Por Claudia Altamirano
En el esquema educativo tradicional, la responsabilidad principal del alumno es seguir las instrucciones de un maestro, memorizar contenidos y realizar ejercicios acotados, pero la escuela debe reorganizar sus esquemas para cumplir con su objetivo, señala la investigadora Judith Kalman.
“Reorganizar significa repensar la relación con el conocimiento, sabiendo que el conocimiento no es una entidad o un artefacto terminado sino algo que se construye, y para un profesor significa pensar qué deben reflexionar los alumnos para construir ese conocimiento”, explicó la investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvestav.
Para ello, la escuela debe abandonar la práctica educativa vertical, en la que se pide al alumno reproducir los conocimientos en lugar de analizarlos, pues la comprensión, señala Kalman, empieza cuando se exploran las posibilidades de ese contenido. “Cuando uno lee es importante saber qué dice el texto. Además de saber qué dice el autor, ¿qué pienso yo de lo que dice? ¿Cómo lo relaciono con lo que yo sé, con lo que yo he vivido, con otras cosas que he leído? ¿A qué tipo de acciones me invita?”, cuestionó.
En entrevista con Educación Futura, la ganadora del Premio Internacional de Investigación sobre la Alfabetización de la UNESCO indicó que la enseñanza ya no puede basarse en impartir conocimientos y después evaluar con ejercicios acotados de respuestas únicas, sino que se debe profundizar en una temática, pensar en otro tipo de proyectos y dar al estudiante la oportunidad de hacer, rehacer y ampliar el conocimiento: incluso revisitarlo.
Para ello, la experta sugiere hacer más horizontal el método educativo, fomentando el diálogo entre los estudiantes e incluso ceder algunos aspectos del trabajo del maestro a los alumnos para involucrarlos en el proceso.
“Muchos profesores argumentan que tienen muchos alumnos y no podrían calificar cada examen y luego analizarlo, y mi respuesta siempre es: en un grupo de 52 alumnos, hay 52 lectores y todos tienen la posibilidad de opinar, hay que enseñarles cómo”.
Kalman, doctora en Educación por la Universidad de California en Berkeley, propone construir el conocimiento, en el aula, en lugar de sólo impartirlo, “tomamos el trabajo de otro y, de una manera respetuosa y constructiva, podemos aportar a su pensamiento”.
Tecnología, ¿realmente es útil?
Judith Kalman participó en el Seminario Internacional de Educación Integral (SIEI), organizado por la Fundación SM con la colaboración de Educación Futura. En ese contexto, la profesora sentenció que la idea de los gobiernos de que con nuevas tecnologías mejorará la educación es limitada, pues falta capacitar a los maestros para hacer uso de ellas y a veces no son realmente necesarias.
“Si lo que hacemos con la tecnología lo podemos hacer en una hoja de papel, no tiene mucho sentido, mejor invertimos en unas buenas bibliotecas. La idea es que la tecnología que tenemos ahora aporte elementos que no teníamos antes, para relacionarnos con el conocimiento de manera diferente”.
Luego de que la Secretaría de Educación Pública pusiera en marcha un plan para repartir tablets a niños de primaria de todo el país, Kalman advirtió que el reparto de nuevas herramientas debe ir acompañado de capacitación, pues la autoridad asume que la transición ocurrirá de manera natural y creativa.
“Esto lo voy a decir sin empacho: muchos de los materiales que se han desarrollado hasta ahora con la secretaría, es exactamente lo mismo que se podría hacer con un cuaderno”.
Agregó que de esta forma la tecnología se convierte en un vehículo de distribución de textos, con la posibilidad de una calificación inmediata, pero con pocas posibilidades de reflexionar las respuestas.
“La verdadera brecha digital es en prácticas de uso y prácticas digitales, y no sólo en poseer el equipo”.
Al cuestionar a la profesora si la educación lo es todo, explicó que primero hay que entender que educación no es escuela, y que en todo caso, se tiene que hablar de muchos tipos de educación y entornos en los que ocurre: “Educación significa, en un sentido amplio, cómo aprendemos a andar en este mundo, y hay muchas experiencias que ocurren fuera de la escuela que son muy importantes y que muchas veces no tienen cabida en la escuela, la participación que tenemos en el mundo es muy diversa”, puntualizó.