Francisco Javier García Zapata
La semana anterior el extitular del Instituto de Educación de Aguascalientes, Francisco Javier Chávez Rangel, fue condenado a dos años de cárcel, a resarcir casi 7.5 millones de pesos y a no ocupar ningún cargo público en un año, además de a pagar una multa de risa, por haber regalado esa cantidad de dinero del IEA al despacho del abogado Juan Collado, hoy preso.
Las argucias del también perdedor candidato priista a la alcaldía (hace justamente diez años lo derrotó el hoy senador panista Antonio Martín del Campo) no fueron suficientes ya, pues según informó la Fiscalía Especializada en Anticorrupción, le fue negado el amparo y se confirmó la sentencia que le dictó el Poder Judicial de Aguascalientes.
Hasta donde se sabe, falta por resolver el tema original, es decir, qué fue de los casi 400 millones de pesos que se entregaron supuestamente a la Universidad Autónoma del Carmen por equipo de cómputo para los estudiantes del estado que nunca se recibió, y que al parecer formaron parte del esquema de la Estafa Maestra.
Y faltaría también por ver si Paco Chávez actuó motu proprio, así como qué papel jugaron sus secuaces en el IEA, comenzando por los ocupantes de la Dirección Jurídica y la Contraloría Interna, para quizá llegar hasta el edificio de enfrente, es decir, el sindicato magisterial, según algunos señalamientos.
En el caso específico de la Dirección Jurídica, omitió dar seguimiento al tema del extravío de los casi 400 millones, aunque terminó haciendo el trabajo, ni bien ni a tiempo, por el cual se pagó al despacho del abogado capitalino.
Hay quienes consideran que la condena que recibió el otrora mandamás de la educación en Aguascalientes fue muy benigna, considerando la magnitud del daño causado. Por cierto, algún osado irrumpió en una ceremonia encabezada por el entonces gobernador, Carlos Lozano de la Torre, ante el evidente enojo de éste, para acusar al hoy sentenciado de haberse quedado con 400 millones de pesos. (https://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/10/05/1120819 )
La resolución, pese a lo irrisorio de la multa (apenas 3 mil pesos), devuelve un poco de credibilidad a los impartidores de justicia, y algo de esperanza a la ciudadanía.
Y como quiera que sea, el caso pone nuevamente en evidencia que para muchos políticos la educación es un botín, las instituciones educativas públicas son la caja chica, y en no pocos casos los cargos y los puestos de trabajo siguen siendo moneda de cambio para el pago de favores, compra de voluntades y cobro de venganzas personales.
Por eso a nadie le interesa poner orden pero sí imponer su propio modelo, más acorde a sus intereses que a sus ideas.
Ahí están, por ejemplo, la tan llevada y traída, pero nunca sancionada, Estafa Maestra; los 800 millones que se le perdieron a Delfina Gómez en su paso por la SEP; los exámenes forzosos que son toda una industria; los cacicazgos sindicales…
Pero más costoso resulta inventar la educación cada año… no, menos, cada seis años. Todos ganan, excepto el país, los estudiantes y los mexicanos de a pie.
¡Feliz Día del Maestro! para quienes lo son de verdad.