El adeudo que el gobierno del estado tiene con la Universidad Veracruzana suma miles de millones de pesos, más de 2 mil millones afirmaban las autoridades universitarias hace unos meses. Se trata de fondos estatales y de fondos federales que llegaron al gobierno del estado y nunca se entregaron a la Universidad.
Desde hace años son evidentes los graves problemas financieros de la Universidad. El gobierno de Fidel Herrera dejó un pasivo aproximado de mil millones de pesos, pero el gobierno actual se ha comportado de un modo escandaloso y la situación financiera de la Universidad es insostenible.
Desde el gobierno del estado se han emitido muy desafortunadas declaraciones que buscan poner en entredicho la histórica relación entre el estado y su Universidad. Para cubrir las apariencias, en una típica estrategia de comunicación, el gobernador visitó la rectoría y se comprometió a regularizar los pagos del subsidio universitario. Hasta la fecha nada ha sucedido.
El subsidio no es una concesión graciosa ni está sujeto al capricho de nadie, es una responsabilidad ineludible que el gobierno tiene por ley. Es una obligación aprobada en la ley de egresos que vota el poder legislativo.
El subsidio a la Universidad está implícito en el acto de creación de esta Institución que realizó el Congreso Veracruzano cuando aprobó su Ley Orgánica y refrendó con su Ley de Autonomía.
El subsidio es una responsabilidad moral y de sentido social con el más importante proyecto cultural de Veracruz, con la entidad responsable de la formación de los profesionales de alta calidad, de la producción del conocimiento avanzado y de la difusión de la cultura.
El subsidio es una inversión estratégica para el desarrollo de Veracruz, que nadie puede escatimar bajo riesgo de incrementar el atraso y la desigualdad. El financiamiento universitario es la mejor inversión que las naciones pueden hacer para insertarse en la sociedad del conocimiento, formando profesionistas, artistas y científicos, fomentando la distribución social del conocimiento avanzado, el desarrollo de tecnologías y de innovaciones.
La Universidad sigue siendo la principal agencia de movilidad social para los jóvenes veracruzanos, fuente de sus esperanzas y sus expectativas. El subsidio es indispensable para su supervivencia; ahogarla financieramente representa ponerla en riesgo y eso viola la ley, contraviene las obligaciones indispensables que le dan origen, es una irresponsabilidad, además de representar un pésimo error de cálculo en la estrategia de desarrollo de Veracruz.
A favor de la demanda de la Universidad se han manifestado la ANUIES y la UDUAL, incluso la rectora se ha entrevistado con una comisión del Senado para gestionar su intervención para el pago del subsidio universitario. La rectoría ha anunciado que no hay recursos para pagar aguinaldos ni prestaciones de fin de año; no hay más crédito, los adeudos de la institución se multiplican y sus acreedores le exigen el pago de sus facturas. De modo oportunista el sindicato de académicos comienza a amenazar con paros y huelgas.
Carente de legitimidad interna, sin cohesión ni liderazgo, la administración universitaria actual se ve obligada a defender a la Universidad frente a la ominosa actitud del propio gobierno que la impuso, a través de la Junta de Gobierno que hace un par de años traicionó el interés mayoritario de los universitarios. Sobre la base de desconfiar de la participación de la comunidad, ni se informa suficientemente ni se le convoca a movilizarse para defender la Institución. La situación es grave, pues el contexto tampoco ayuda, dado que el gobierno del estado le debe a todos: a las instituciones, a los proveedores, a los empresarios, a los pensionados.
El principal proyecto cultural de Veracruz está en riesgo, la Universidad Veracruzana está siendo asfixiada económicamente. El adeudo de gobierno estatal es inmenso y desde una arrogante actitud se trata de desconocer. Todos debemos cerrar filas para defender a la Universidad, para exigir que se le entregue el subsidio. Los profesores, los estudiantes y los trabajadores somos la Universidad: es indispensable que nos movilicemos en su defensa. El resto de los universitarios del país y del mundo, los ciudadanos de Veracruz y de todos lados no podemos permanecer impávidos frente a un atropello que pone en riesgo la existencia de la Universidad Veracruzana.