Hugo Casanova y Roberto Rodríguez
La designación del rector de la UNAM para el periodo 2015-2019 tiene todos los rasgos de un cambio de época. Al cierre de la gestión del doctor José Narro concluyen varios ciclos, el de los ocho años al frente de la institución, el de dieciséis años que lo articula al rectorado anterior y el ciclo mucho más largo que se inició en los años setenta. Con respecto a este último ciclo, baste subrayar el hecho de que hoy la clase política universitaria vive un proceso de transición generacional y que, entre quienes aspiran a la rectoría de la UNAM, aparecen nombres muy lejanos al grupo hegemónico conformado al amparo de la figura del rector Guillermo Soberón.
Luego de la prolongada huelga de 1999-2000 y hasta el 2015, la UNAM vivió un periodo de gran complejidad. En términos políticos se trata de un escenario de hegemonía panista y de la vuelta al poder del ¿neo? priismo y en términos económicos representan el punto más alto de la ortodoxia conservadora. En términos sociales son años de deterioro, violencia y riesgo creciente.
Para la UNAM se trata de un período de gran intensidad en el que caben hechos que van desde la huelga referida hasta la celebración del centenario de la Universidad en 2010 y el incremento de estudiantes a 345,000 en 2015. Entre estos momentos extremos se encuentra el trabajo consistente y continuado de miles de académicos y estudiantes que hicieron posible el cumplimiento del encargo social de la institución a lo largo de las décadas recientes.
Las sucesivas gestiones de Juan Ramón de la Fuente y de José Narro muy probablemente pasarán a la historia como un ciclo articulado. Entre sus factores comunes se encuentran la recuperación de la estabilidad, el fortalecimiento de la presencia institucional, el progresivo desarrollo académico y la expansión institucional en México y el extranjero. La inversión en términos de negociación de conflictos y de construcción de consensos fue muy alta y, no cabe duda, exitosa. Ello constituyó una consistente plataforma para alcanzar cifras que hoy resultan alentadoras: 345 mil estudiantes; 115 carreras y cerca de 40 mil académicos. Asimismo, programas innovadores como Toda la UNAM en línea y nuevas sedes en México y el mundo: China, España, Costa Rica, Estados Unidos y Reino Unido.
No obstante, para 2015 los retos se hacen presentes. ¿Después de 16 años está garantizada la estabilidad institucional? ¿Se justifica que existan instalaciones “tomadas” por grupos universitarios o no? ¿Están garantizadas las condiciones de seguridad en las diferentes sedes de la UNAM? ¿Qué hacer con la asimetría de recursos y resultados entre el bachillerato, la licenciatura y el posgrado? ¿Cómo garantizar la actualización de los planes de estudio? ¿Cómo asegurar que los profesores cuenten con la formación básica para desempeñar su trabajo? ¿Cómo fortalecer la contribución institucional al desarrollo igualitario de la sociedad? ¿Cómo impulsar la investigación científica y humanística? ¿Cómo asegurar una presencia internacional bajo condiciones de rigor y exigencia? ¿Cómo poner la administración al servicio de la academia? En fin, tantas preguntas como ángulos tiene la institución.
El tema del gobierno universitario también se hace presente en la coyuntura. La Junta de Gobierno, su legalidad, su legitimidad, su vigencia, son solamente algunos de sus ángulos. Así, en las semanas recientes se han multiplicado los reclamos por abrir el proceso a formatos más acordes a los nuevos tiempos. Por su parte, las voces institucionales reivindican el mantenimiento de esquemas que, desde su perspectiva, han sustentado la estabilidad de la UNAM. En todo caso, este 2015 parece ser el punto de inflexión entre una visión de gobierno universitario todavía orientada hacia el pasado y otra que demanda colocar a la UNAM de cara al futuro.
El espacio que abre Educación Futura sobre la sucesión en la UNAM resulta altamente pertinente pues estimula la reflexión y el debate sobre un tema con enorme significación institucional y con una trascendencia que se extiende más allá de los muros de la Ciudad Universitaria y sus múltiples sedes en México y el extranjero.