El desarrollo educativo en nuestro país y en todos los países del mundo se nutre de tres grandes cosas:
- a) Ideas educativas de vanguardia, vinculadas con un mejor y mayor conocimiento acerca de: el desarrollo de los sujetos, el proceso de aprender y mejores formas de enseñar, el conocimiento de los escolares, una mejor forma de crear un ambiente para aprender etcétera. Dichas ideas son producto de investigaciones, de hallazgos, de propuestas de mentes iluminadas, de pensadores y filósofos, de novelas y textos literarios fantásticos. Aun así las ideas anteceden a las prácticas educativas.
b) Las prácticas educativas son la concreción de la tarea de educar. Los sujetos son educadores y educadoras desde la práctica, la práctica es el escaparate que nos permite mirar lo que hacemos realmente, a partir de mirarnos en la acción, junto con lo que generan las prácticas concretas. Existe una forma muy diversa de entender las prácticas educativas: práctica reflexiva versus práctica rutinaria, práctica innovadora y transformadora, etcétera. La práctica se vincula con las acciones educativas, los sujetos son educadores o educadoras, en la medida en que actúan y dicha actuación, es un espacio o contexto bajo condiciones institucionales igualmente concretas y determinadas y con fines educativos, los cuales están definidos institucional y subjetivamente. A eso le llamaron currículum y es todo lo que envuelve o condensa la tarea educativa.
c) Los dos elementos anteriores se articulan en lo que algunos autores le llaman modelo educativo. El modelo integra coherentemente las ideas pedagógicas a modo de sustento o de fundamento de la acción, junto con algunas sugerencias ligadas con la práctica educativa.
Todo lo anterior sirve para enmarcar y reconocer que en estos momentos vivimos una profunda crisis de ideas pedagógicas de vanguardia y los estilos de práctica se han tornado predecibles y recurrentes, es decir, lo que antes educaba hoy ya no educa de la misma manera ni con la misma intensidad, e incluso las condiciones contextuales han cambiado.
Necesitamos un cambio en educación, un verdadero cambio que contribuya a que las cosas realmente cambien. Dicho cambio no puede venir de la política porque ahí los intereses están pervertidos de origen, ya que lo que interesa no es un mejor desarrollo educativo sino mantenerse en el poder o disputar el poder si éste no se tiene. Tampoco el cambio educativo puede provenir de las viejas ideas o de los paradigmas que hace algún tiempo fueron vigentes, sus propuestas ya se agotaron: el conductismo, el constructivismo, las competencias, el cognoocitivismo, las pedagogías centradas en el sujeto, en el contexto, en la acción, también ya agotaron todo su potencial teórico y práctico.
Habría que pensar entonces en un modelo diferente, alternativo, en un modelo educativo nuevo; que emerja de las aportaciones anteriores (de la nada no podemos sacar algo), sin embargo no se trata de un reduccionismo ecléctico, ni tempo de buscar el modelo ideal, desde ahora sabemos que este no existe, ni existirá nunca.
El modelo en cuestión que articule ideas, práctica y fundamentos, debería construirse cada día, reinventarse y evaluarse sistemáticamente. Su origen está en la capacidad de responder a las necesidades, a las demandas en educación no a la oferta, de reconocer los problemas actuales de una sociedad en movimiento y de responder a las diversidades y a las asimetrías, de buscar educar lo que no ha sido educado.
Realmente no hablamos de un modelo sino de una diversidad de modelos, de acuerdo a lo que la sociedad va requiriendo, los niños pequeños, los jóvenes, los incrédulos, los indecisos, los escépticos, los sabelo-todo, los pobres, los jodidos, los emprendedores, los traficantes de amor, los vendedores de utopías, los nacidos para-perder, los que diario meten la pata todos y cada uno requieren un modelo, que les permita trazar un horizonte educacional, que les garantice ser mejores a lo que son ahora, que no confundan el tener con el ser y que les permita desarrollar-se hasta donde cada quien pueda y quiera.
Tal vez todo ya ha sido dicho en otro momento y en otro lugar y estoy seguro que si, se trata de retomarlo, de vivirlo de nuevo, de hacerlo texto en contexto.
Los maestros y las maestras que el día de ayer iniciaron esta hermosa travesía de educar en este ciclo escolar, deben pensar modestamente: ¿qué sustenta su trabajo, hacia dónde se quiere llegar con lo que se hace? Y a partir de ahí, pensar en una educación diferente. Que nos permita hacer posible todas aquellas cosas que hasta ahora en educación, se han pensado en imposibles.