Parece que todo regresa al mismo punto en donde inició, la calidad educativa a la que se aspira pasa rigurosamente por la atención profesional de los docentes en servicio, mejorando el contexto de la práctica y las condiciones institucionales en donde ésta se realiza.
Recientemente se ha reavivado el debate en torno a la profesionalización docente en espacios sobre todo sindicales e institucionales. Qué se dice desde afuera, desde los espacios académicos y desde los grupos marginales, alternativos, contra-reforma.
La profesionalización docente no es un asunto sencillo, las últimas tendencias y propuestas reconocen tres grandes elementos de fondo para ordenar el debate:
- Reconocer los cambios tecnológicos, sobre todo las tendencias de virtualizar la atención educativa, junto con el uso con fines educativos de todos los dispositivos de comunicación. Aquí habría que hacer un recuento acercas de cuál es el estado que guarda la práctica docente con respecto al uso de formas no convencionales de atención educativa.
- Los sujetos que se dedican a enseñar, deben aprender, están obligados a “ponerse al día”, sobre todo que el asunto de la propagación de la información es un asunto resulto, cómo hacer ahora para usar críticamente la información a la que se accede, cómo ser educador o educadora en tiempos de incredulidad a la docencia, de incertidumbre en la tarea educativa y de crisis de las instituciones educativas, por lo tanto los docentes de hoy en día, deben aprender para saber y poder enseñar lo que la sociedad les demanda, dejando de lado las aspiraciones o los intereses políticos de los gobiernos en turno o de grupos coyunturales de interés.
- El tercer punto está vinculado con la autonomía del trabajo docente y de las condiciones institucionales en donde se realiza la tarea. La buena docencia o la docencia de calidad requiere espacios abiertos para jugar libremente a partir de un curriculum flexible no rígido, con el conocimiento puntual de los escolares, del conocimiento de sus intereses y aspiraciones específicas y sobre todo, desligados de prescripciones o propuestas de reforma persecutorias. La nueva docencia y las nuevas reglas de profesionalización deberán pautarse a partir de la versatilidad de las formas y los estilos de ser docente y de hacer educación. Fuera los modelos rígidos acartonados, fuera las directrices y disposiciones de arriba abajo, fuera las formas de control y corporación en la tarea de enseñar.
Como decía un viejo escritor anarquista de principios del siglo pasado, “démosle la palabra a los maestros y maestras, y caminemos con ellos confiando en sus propuestas. Ellos saben hacer la educación, nosotros estamos para aprender de su tarea”.
*Doctor en Educación por la UPN. Profesor – investigador de la Unidad 1241 – Guadalajara de la Universidad Pedagógica Nacional.