Por: Abelardo Carro Nava
La propuesta de reforma educativa que, el gobierno de López Obrador, envío a los legisladores para que fuera discutida en la Comisiones respectivas (de Educación y de Puntos Constitucionales), ha generado las primeras reacciones en el magisterio. Y es que, a través de diversos medios de comunicación, se han filtrado los primeros borradores (https://drive.google.com/file/d/1nvybR6ONukB-WCnuCuWIBalZDJNG7Ek6/view, 14 de marzo) del Proyecto de Dictamen por el que se abrogan las diversas disposiciones de la reforma educativa 2013, contenidas en la Constitución y sus respectivas leyes secundarias, que modifican los artículos 3º, 31º y 73º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM).
Por un lado, tenemos, las reacciones de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), disidencia magisterial que, debo decirlo, a través de la lucha que emprendieron desde hace años, obtuvo un primer triunfo, cuando el actual Presidente, declaró hace unos meses, que se abrogaría la reforma educativa de Peña Nieto y, aunque no quieran verlo, están a punto de lograr su segunda victoria; esto, si el Congreso aprueba el dictamen que he referido. No obstante estas ideas iniciales, tal parece que los resultados de ese proyecto no fueron del todo bien recibidos por los profesores de la CNTE, puesto que a decir de algunos de ellos, no se abroga del todo la reforma neoliberal que impuso el anterior gobierno, razones contenidas en el documento hay de sobra para pensar de esa manera; sin embargo, habría que repensar y reflexionar sobre la propuesta López-Obradorista que, más adelante, expongo.
Por otro lado, tenemos a un Sindicato Nacional de Trabajadores (SNTE) y a unos Maestros por México (MxM) que, hasta el momento en que cierro estas líneas, han sido discretos en sus posicionamientos, tal vez, pienso, pensando en la estrategia a seguir para ganarle el terreno a sus similares en toda la República Mexicana. Vaya, tal vez habría que decirles y pedirles, que revisarán si en el proyecto de decreto, se observa la petición que el mismo líder del SNTE formuló hace unas semanas, en cuanto a la lucha que emprenderían para lograr que se asignara el 50% de las plazas disponibles, para que los hijos o familiares de los trabajadores de la educación ingresaran al servicio docente. Al respecto les tengo una noticia: no, ese punto no está contemplado en el texto. Espero así se mantenga.
Ahora bien, por lo que se refiere a la propuesta de decreto de dictamen, rescato brevemente lo siguiente:
- La abrogación de la reforma educativa de 2013; la eliminación de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD); la eliminación de la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE); la desaparición del INEE; la evaluación de permanencia y sus efectos punitivos; la evaluación diagnóstica para diseñar un programa de capacitación y actualización del magisterio; el intento de profesionalización docente a través del Centro Nacional de Revalorización del Magisterio.
- Hay serias dudas en cuanto a los siguientes puntos: la relación entre “excelencia” vs. “calidad” educativa; sobre la obligatoriedad de la educación superior; sobre la atención a las escuelas de alta marginación.
- Y, finalmente, se confirma, la continuidad del ingreso y promoción a través de “convocatorias” y “concursos”, ligados ahora a través de lo que se ha denominado: Sistema de Carrera Profesional del Magisterio. Último punto, que ha generado una tremenda y acalorada disputa entre los legisladores.
Sobre estos mismos puntos, deseo compartirles algunas (primeras) reflexiones:
Como lo he escrito, en el proyecto de decreto se enuncia la desaparición del INEE y la creación del Centro Nacional de Revalorización del Magisterio, pero éste último, se dice, será descentralizado, con autonomía; no obstante, a través de éste se seguirá evaluando de manera diagnóstica al magisterio. ¿Bajo qué argumentos se propondrán las figuras que integrarán el consejo? Si se plantea que durarán en el cargo 7 años, ¿por qué no valorar su continuidad en dicho consejo a los 3 años y medio y no como se plantea a partir de un esquema similar al que estaba sometido en INEE en esta materia?
Ciertamente se elimina la evaluación punitiva (de permanencia), también, se elimina la LGSPD y la LINEE, pero el ingreso y promoción se mantienen, aspectos que bien a bien no es ni serán bien recibido por el SNTE, por los MxM y, muy probablemente, por la CNTE. Sin embargo, para mejorar el proceso de ingreso de profesores al Sistema Educativo Mexicano (SEM), una serie de preguntas retumban en mi cabeza, ¿por qué no mejorar, desde sus cimientos, al normalismo mexicano?, ¿por qué si la finalidad, de las escuelas normales, es formar a maestros y maestras para que ocupen un lugar en el SEM, se sigue considerando un concurso de ingreso? Dicho concurso, ¿no es menospreciar el papel de dichas escuelas normales? Y, un punto que me parece de lo más importante, ¿se mantendrá la idea de que cualquiera puede ser maestro?
En este mismo tenor, en dicho texto, sigue sin proponerse una autonomía para las normales, lo cual significa que el normalismo mexicano, seguirá dependiendo del Estado, de la DGESPE, principalmente. Si esta es la política nacional, ¿por qué no considerar la heterogeneidad de las escuelas normales y buscar su atención a partir de sus particularidades? Una escuela normal, en esencia, puede ser la misma, pero sus estructuras varían en cuanto a su definición, por ejemplo, una escuela rural de una Benemérita y Centenaria. ¿Por qué en el proyecto de dictamen se considera la opinión de los gobiernos y no de los actores directos, los normalistas, para la mejora de sus propios quehaceres educativos?
Por lo que se refiere al mecanismo de promoción magisterial al interior del SEM, se habla de un Sistema similar al de Carrera magisterial; sin embargo, habría que pensar en los mecanismos de transparencia que se pueden construir para tal efecto. La corrupción dio al traste con ese sistema que hace años, en principio, aportó buenos resultados en el magisterio y en el propio SEM; no obstante, y como sabemos, se pervirtió, principalmente, por la injerencia del SNTE y de los gobiernos locales.
Ahora bien, en el mismo documento, se habla de la educación inicial, pero no se incorpora ésta a la educación básica. Sí se considera prioritario, el establecimiento de una estrategia nacional de atención a la primera infancia. Pregunta simple: ¿por qué no incorporarla a la educación básica si, como sabemos, es fundamental para el desarrollo del ser humano? Asimismo, se habla de una atención a escuelas de alta marginación, pero no de la forma a través de la cual, se destinarán recursos para este planteamiento. Pienso, tal vez, se considerará en las leyes secundarias, ¿no valdría la pena incluirla en las constitucionales?
Por lo que se refiere al tema de la “excelencia vs. calidad”, me parece una barbaridad. Así, con esas palabras; es como mezclar en un vaso el agua y el aceite, sobre todo, cuando al inicio del proyecto se hace alusión a un Estado del Bienestar. ¿Puede usted imaginar un gobierno de izquierda con tintes neoliberales? Aquí tiene usted un buen ejemplo. Y, en el mismo sentido, refiero los conceptos de equidad e igualdad. Un tema pendiente, por años, en la agenda política y educativa en México. ¿Las razones? La realidad, tan cruel como viva, que genera una disonancia con la teoría, los conceptos, las definiciones que otorga la OCDE, el BM, entre otros.
En este sentido, se dice que los planes tendrán una perspectiva de género y una educación integral para la vida, pero ¿qué tanto se ha avanzado en cada una de las escuelas en este rubro si se han eliminado o abaratado dichos planes para priorizar la enseñanza y aprendizaje del inglés y los clubes, por ejemplo?, ¿qué tanto se ha avanzado si los índices de inseguridad siguen incrementándose en nuestro país?, ¿qué tanto hemos avanzado, como sociedad, si seguimos satanizando el aborto en un país donde las violaciones a las mujeres siguen siendo el pan de cada día?
Finalmente (por lo que respecta al proyecto de dictamen), me quedo pensando en que si los estados deben ajustar la nueva ley para armonizarla con la propuesta López-Obradorista, ¿de qué manera se asegurará que no exista lo que el mismo Secretario de Educación denominó “huachicoleo” educativo en cada una de las entidades?
En suma:
Desde mi perspectiva, considero que se puede ganar perdiendo; lo cual significa que, si bien es cierto que no se da, de tajo, la abrogación de la reforma educativa de 2013, también es cierto que la propuesta de reforma, contiene varios elementos que priorizan el papel del maestro en nuestros días: lo revalora, lo redignifica, y lo resignifica, algo que menosprecio Peña Nieto y Aurelio Nuño.
El efecto punitivo de la evaluación puede quedar atrás, lo que debemos pensar a partir de ello, es ¿cómo mejoraremos los procesos a partir de los cuales se fortalezca el magisterio? Algunos puntos, los he abordado en este texto.
Ahora bien, aún estamos lejos de vislumbrar el camino que seguirá el modelo educativo que se echará a andar en lo sucesivo. El debate también tiene que considerar este aspecto. Vaya, mencionar el tipo de educación que se impartirá en los centros educativos, no define el proceso a través del cual se lograrán mayores aprendizajes en los alumnos mediante el trabajo docente que se desarrolla en el aula. Podemos y tenemos que voltear a ver, de nueva cuenta, a la pedagogía y a la didáctica, como elementos que son el eje central en el proceso educativo y, para ello, los especialistas, los maestros, resultan ser piedras angulares para la construcción de un mejor SEM.
En fin, no perdamos de vista estos aspectos, porque si bien es cierto que la negociación (de la reforma educativa) les corresponde a los legisladores, a nosotros, nos compete expresarles que, con tales acuerdos, no alcanza para lograr la educación que México y los mexicanos necesitan.