La propuesta gubernamental que fue la pieza clave en este sexenio la mal llamada Reforma Educativa, ha servido para tenernos entretenidos desde los primeros meses del 2013 hasta la fecha.
La propuesta de reforma educativa (que fue realmente laboral y administrativa) sirvió en el fondo para generar un fuerte boquete a los derechos y aspiraciones profesionales de los docentes. No es verdad –como se decía al inicio- y que Carlos Órnelas sigue enganchado en el mismo asunto, que se trataba de parar el tráfico y venta de plazas (las plazas se siguen vendiendo), cuando menos en Jalisco esta práctica persiste no igual como era antes, pero a discreción esa práctica no se ha terminado.
El paso hacia adelante ha sido el asestar un gran golpe a la organización sindical de los maestros, nulificar sus derechos históricos, el cambiar las formas de regulación laboral y administrativa y el imponer a los nuevos docentes las reglas para incorporarse al servicio, en donde desaparece la plaza de base y todo quedará regulado al asistir al nuevo esquema de evaluación punitiva controlado desde la SEP. Eso se pretendía desde el inicio y a eso se redujo su mal llamada reforma educativa.
A la SEP nunca le ha interesado debatir verdaderamente el asunto pedagógico ni tampoco la propuesta educativa para el país, esa siempre ha estado en el segundo o tercer lugar de la agenda de la reforma. De última hora salió de la chistera (como los buenos magos), el Modelo educativo y Los aprendizajes clave. Sin embargo estos tampoco son viables para garantizar una trayectoria formativa favorable para los miles de niños, niñas y jóvenes que aún asisten a las distintos espacios de la oferta escolariza que existe en nuestro país.
Sin embargo los pasos para atrás son muchos, el retroceso educativo, está asociado a la desconfianza social y a la incertidumbre en el servicio que presta la escuela pública mexicana.
Se ha caminado hacia atrás en términos del rigor y la profesionalización de los docentes, su mística para el trabajo ha sido sustituida por un esquema complejo y burocrático para el ingreso, la promoción y la permanencia; que es menos educativo que el anterior.
Se ha dado un paso hacia atrás en cuanto a la organización de contenidos de estudio y a la forma de presentarlos a los alumnos, como un paquete formativo cuya intención debiera estar pensada en contribuir con claridad en su trayectoria formativa.
Se ha caminado hacia atrás en cuanto a la claridad de la gestión institucional de la propuesta formativa y de poder responder a la pregunta, ¿a qué tipo de mexicanos y mexicanas aspiramos formar de cara a los retos y compromisos del siglo XXI?
Se ha caminado hacia atrás al exagerar el nivel de protagonismo de la evaluación docente y colocarlo por encima del compromiso de capacitación y profesionalización de los docentes. Evaluar ha salido mucho más caro que formar en y para el trabajo.
La propuesta de reforma educativa casi siempre se ha jugado en la cancha de la discusión., el debate y la confrontación política; es importante que la SEP y sus intelectuales estén abiertos y dispuestos a participar en un debate verdaderamente pedagógico aun reconociendo el actual contexto social.
El debate pedagógico no se reduce a la forma de cómo se organizan los contenidos, el enfoque de las asignaturas y la definición de los perfiles terminales de la educación básica, el debate pedagógico toca otros aristas las cuales están asociadas con respecto a la posibilidad de que desde los docentes y desde las escuelas se discuta y se incorpore un curriculum en contexto, el cual responda a las necesidades reales de los alumnos y alumnas y se construya desde abajo y entre todos. De que se abran los puntos que hasta ahora han estado cancelados a los maestros de educación básica, que participen en el diseño, organización y operación de la propuesta o el modelo educativo que siempre se diseña en otro lugar y por personajes oscuros que nadie ve o nadie conoce. Este es el punto de fondo sobre el cual hemos retrocedido en términos educativos y nos colocamos de nuevo en la década de los noventa para reinventar la educación de un futuro que a lo largo de este sexenio nos ha rebasado.