Después de la liberación de la maestra Gordillo en el mes de agosto de este año, las “aguas” que durante 5 año y medio permanecieron “quietas” en el magisterio mexicano, volvieron a agitarse. Como sabemos, su aprehensión, fue parte de una estrategia política que le significó al gobierno Peñista, un triunfo legislativo y educativo puesto que, a partir de tal detención, fue aprobada la mal llamada Reforma Educativa y, a decir de la propia autoridad, la recuperación de la rectoría de la educación para el Estado.
Así, sin ninguna responsabilidad administrativa, civil o penal para las autoridades encargadas de “procurar” esa justicia tan vapuleada en México, y que fueron los responsables armar un caso con todas las “torpezas” jurídicas que pueden existir al respecto, la ex lideresa vitalicia regresó con la finalidad de recuperar el Sindicato que le fue arrebatado de las manos; ahora, a través de una red de maestros que ha sido llamada ¿Maestros Por México?, y de la cual me ocuparé más adelante.
De esta forma, su aparición causó revuelo en los medios de comunicación impresos, televisivos y digitales. No podía ser menos, pues su trayectoria (aunque yo lo llamaría morbo) y el probable poder que representa en nuestro país, sin lugar a duda, tiene que “cubrirse” porque, como en el medio periodístico se conoce: de que da la nota, da la nota, y eso vende. No obstante, bien valdría la pena preguntarse: ¿qué beneficios puede traer consigo la liberación de Gordillo Morales y la recuperación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para los miles de trabajadores al servicio del Estado y para la educación en su conjunto? Desde mi perspectiva, ninguna.
Sobre “La Maestra” se ha escrito bastante (yo le he dedicado varias líneas y entregas en este y otros espacios), y créame, su regreso no puede significar más que la opacidad, omisión y torpeza de los encargados de la justicia en México.
Ciertamente, durante los años en que estuvo al frente de esta organización sindical, la “defensa” de los derechos laborales de los integrantes del gremio más grande de América Latina, fue una constante. Eso sí, esa defensa, puede entenderse a partir de los muy particulares intereses de la profesora, más que por una real lucha magisterial que trajera mayores y mejores beneficios para el magisterio. De ahí que puedan comprenderse, las “alianzas” que en su momento tuvo y mantuvo con los Presidentes de México: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa, para lograr, entre otras cosas “Un Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica” (ANMEB, 1992), “Un Compromiso Social por la Educación” (2002) y “Una Alianza por la Calidad de la Educación” (2008).
¿Obtuvo mayores beneficios el magisterio a partir de la firma de esos Acuerdos y Compromisos? Si la respuesta es afirmativa, ¿cuáles fueron esos beneficios y en dónde se vieron reflejados?, ¿cuáles fueron los resultados de esas “conquistas sindicales” si hoy por hoy, según la OCDE, los maestros en México son de los peores pagados en el mundo?, ¿cuáles fueros los beneficios que se obtuvieron por la aplicación a rajatabla de las políticas neoliberales que afectaron la educación en México?
Ahora bien, si las cosas parecieran estar muy mal con el panorama que les acabo de plantear, permítame seguir con mis argumentos.
Después de la aprehensión de “La Maestra” y de la toma de protesta ilegal por parte de Díaz de la Torre, el asunto se puso peor de lo que se esperaba. Estos 5 años y medio, prácticamente el SNTE, estuvo sometido a las disposiciones autoritaritas y retrogradas de Peña Nieto y compañía. Sí, se trató de un Sindicato que no veló por los intereses ni por los derechos laborales de los trabajadores al servicio del Estado. Y sí, se trató de una humillación expresa y por invitación que el propio SNTE le hizo a la autoridad en turno. Masoquismo le llaman algunos. En fin.
¿Quién no recuerda las evaluaciones “militarizadas” a las que fueron sometidos los maestros y maestras de México?, ¿quién no recuerda la serie de vejaciones por las que pasaron los mentores durante estos 5 años y medio en pro de una calidad educativa?, ¿quién no recuerda el apoyo que, en su momento, Juan Díaz de la Torre le brindó al gobierno Peñista para la implementación de una reforma laboral disfrazada educativa?
El SNTE lamentablemente vive en nuestros días, una crisis de enormes magnitudes desde su aparición en el año de 1943. Sus líderes, principalmente, de Carlos Jonguitud Barrios a la fecha, no han hecho otra cosa más que tirar a la basura aquellos principios básicos en los que se fundamenta el sindicalismo en el mundo.
¿Urge una democratización sindical en México? Es una pregunta que en estos días cobra sentido dada la reconfiguración que está viviendo el Sistema Político Mexicano dado el triunfo de la izquierda a través de Andrés Manuel López Obrador y que, como hemos visto, éste trae consigo una forma diferente de gobernar. Buena o mala, no lo sé o, más bien, no me atrevería a calificarla en estos momentos puesto que aún no es gobierno.
En cualesquiera de los casos, los trabajadores de la educación, considero, están ante una oportunidad histórica de hacer valer sus derechos porque, aunque pareciera ser irrelevante, su papel mayoritario al interior de este Sindicato, puede propiciar una participación democrática activa, que los lleve a exigir ya no más de lo mismo. Sus derechos son los que están en juego y, hoy por hoy, son los principales agentes de cambio en el Sistema Educativo Mexicano (SEM).
No, no nos equivoquemos, estoy hablando de una participación real, activa y genuina del magisterio mexicano. No a través de participaciones fingidas como las de aquellos que se denominan Maestros Por México. Éstos, son una “ala” de ese “Gordillismo” que ha vivido de los maestros y no para los maestros, y que obviamente, ya no queremos. Tampoco, estoy hablando de esos defensores “institucionales” que ahora sí, simulan estar en contra de la mal llamada reforma educativa que ellos mismos impulsaron y apoyaron durante 5 años y medio, y que en los foros a los que ha convocado el Presidente Electo, llevan a cabo estrategias “simplonas y rapaces” para posicionarse ante el gremio y ante el próximo gobierno.
A ambas “figuras sindicales”, “defensoras” de los derechos laborales de los trabajadores de la educación, permítanme darles una noticia: el Presidente Electo, se reunió el pasado 28 de octubre con los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en su casa de transición para tratar asuntos relacionados con el magisterio y la educación. ¿Por qué no lo ha hecho con los órganos institucionales del SNTE o con los llamados Maestros Por México? La campaña política pasó, las alianzas comienzan a reconfigurarse y, ciertamente, habremos de observar una férrea lucha por el poder para lograr recuperar o mantener el Sindicato que en la década de los noventa vivió sus mejores momentos pero que, en los hechos, no ha traído buenos dividendos para los maestros.
Con negritas:
El Presidente Electo y quien será el próximo Secretario de Educación en el país, han dicho que respetarán si “La Maestra” regresa al SNTE. Es obvio que tienen que fijar una postura de esta naturaleza; sin embargo, bien les valdría la pena considerar, que buena parte del magisterio mexicano rechaza a la exdirigente sindical cuyo símbolo, y lo que ésta representa, es contrario al que el propio Obrador planteó durante su campaña: el combate a la corrupción.