Como parte de la estrategia para fortalecer la formación ciudadana desde la infancia, la Secretaría de Educación Pública prevé aumentar las horas de enseñanza de las materias de Cívica y Ética en los planteles de educación básica, informó el titular de la dependencia, Emilio Chuayffet.
Al inaugurar el seminario “El ejercicio de los derechos de la niñez como componente de una formación ciudadana”, Chuayffet advirtió que el gobierno federal busca que los alumnos aprendan a convivir en entornos sanos y seguros, por ello, el presidente Enrique Peña Nieto presentó la iniciativa de la nueva ley general para la protección de niños, niñas y adolescentes al Congreso con carácter de preferente.
Mientras que desde la SEP, “el propósito se ve fortalecido desde las aulas con la renovación de los libros para las materias de formación cívica y ética de nivel básico que nuevamente tendrán en el programa escolar cabida con la suficiencia de horas que materias tan importantes reclaman”.
En su oportunidad, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, consideró que se requiere de una “revolución cultural” para que los ciudadanos participen en la vida democrática del país.
“La única manera de lograr el involucramiento de los ciudadanos en hacer política, es mediante un cambio cultural. Es indispensable una revolución cultural”, ya que los problemas de democracia tienen raíces estructurales. Por tanto se requiere una solución generacional, lo que implica “formar ciudanía desde la infancia”, dijo.
Calificó a la escuela como el “espacio ideal” para lograrlo pues es el “segundo medio ambiente natural” para que los niños conozcan la tolerancia y democracia. Y es que de acuerdo con el informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México, 55 por ciento confía en los maestros; es decir, representan la segunda figura institucional más importante apenas superada por el ejército. “Ese es el potencial de incidencia que tenemos en las escuelas para impulsar la ciudadanía y práctica de los valores”, aseguró.
En tanto, el magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Alejandro Luna Ramos, consideró que en la medida en que el ejercicio y garantía de los derechos de las y los niños sea efectivo, “mayor será, en su momento, la participación ciudadana”.
Es decir, mientras el Estado es capaz de garantizar el derecho de los menores de edad a una vida digna, a la alimentación, la vivienda, educación, libertad y seguridad, “entonces podremos dibujar un panorama democrático para la nación”.
Educación cívica y ética, la cuenta pendiente
Durante el seminario realizado en el TEPJF, Sylvia Conde Flores, directora general del Colectivo para el Desarrollo Educativo Albanta y ex coordinadora del programa integral de Formación Cívica y Ética para primarias de la SEP, coincidió en que es “poco tiempo” dedicado a la formación de valores ciudadanos, por lo que “no se logran los objetivos” previstos.
Aunque reconoce que el programa de estudios es uno de los mejores en América Latina, le falta la dimensión práctica y la democratización de las escuelas, es decir, los procesos educativos.
Al participar en el mesa “la importancia de la formación cívica y ética en niños y niñas para el sostenimiento de la democracia como régimen político y en la adopción de una formación de vida”, reconoció que el plan de estudios alude a la construcción autónoma de criterios de acción moral y plantea la aplicación de democracia en la vida cotidiana y hay una fuerte vinculación con el contexto.
Sin embargo, no se logra del todo porque “el tiempo curricular es poco” pues en primaria es una hora a la semana y en secundaria son dos; aunado a ello, también existe el “desafío” de la formación docente pues “tenemos un déficit sobre todo en secundaria porque los docentes no tienen el perfil”.
Además se requiere fortalecer a las escuelas para conseguir estructuras de participación de los padres de familia, estudiantes y la comunidad en general, y “que no sean simulacros de participación como las asociaciones de alumnos que no pueden decidir sobre temas relevantes, pues eso hace daño a la construcción de ciudadanía”.
Se debe reconocer a los niños como personas que pueden incidir en la transformación de su entorno, pero hay “gran temor de darle ese poder”. Las escuelas deben ser espacios de nuevas prácticas, insistió.
En 2008, Josefina Vázquez Mota, entonces secretaria de Educación, anunció el regreso del libro de Cívica y Ética a la educación básica después de 25 años en que los estudiantes de primaria y secundaria carecieron de un plan de estudios al respecto.
Aunque la estrategia se cumplió, padres de familia y maestros consultados por Educación Futura, reconocen que el tiempo dedicado a estas materias es inferior con respecto al resto de la currícula.
En primaria solo se imparte una hora a la semana a la cívica y ética, incluso, “la maestra nos pide que se divida un cuaderno para estas materias y al finalizar el año, no usan ni 40 páginas”, dice, Alma Hernández, madre de una alumna de cuarto año.