Arturo Jiménez Cruz
En teoría, la revisión por pares o el arbitraje, es una parte integral de la publicación científica, que, en principio, confirma la validez de la revisión científica. Los revisores, aparentemente son expertos que evalúan y ofrecen asesoramiento a los que escriben un artículo o un libro científico.
Sin embargo, esto hace que las publicaciones sean sometidas a las élites, a los celos personales o al filtro de un tamizaje de lo que en un momento este de moda o que esté de acuerdo a la corriente de pensamiento sobre un tema específico de las élites (mainstream). Es decir, si contradice las ideas convencionales, buscan puntos débiles, y no ideas innovadores; por lo que quienes trabajan en instituciones aisladas o con menos prestigio tienen menos posibilidades de publicar, contrariamente los que trabajan en instituciones de prestigio, como Harvard, Cambridge, Oxford, Pensilvania, John Hopkins en el ámbito internacional, la UNAM y los institutos nacionales de investigación, en el ámbito nacional tienen más posibilidades de publicar, y menos posibilidades las instituciones de Chiapas, Oaxaca, Tabasco.
Por otro lado, los revisores son especialmente críticos con conclusiones que contradicen sus puntos de vistas, de instituciones que tienen poco prestigio o, si tienen conflicto de interés con los intereses de la empresa privada o pública que los financia. Asimismo, se hacen de la vista gorda, con las limitaciones de los trabajos con cuyas conclusiones coinciden. Hay, además, a favor o en contra, sesgos de género, de raza, de ciudad, de región, de institución, etc.
También hay casos de falsas revisiones por pares, es decir, que no se realizaron revisiones. Esto es más frecuente en revistas de acceso abierto, que usualmente cobran desde 100 dlls hasta más 4,000.000 dólares por publicación.
Existen cientos de revistas y miles de publicaciones en el mundo, que se anuncian como con revisión por pares y en realidad no lo hacen, lo hacen con revisores sin experiencia académica suficiente, o con aquellos que coinciden con las políticas de la revista. Se incluyen revistas que cobran por publicar, que reciben financiamiento de empresas públicas o privadas que tienen una agenda especial: por ejemplo, difundir noticias falsas sobre salud, basadas en pensamiento mágico, que apoyan productos naturales, alternativos, o farmacéuticos. Y son las que frecuentemente utilizan los periódicos o revistas para anunciar o promover sus productos, refiriendo como su fundamento las publicaciones de revistas científicas no tan académicas.
En general son muchas las triquiñuelas que se utilizan para saltarse las normas sanitarias, para promover productos para la salud sin que esté evaluada su eficacia y su seguridad (riesgos, daños, etc.).
Por lo que lo más recomendable es escuchar la opinión de por lo menos dos médicos, uno de ellos sin conflicto de interés con las farmacias, farmacéuticas, clínicas, medicamentos, etc.
Aun así, es necesario, alguien experto en revisión crítica de la literatura científica.