Erick Juárez Pineda*
La Promoción Horizontal, un estímulo donde los profesores y directivos pueden acceder a un aumento de salario sin que esto implique un cambio de funciones, fue una de las promesas más esperadas por el gremio desde que se echó a andar la Reforma Educativa del presidente López Obrador.
El discurso de revalorización del magisterio y las promesas hechas desde la campaña del 2018, mantenían la esperanza de poder acceder a mejores condiciones de vida, sin embargo, esto no se veía llegar.
Al principio del sexenio, la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM) se dijo lista para echar a andar este programa de incentivos, sin embargo, no existían reglas de operación ni marco jurídico y, lo más importante, tampoco había autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para llevarlo a cabo.
Dos años después al fin han salido los lineamientos que lo regirán, sin embargo, aún no hay certeza de dónde se obtendrán los recursos para operarlo y, como lo marca la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, la definición exacta de los elementos multifactoriales que ahí se describen.
De manera general, la Promoción Horizontal está dirigida a personal con funciones docente, técnico docente, asesoría técnica pedagógica, dirección y supervisión quienes tengan un mínimo de dos años de servicios ininterrumpidos con nombramiento definitivo, los cuales, deberán completar dos etapas de evaluación donde se tomarán en cuenta los siguientes elementos: antigüedad, reconocimiento al buen desempeño, grado académico, desarrollo profesional, conocimientos y aptitudes, autoevaluación y una exposición de la práctica educativa.
El Programa constará de 8 niveles de estímulo de carácter económico, cuya permanencia mínima es de 4 años en cada uno, los cuales, tendrán una aumento desde 35% hasta 205%. Para los trabajadores que se encuentren en zonas de alta marginación o pobreza, los aumentos serán desde 41% hasta 247%.
Pero, ¿de dónde se obtendrán los recursos? La misma ley señala que el Programa operará con el presupuesto del Programa de Carrera Magisterial, de Promoción en la Función por Incentivos en Educación Básica y otros recursos que se asignen al Programa conforme a la disponibilidad presupuestaria.
En un principio se pensaría que este dinero estaría etiquetado desde el Presupuesto de Egresos de la Federación, sin embargo, estos no se han considerado dentro de las partidas presupuestales sino de programas de incentivos que bajan a través del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE) del Ramo 33, que para este año fue de más de 408 millones de pesos, el cual, es el mismo presupuesto del año pasado, por lo que no se consideró un aumento para ello.
Incluso, aún no se sabe a ciencia cierta cuánto será el dinero destinado para el programa, cuál será el techo presupuestal ni de dónde se sacarán los recursos para fortalecer al FONE.
Lo curioso, es que este programa sale a la luz justamente en año electoral y aunque la Ley marca que la USICAMM emite los lineamientos y coordina de manera general, son los gobiernos de los estados los encargados de operarlo y ejecutarlo, lo que da un margen para que este pueda ser utilizado con fines políticos y electorales. No sería la primera vez que sucede.
Lamentablemente, la promesa de volver a darle un gran valor a las maestras y los maestros, aún no termina de nacer. No se alcanzan a distinguir los piés ni la cabeza. Ni siquiera sabemos si de verdad existe. Sería conveniente, entonces, pensar en una “mal llamada revalorización del magisterio”.
* Periodista especializado en temas educativos. Director editorial de Educación Futura.
Twitter: @elErickJuarez