Una de las grandes debilidades que se puede atribuir a la denominada reforma educativa, es que fue ideada por quien hoy encabeza la Secretaría de Educación Pública, cuando éste se hacía cargo de la oficina de la Presidencia de la República, en un pequeño espacio con los líderes de los tres principales partidos políticos y sólo bajó en términos de indicación a las cámaras legislativas, sin una consulta al magisterio y, cuando ésta se dio años más tarde, no fue tomada en consideración.
Mucha tinta se ha escrito sobre que la evaluación en sí no es el problema, sino que ésta se ha asumido en una tecnoevaluocracia que la define como el origen, camino y destino de la calidad educativa, dejando de lado aspectos tan importantes como los planes y programas, aplicando medidas que impactan fuertemente en la estabilidad laboral del magisterio y definen a éste, al ser el único al que se aplica la evaluación, como el origen de todos los problemas sin tomar en consideración el contexto ni la pertinencia, ni preparación académica y menos las decisiones de quienes dirigen la tarea educativa.
Por tal motivo, he decidido, para hacer más explícito para la sociedad, poner la situación educativa, como si se tratara de la construcción física de un puente, estableciendo las comparaciones de los actores pertinentes al ejemplo en mención, por supuesto con enorme respeto y aprecio para quienes tienen esta importante profesión en nuestra sociedad.
Imaginemos que un enorme e importante puente ha de ser construido, los que dirigen la construcción no se preocupan por desarrollar los planos apropiados a la distancia, magnitud y capacidad de carga, usan los que se hicieron hace más de una década y traen copias de otros puentes que han sido hechos en otros lugares, pero son de diferentes tamaños, usan materiales que aquí no hay y suponen diferentes diseños estructurales.
Llaman a que los ingenieros se expresen, que digan cómo debe de ser, durante meses los ingenieros le creen, hablan, dicen, argumentan, solo que nadie toma en consideración lo que dicen y la obra sigue, cambian al encargado de la obra y ahora es un amigo del alcalde quien tiene que hacer uso de la Policía por si algún ingeniero se le ocurre la tonta idea de que alguien que sepa de construcción debe dirigir la obra. A los ingenieros que son los que saben de la materia, solo se les manda a la mano de obra, ponen varillas y concreto, pero quienes dirigen la obra no tienen la menor idea de cómo construir, porque nunca han construido nada, solo saben anunciar a los cuatro vientos que el puente es lo más importante para el futuro y conectividad de la comunidad.
El que dirige el puente suspende en diferentes puntos la obra, aunque se enoje cuando los demás lo hacen y explica porque es importante que siga esa monumental e importante obra para la sociedad. Se enfurece si alguien supone que porque él no es ingeniero no sabe cómo construir un simple puente como él le llama en repetidas ocasiones.
Algo está saliendo mal, vienen a evaluar el puente y no avanza, presenta cuarteaduras, está más corto de lo que mide la distancia requerida, el agua se filtra en los cimientos y presenta fallas estructurales, por lo que hacen un organismo que evalúe a los ingenieros, porque –aseguran- definitivamente son los que están mal, aunque sólo hacen lo que se les marca en los planes que los que dirigen la obra dicen. Los que dirigen la construcción hacen los exámenes, no los hacen ingenieros, lo hacen personas que saben mucho menos de Ingeniería que los propios que están trabajando. El responsable de la obra expone con orgullo que la ley es la ley (que él mismo hizo), que el ingeniero estudio para poner ladrillos, no para dirigir la construcción. Dice que si al diálogo, pero solo si los ingenieros aceptan de inicio que su idea de construcción es la única válida.
A los ingenieros los culpan de lo mal que se está trazando el puente, lo curioso es que en público los alaban y en los medios de comunicación no dejan de culparlos, hacen como que les apoyan pero permanentemente explican que no es posible que no funcione el puente si es tan importante. Les dicen a todas las personas que están inconformes con el puente que la verdadera solución es que todos pueden ser ingenieros, que vengan, que ahora que faltan empleos, cualquiera puede poner ladrillos, que no importan los planos y la experiencia en construcción.
Llega a tal punto que hacen creer a la sociedad que un ingeniero estudio solo para poner ladrillos, que ningún ingeniero debe de dirigir la obra, que es ilegal, anti ético e inhumano que un ingeniero la dirija, porque la más grande obra es sólo la colocación de cada ladrillo. Poco a poco los ingenieros se dan cuenta de lo importante que son e informan a la comunidad de los razonamientos estructurales.
manuelnavarrow.com