Sofía Gutiérrez Larios
La madrugada del viernes 20 de septiembre, la Cámara de Diputados aprobó las tres leyes secundarias que tanto tiempo hicieron debate: la Ley General de Educación; la Ley General para la Mejora Continua de la Educación; y la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Aún falta la aprobación de la Cámara de Senadores, pero todo apunta a que el Dictamen será el mismo.
Sin tocar aún el contenido de las legislaciones, destaco que gran parte del proceso fue una simulación democrática. Un intento de demostrar que son leyes de “la voluntad de todos”.
Se organizaron múltiples foros de consulta en físico y en Internet, para decir que las disposiciones emanaron de todos los actores educativos; que todos fuimos consultados. Eso no es cierto. La mayoría de los maestros estamos ocupados en los grupos, sin atender este tipo de procedimientos de los que desconfiamos.
Y además, este tipo de cuestiones, tan cruciales, deben confiarse a expertos y especialistas, no a lo que la mayoría de la población considera “bueno”. La mayoría de los mexicanos estamos de acuerdo en que dar “mordidas” en ocasiones es preferible a librar toda una batalla legal… ¿Por eso vamos a legalizarlas? Evidentemente, no.
Otra evidencia de que estas leyes ya estaban pactadas conforme a intereses pre-establecidos, es que en los cursos de capacitación para el arranque del nuevo ciclo escolar, estas legislaciones ya se habían incluido para que los maestros las conociéramos. Muchos nos preguntamos: ¿Qué caso tiene que nos incluyan borradores de leyes? Era obvio: esos borradores ya eran lo definitivo. Una muestra más de que todo es un pacto político, de mucho tiempo atrás.
Esto es preocupante, porque vale la pena preguntarnos: ¿Para qué destinar tantos recursos financieros y humanos a simular tantas consultas democráticas? Esto no tendría que suceder en un gobierno de austeridad.
Y en un gobierno profesional, la política no debería ganarle a la Educación. Pero aparentemente, varios intereses personales siguen sin soltar el protagonismo.
Maestra de primaria en escuela pública. Licenciada en Educación Primaria por el Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima (ISENCO).