Una de las preocupaciones que acompañan al proceso electoral es la de si tendrá continuidad la reforma de la educación. Entre las alternativas que se plantean está la de una continuidad en los elementos básicos que la fundamentan y sostienen como proceso, complementado eso con los ajustes necesarios en los elementos susceptibles de mejoramiento, pero teniendo siempre como objetivo el de garantizar el derecho a la educación. A este fin deben subordinarse las decisiones.
Mucho ha insistido el gobierno federal en que la reforma tiene un enfoque humanista que proviene del Artículo 3° constitucional. Pues bien, este artículo está enlazado, por sus fines, al primer artículo de nuestra Carta Magna, ya que especifica que la educación debe promover el respeto a los derechos humanos; estos son el núcleo de la formación cívica y ética de las mexicanas y los mexicanos. Y de eso se trata en la elección: de los derechos.
Dado que la campaña electoral dará como resultado el otorgamiento del poder público, el poder ciudadano, a más de tres mil individuos en todos los niveles de gobierno, la escuela debe aprovechar la oportunidad que significa el proceso electoral para organizar una gran lección del campo cívico-ético. Gran lección por dos motivos: por la trascendencia del proceso electoral para la vida social y por su duración.
Las y los docentes pueden organizar esta gran lección proponiendo a los estudiantes varias preguntas para que con ellas observen y juzguen a los candidatos y candidatas. Se presentan aquí algunas preguntas útiles, vinculadas a las metas de la formación cívica:
- ¿De qué hablan los candidatos y las candidatas? Se trata de observar si conocen las necesidades de la población, ya sea en el plano municipal, estatal o nacional, y si muestran capacidad de atenderlas. Lo contrario es demagogia, prometer cosas sin fundamento. En términos generales, los estudiantes deben observar y analizar si los candidatos muestran un sentido claro del bienestar social, de manera que se justifique dotarlos de autoridad pública. Es sencillo: cada alumno observa a los candidatos y pueden preguntarse: ¿conoce mi pueblo, mi estado, mi país? ¿Le preocupa?
- ¿Tienen los candidatos una comprensión de los problemas que vivimos en relación con la realización de los derechos humanos de todas y de todos? ¿Son estos derechos el elemento organizador de todo su discurso, de todo su análisis de la vida social, de toda su visión de la responsabilidad del gobierno para con los ciudadanos? Es muy importante que los alumnos puedan contrastar sus programas y textos de Formación cívica y ética con esta cualidad de los candidatos.
- ¿Proponen los candidatos acciones de gobierno orientadas a hacer de las ciudades y los pueblos lugares humanos para vivir, o hacerlos más humanos, a partir de un diagnóstico de las necesidades y los recursos, entre los que se encuentra el potencial creador de la misma población? Es importante, por ejemplo, ver cómo enfocan la relación ser humano-medio ambiente; la contaminación del aire, del agua y de la tierra; cómo proponen regular el crecimiento de la superficie urbana sin corrupción, con los derechos humanos como guía y con la responsabilidad gubernamental como criterio de acción.
- ¿Qué proponen para organizar el gobierno –en el nivel por el que cada candidato compite- y la convivencia social, con procesos que impliquen el respeto a la ley y a las instituciones? En otros términos, los estudiantes deben observar si los candidatos hacen una crítica objetiva de ambos aspectos y si muestran aptitud para enfrentar la corrupción de las instituciones y la falta de cooperación de los ciudadanos en la convivencia respetuosa conforme a la ley; no ley en abstracto, sino respeto a los derechos humanos de cada ciudadano y ciudadana.
- ¿Muestran los candidatos, en su hablar, en su visión de lo que harán, una visión clara de que políticamente somos una república federal, con Estados soberanos y con Municipio libre, o sólo dejan ver su deseo de ejercer un poder que no es contextualizado jurídica y políticamente? Deben mostrar conocimiento de esa cuestión y la disposición a someterse a los límites que tiene el puesto por el que compiten. De manera paralela, habrá que observar si están conscientes de que la atención a las necesidades sociales exige la cooperación entre los tres niveles de gobierno. Este asunto implica la disposición a auto limitarse, un compromiso tan contundente con los derechos humanos que llegue a hacer innecesarias las comisiones que los protegen respecto de las acciones de las autoridades públicas.
- En relación con la pregunta anterior, o quizá como otra forma de expresarla, es importante que los alumnos se pregunten y valoren si los candidatos están conscientes de que México necesita una reforma estructural que no sólo ha sido pospuesta por decenios, sino que muchas veces ni siquiera es reconocida: la reforma del poder público. Esto conduce, durante el proceso electoral, por ejemplo, a la limpieza de procederes de los partidos y sus candidatos: ¿respetan la ley?, ¿cómo consiguen los votos?, ¿se ajustan al gasto legal autorizado? Es preciso observar si hay señales claras de respeto a las instituciones.
Si los docentes aprovechan el proceso electoral para las metas de la Formación cívica y ética y les proponen preguntas a sus estudiantes, adaptadas a sus edades, lo más seguro es que a los estudiantes se les ocurran muchas más preguntas. Comprenderán, si aún no lo hacen, que esta área de su formación implica su vida y bienestar, la de su familia y la de todos.