Mariana González Morales
Vivimos en una sociedad llena de roles, en el hogar está el padre, la madre, los hermanos, en la escuela, el docente, el alumno y los padres de familia; en una cancha, el entrenador, el futbolista y el árbitro; en el restaurante, el chef, el mesero, los comensales… y los ejemplos pueden continuar. Sin embargo, lo importante aquí no sólo es reconocer el papel de cada persona, sino tener presente que de acuerdo al rol es la función, el compromiso y responsabilidad.
En las escuelas los directores llevan procesos de gestión en donde se definen políticas, acciones para el beneficio de la comunidad educativa. Los docentes diseñan, planean y ejecutan prácticas para favorecer el desarrollo de los estudiantes. Los alumnos pueden ser vistos como máquinas reproductoras de contenidos o en el mejor de los casos, como sujetos activos, críticos y reflexivos. Y, por último, los padres de familia, que también juegan un papel importante en las instituciones y en el proceso educativo de su hijo.
La participación de los padres: una estrategia política
De acuerdo con García (s.f) entre los siglos XVIII y XIX hubo una transformación en cuanto a la concepción de la escuela y su función social, así como en el involucramiento de los padres. Debido a que se comenzó a formalizar la participación de estos actores, surgió la Asociación Nacional de Padres de Familia (ANPF) que después fue denominada como la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) misma que comenzó con el objetivo de incorporar y normalizar la intervención de los padres en aquellas escuelas incorporadas al sistema educativo.
A mediados del siglo XIX surgen las Juntas de Vigilancia en donde las autoridades políticas, junto con directivos abrieron este espacio en donde los padres de familia tenían voz y voto para elegir a los maestros, una vez seleccionados los perfiles, la tarea constaba en vigilar la conducta del profesor. También podían decidir en cuanto al mobiliario, materiales y otros recursos. Ante el exceso de vigilancia y control, años más tarde, se hizo a un lado la participación de los padres y, por lo tanto, las decisiones nada más radicaban en los actores políticos (García, s.f).
Como señala la autora, los padres de familia optaron por establecer una línea de distanciamiento entre su participación y la educación de sus hijos, pues su discurso hacía referencia a que la responsabilidad de garantizar la educación recaía directamente en el Estado. Ante este escenario, las acciones políticas continuaron. En el siglo XX las autoridades diseñaron y aplicaron una estrategia que se caracterizó por la incorporación de las Asociaciones de Padres de Familia (APF) en las instituciones educativas.
Estrategia que actualmente sigue ejecutándose de manera colaborativa, considerando los roles que se presentan a continuación:
- Presidente de la mesa de debates.
- Secretario.
- Primer Escrutador.
- Segundo Escrutador
- Tercer Escrutador.
Es importante mencionar que, el número de colaboradores voluntarios puede depender entre una institución y otra. Díaz (2022) señala que dichos representantes legales son quienes exponen sus intereses a los directivos, favorecen la integración de la comunidad, proponen mejoras para la infraestructura y su equipamiento, dan a conocer situaciones de los estudiantes que necesitan atención especial, recordando siempre que deben abstener su intervención en temas pedagógicos y laborales.
El Consejo Escolar de Participación Social, es ejemplo de otro órgano que permite y fomenta la participación de los padres, este se caracteriza por sus objetivos, que constan en respaldar el trabajo docente y apoyar a la escuela para su mejora (Díaz, 2022). Los acuerdos establecidos tanto en las Asociaciones como en los Consejos, pueden ser modificados si la Secretaría de Educación Pública (SEP) lo considera necesario; con la intención de favorecer a toda la comunidad educativa.
El logro educativo: un esfuerzo de todos
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta el sistema educativo mexicano, es la falta de articulación entre los actores principales del proceso educativo como lo son: alumnos, docentes, autoridades y padres de familia. Pareciera que día con día nos empeñamos en seguir fragmentando el trabajo colaborativo que idealmente tendría que llevarse a cabo en su totalidad. Las autoridades deciden y actúan según sus intereses, los docentes empeñan horas para generar evidencias que “los de arriba” solicitan.
Tienen que planear actividades, dar clases, adaptarse a los nuevos cambios que la realidad exige, estar en constante capacitación aun sabiendo que hoy en día la formación del docente varía de un sector a otro, en donde ya no solo entra en juego el tema económico sino el desinterés, el agotamiento físico y mental. Otros actores clave, los alumnos, que algunas de sus funciones radican en seguir órdenes, cumplir con normas y reglas impuestas y no consensuadas, alumnos que no se consideran en la llamada participación democrática y que por ende su necesidades e intereses se hacen a un lado.
Y los padres de familia, que deciden tener hijos de la escuela. En donde el trabajo, los hobbies y otros intereses se sobreponen ante la educación y el desarrollo de sus hijos. Claro que existen situaciones en las que forzosamente uno tiene que trabajar para darle de comer a cinco personas en el hogar, pero aquellos privilegiados ¿por qué consideran que al ir y dejar a sus hijos en la escuela o al contratar a un profesor particular que acompañe al chico o chica para realizar tareas es suficiente?
Como ha sido mencionado, cada agente participa de alguna u otra forma, en donde puede resaltar todo, menos una articulación entre ellos. Juárez (2019) da a conocer que, el logro educativo depende de reparar y unir la fractura entre los involucrados, permitiendo así un trabajo de manera conjunta, asumiendo compromisos y responsabilidades que den pauta al cumplimiento de metas en beneficio de la toda la comunidad.
Esto me deja pensando y por lo tanto me pregunto ¿cuál es el rol que actualmente tienen los padres de familia en las instituciones educativas? ¿el grado de su participación es el resultado de la falta de interés, compromiso y responsabilidad o más bien tanto las escuelas como las autoridades son quienes limitan el involucramiento? ¿cuáles son las ventajas y desventajas de considerar al padre o madre de familia como sujeto activo en la educación de sus hijos? ¿será que la escuela de hoy en día no está preparada para trabajar de manera conjunta entre directivos, docentes, alumnos y padres de familia?
Entonces… ¿cuál es la verdadera función del sistema educativo mexicano? ¿cuál es el papel de las autoridades? ¿en beneficio de quién o quiénes se decide? ¿por qué los intereses políticos se han sobrepuesto ante los problemas públicos que se viven día con día? ¿por qué los discursos mencionan la importancia de la participación ciudadana y cuando estos se manifiestan de alguna u otra forma, se desaparecen por arte de magia? ¿hasta dónde nos van a llevar las incongruencias?
Una solución y varios beneficios
Las preguntas pueden continuar, la crítica y la reflexión también. Delgado (2020) da a conocer que los cambios no deben comenzar necesariamente desde niveles más arriba, los núcleos o redes cercanas son las que ayudarán a mover masas. Esto puede ser posible logrando una articulación a nivel escuela, en donde participen padres, alumnos, docentes y directivos. Estableciendo políticas de participación para tener claro hasta donde se pueden involucrar. Así como la creación de espacios y medios que favorezcan la comunicación institucional.
Delgado (2020) menciona que existen diferentes ventajas cuando los padres se involucran y están atentos al desarrollo de sus hijos, algunos ejemplos son: la disminución del absentismo, la mejora en el rendimiento académico como resultado de la motivación al saber que sus padres están apoyándolos, la comunicación entre padres y docentes impacta en la conducta del estudiante, la práctica docente puede estar en constante mejora, el papel del profesional de la educación puede ser valorizado por todo el esfuerzo, dedicación y compromiso.
Estos beneficios pueden aplicar en todos los niveles, sin embargo, debemos recordar que, el grado de participación de los padres tiene que ir disminuyendo conforme el estudiante avanza. No es necesario que el padre o madre de familia esté todo el día en la escuela de su hijo, a veces las pequeñas acciones como preguntar sobre sus avances, obstáculos a los que se ha enfrentado, aprovechar el viaje de la casa a la escuela y establecer un diálogo que dé cuenta del interés por él o ella, sin duda hará la diferencia. Según expertos, el éxito de un estudiante está íntimamente relacionado con el involucramiento de sus padres (Delgado, 2020).
Seguramente esto implica y seguirá implicando un gran desafío. Las autoridades anuncian y presumen el interés que tienen por reconocer a la familia y a la escuela como aliados para contribuir en el desarrollo integral de los y las estudiantes (Rodríguez y Trimiño, 2020). Si están los espacios, si están las propuestas lo mejor que podemos hacer es involucrarnos. La escuela más allá de ser una infraestructura en la que los profesores enseñan contenidos y los alumnos aprenden. Debe de ser vista como un espacio de encuentro respetuoso, participativo, democrático.
Por lo tanto, para ir cerrando, no cabe duda que la educación es cosa de dos: escuela y familia. Seamos agentes para la transformación, hablemos, hagamos valer nuestros derechos, propongamos ideas, políticas, estrategias que consideren las distintas realidades a las que día con día nos enfrentamos, propiciemos espacios de convivencia y participación democrática, seamos responsables, trabajemos en equipo para el desarrollo y bienestar de cada uno de los actores del proceso educativo. No todo está perdido.
Bibliografía:
García, M. (2000). La participación de los padres de familia en educación, siglo XIX Y XX. Recuperado de http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/articulos/sec_9.htm#:%7E:text=El%20primer%20nombre%20de%20la,27%20de%20abril%20de%201917.
Díaz, H. (2022). Asociación de Padres de Familia | Portal de captura de información fundamental. Recuperado de https://transparencia.info.jalisco.gob.mx/transparencia/informacion-fundamental/4347
Juárez, E. (2019). Padres de familia: los grandes pilares del sistema educativo. Recuperado de https://historico.mejoredu.gob.mx/padres-de-familia-los-grandes-pilares-del-sistema-educativo/
Delgado, P. (2020). La participación de los padres en la enseñanza. Recuperado de https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-importancia-de-la-participacion-de-los-padres-en-la-educacion#:%7E:text=Ayuda%20a%20que%20los%20padres,la%20calidad%20de%20la%20educaci%C3%B3n.
Rodríguez, L. y Trimiño, B. (2020). Participación de la familia en la educación escolar: resultados de un estudio exploratorio. Recuperado de https://www.redalyc.org/journal/4757/475765806002/html/