Desde hace mucho tiempo la educación en nuestro país se ha reducido a asuntos de coyuntura, es decir a tratar lo inmediato, lo presente con una visión estratégica muy limitada.
Así las cosas la coyuntura actual en educación se caracteriza por la falta de consistencia en los planteamientos pedagógicos de la reforma, el reducir los asuntos educativos a la escena política junto con el hecho de tener que capotear la demagogia y las promesas que pronto vendrán en las campañas electorales y las cuales casi nunca se cumplen.
En la coyuntura actual entonces la política permeara a la educación, los asuntos educativos propiamente educativos de rezagos por superar, de proyectos de desarrollo, de diseño de mejores estrategias para garantizar aprendizajes, de diseñar adaptaciones del curriculum para los sujetos que se encuentran por debajo del rendimiento esperado, etc., tendrán que esperar para mejores tiempos.
En nuestro país y particularmente en el estado de Jalisco, los asuntos educativos son tratados y hegemonizados por los políticos, abogados y algunos admisntradires; los educadores de carrera (pedagogos, docentes, asesores) están ausentes, su ausencia no es casual, ni voluntaria se atribuye a una inercia perversa de dejarlos fuera.
Bajo la actual coyuntura es sugerente diseñar una agenda pública que nos implique a muchos y que sirva para generar espacios públicos de discusión acerca de los asuntos de la escuela pública y de los diversos escenarios que se avecinan (buenos y malos). La coyuntura actual nos es desfavorable en muchos aspectos, me refiero al grupo de sujetos que luchan por trazan líneas criticas y alternativas para una mejor educación, basada en los principios de justicia educativa y de desarrollo educacional para todos y todas. Nos es desfavorable –repito- porque los espacios de discusión, deliberación y finalmente de decisiones quedarán acotados a los pequeños círculos políticos, una vez asistiremos a una especie de monólogos del poder, entre las distintas expresiones políticas. Otro gran vicio de nuestro quehacer político es que la agenda pública no se hace (como su nombre lo dice) verdaderamente pública.
No existe en el estado de Jalisco, antecedentes de personajes que lleguen a la administración pública en educación (aun la de bajo nivel) desligados de compromisos políticos en donde se premie el mérito por su trayectoria y a sus aportes académicos. No, porque los espacios están acotados y son exclusivos de quienes aceptan las reglas y se alían al clima de corrupción. En esta coyuntura si bien no se ofrecen escenarios favorables es necesario crearlos.
En pocos días estaremos asintiendo a los destapes políticos de las distintas fuerzas y expresiones políticas (incluyo a las llamadas independientes). Políticos sin ciudadanos, ciudadanos sin políticos. Ellos y ellas comenzarán a debatir su futuro, el pastel comienza a cocinarse y su reparto no será equitativo, ni tampoco justo, los madruguen o agandallen, se llevarán la mayor tajada, habrá otros que negocien una parte del pastel y se conformen al final con migajas, otros más irán por una tajada grande y se conformarán con muy poco. Así es la política que impacta en educación.
Podríamos reconvertir la actual coyuntura educativa y darle un tratamiento educativo a los asuntos públicos de la educación, los foros ciudadanos, las agendas de gobierno o diseñadas desde diversas fuerzas de la sociedad civil es el inicio de un camino alternativo. Muy pronto estaremos convocando desde este espacio a conformar una alternativa educativa para Jalisco y también para México.
*Doctor en educación. Profesor – investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. Correo electrónico: mipreynoso@yahoo.com.mx