La oposición de los maestros mexicanos a la nueva ley para transformar el sistema educativo se ha ampliado y pone en riesgo la aplicación de la primera gran reforma del presidente Enrique Peña Nieto. Huelgas, manifestaciones, bloqueos de accesos carreteros, ocupación de oficinas públicas y neutralización de peajes: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) –una corriente radical del Sindicato Nacional de la Educación (SNTE)– dispara hace meses desde todas las trincheras contra las leyes promulgadas en septiembre.
La reforma tiene el objetivo de mejorar la calidad de la enseñanza con mayor control de la evaluación de maestros. Pero para muchos profesores, las leyes promulgadas tienen en realidad la intención de “privatizar” la educación pública y abrir la puerta a despidos.
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