿y la rectoría de estos procesos a quién le pertenece?; fallas en la plataforma de este órgano desconcentrado, documentadas y reportadas hasta el hartazgo por propios y extraños que, desde luego, afecta a los aspirantes a ingresar al servicio educativo o a promocionarse en su respectivo nivel; (recientemente) la emisión de un catálogo nacional de cursos extracurriculares cuya intención, aunque parece llena de buenos deseos, desfavorece la participación equitativa de todos los concursantes, esto sin considerar que tal catálogo fue publicado hace unos días con errores garrafales y del cual, se rumora, habrá de ser actualizado en los próximos días; aforos limitados (pero muy limitados) para la obtención de una cita de registro para el proceso de admisión 2022-2023 sin que se conozcan las razones jurídicas, legas o administrativas de esa limitación; entre otras, y otras, y otras y otras tantas más. ¿Le seguimos?
¿De verdad en la USICAMM se piensa que su trabajo es diferente al vivido durante el peñanietismo?, ¿de verdad en la USICAMM se piensa que “regula lo regulado” por los estados?, ¿de verdad en la USICAMM se piensa que sus procesos no son un verdadero desastre y, en su lugar, son totalmente transparentes?, ¿de verdad en la USICAMM se piensa que esos procesos no son producto de una política neoliberal?
Me gustaría saber qué piensa quien, en su momento, con ese magisterio combatiente, se manifestó abiertamente en contra de la evaluación punitiva y las políticas neoliberales impulsadas por el Pacto por México y materializadas, desde luego, por ese Sargento; políticas neoliberales que, para “amolar” la cosa, son dirigidas por quien, de alguna forma, lidereaba esas manifestaciones durante el peñanietismo en alguna parte de nuestra República Mexicana. Vaya, me gustaría saber, qué opinión tiene sobre este asunto el actual Gobernador del estado de Veracruz.
Tanto se criticó y crítica hasta el hartazgo el pasado, y creo, ingenuamente, no se dan cuenta: que todo sigue igual… o peor.
Al tiempo.
Twitter: @AbelardoCarro