Al parecer, todos hemos trazado nuestro camino por algunas instituciones educativas. Sin embargo, la educación ha tenido duración y alcance diferentes para cada uno de nosotros. A pesar de ser un derecho prescrito por la Constitución, no se ha cumplido al pie de la letra, y no ha tenido para todos la misma trascendencia como factor de movilidad, educativa y/o laboral.
Sobre este interesante tema, el pasado miércoles 28 de enero se presentó el libro: Caminos desiguales. Trayectorias educativas y laborales de los jóvenes en la Ciudad de México, coordinado por Emilio Blanco, Patricio Solís y Héctor Robles. Es una coedición de El Colegio de México y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
Es una obra que analiza la condición social, educativa y laboral, de los jóvenes en el Distrito Federal y área metropolitana. Y se convierte en un referente ineludible para los interesados en el tema educativo, aunque no residan en la Ciudad de México. El libro ha tenido un estudio y elaboración de más de cinco años, y centra su mirada sobre tres ejes: origen socioeconómico, educación y empleo.
La investigación se basa en la Encuesta sobre Trayectorias Educativas y Laborales (ETEL) que se aplicó en 2010. Un cuestionario de tipo retrospectivo, para una muestra aleatoria de 2 920 jóvenes entre 18 y 29 años, residentes de la Ciudad de México, que recolectó información educativa y socioeconómica.
El libro presenta un panorama general de la desigualdad en las trayectorias educativas y laborales de los jóvenes. Explora la relación entre el logro académico y el origen socioeconómico, así como el mismo balance entre los dos géneros. Analiza las irregularidades que hay en las trayectorias educativas, registradas como interrupciones dentro de un ciclo escolar (intra-grado), o en la promoción al siguiente nivel educativo (inter-grado).
La información retrospectiva, les permite agrupar a los jóvenes encuestados en estratos sociales según sus rasgos socioeconómicos, el origen social y características familiares. Esta diferencia convencional, o vertical, la analizan en función de los trayectos educativos y laborales que recorrieron (y/o recorren) los informantes.
El análisis hace énfasis en la salida de la escuela, y en los que regresan. En términos cuantitativos, los autores establecen que el propio sistema educativo ofrece otras fuentes de desigualdad, denominadas de diferenciación horizontal, marcadas por tipo de institución: pública/privada, indígena/comunitaria/multigrado, general/técnica, licenciatura/técnico superior, matutina/vespertina, prestigio… etcétera.
El instrumento les permitió caracterizar el origen social de los entrevistados, y su tránsito desde el primer grado hasta el último cursado. Y se avizoran las historias familiares, escolares y laborales, y se muestra el análisis de variables involucradas en los jóvenes que transitan de la escuela al trabajo en la Ciudad de México.
Los autores construyeron un calendario de los principales eventos: desafiliación, regreso, incorporación al mercado laboral, formación de pareja y emancipación (entre otros). En las gráficas muestran que las edades recurrentes de desafiliación se encuentran marcadas por el cierre de algún nivel educativo, 12 (primaria), 15 (secundaria) y 18 (bachillerato), y un análisis de la paridad Hombres/Mujeres en todos los eventos y datos.
En lo que respecta a lo laboral, se centra la atención en el primer empleo y en las transiciones de un trabajo a otro, así como en los tipos de empleos desempeñados y salarios percibidos. En esta parte, relacionan la función laboral con hechos significativos en las biografías de los encuestados, como el periodo de negociación de roles: emancipación, formación de hogar y/o procreación.
El último apartado da muestra del análisis de otras encuestas y referentes que se ocuparon para construir su propio instrumento. También se pone al estudio en contexto, es decir, se le ubica dentro de los efectos macrosociales de los ciclos económicos, las políticas sociales y las instituciones relacionadas.
En la presentación se subrayó como riqueza de la obra, que no es un estudio transversal (como muchos) sino que analiza el movimiento de los jóvenes. Es una generosa mirada hacia la cadena de tres grandes procesos: familiar, escolar y laboral; en donde el contexto y el tiempo se mezclan caprichosamente para dar la coyuntura.
De manera general, esta breve reseña, es una invitación a conocer los valiosos hallazgos que contiene el libro Caminos desiguales. Y a partir de ellos, elaborar nuestras propias conclusiones sobre la trascendencia que tiene la educación, si sirve o no como factor de movilidad social.
Su lectura se podrá esclarecer de qué depende que la educación se convierta en un grillete que acumula peso, o que se use como trampolín en las transiciones educativas, y que se abra o no, como un paracaídas en el mercado laboral.