Luis Alan Acuña Gamboa*
A casi 250 años de que las sociedades mundiales vieran nacer la máquina de vapor de Boulton y Watt (1774) —siendo la génesis de la Primera Revolución Industrial— los avances tecnológicos han representado ingentes retos por mejorar la calidad de vida (y de producción) de todos los individuos. Esto se demuestra cada vez más con las complejas innovaciones que el ser humano ha creado para dicha empresa. Hemos sucedido las máquinas de vapor por las de combustión interna que fuera el boom de finales del siglo XIX (Segunda Revolución Industrial), donde las cadenas de producción se reconfiguraron a divisiones de trabajo más específicas y en serie. Sin embargo, nada había transformado tanto la vida social, cultural, económica e incluso política del planeta entero como el nacimiento de la World Wide Web (1990) y las diferentes aplicaciones que a esta se le atribuyeron dentro de los mercados laborales globales (Tercera Revolución Industrial).
Junto con la llegada de la Internet a la sociedades del Siglo de la Vanguardización (XX), los modelos de trabajo y las economías mundiales reconfiguraron y sustentaron el valor de la producción en masa por encima de la fuerza laboral humana, incorporando a estas cadenas la robotización controlada para el mejor desempeño —en términos de eficacia, eficiencia y recursos económicos— de y para la industria. Así, la relación bidireccional de las máquinas y los humanos se convirtió en un avance sin precedentes para la época, en cuanto que la robotización permitía prescindir paulativamente de la fuerza de trabajo, esbozando una relación óptima entre los costos y los beneficios.
Todos estos cambios y avances tecnológicos surgen y se ‘naturalizan’ bajo la impronta del beneficio para la humanidad —tanto en lo laboral como en los nuevos lifestyles— lo que obliga, de manera forzosa, la incorporación de nuevas necesidades formativas y modelos de formación para las nuevas generaciones. De esta manera, y bajo la dinámica de la tecnologización de la vida cotidiana, en el año 2013 ve génesis una nueva revolución industrial; para el caso, la 4ª Revolución Industrial bajo lema ‘Digitalización (Di) e Inteligencia Artificial (IA)’, cuya tendencia y empresa es, según Klaus Schwab (Fundador del Foro Económico Mundial), “la convergencia entre los sistemas digitales, físicos y biológicos” al servicio del “bien común”.
Teniendo como referente la actual revolución industrial, Schwab invita a las sociedades mundiales a reflexionar y ‘acatar’ las tendencias tecnológicas que están sobreviniendo para el futuro inmediato (2030). Entre los elementos expuestos en la mesa de Davos, Suiza en los últimos años, se ha argumentado que gran parte de los avances en cuanto a la Di y la IA se direccionan hacia la sucesión de trabajos que antes estaban solamente contemplados para el ejercicio creativo de la humanidad. Por citar algunos ejemplos; en el libro ‘La cuarta revolución industrial’, Schwab asevera que para los años venideros (2025 aproximadamente), el mundo será testigo y lector de notas y artículos periodísticos, así como de obra literaria escrita y editada al 100% por la IA (muestra de ello sería Mexica de Rafael Pérez y Pérez de la Universidad Autónoma Metropolitana, México). A su vez, la Di permitirá realizar cirugías médicas complejas a través de robots controlados por la misma IA.
Ante esta situación, el autor enuncia que es altamente probable que el mercado laboral presente problemas en cuanto a creación y conservación de empleos en áreas muy específicas de intervención; en número concretos se espera, menciona Schwab, que para la primera década de la 4ª Rev. Ind. se pierdan siete millones de espacios laborales a nivel mundial, viéndose afectados de manera directa los profesionales de la sicología, enfermería, medicina, contaduría, periodismo, campo intelectual, entre otros. A título personal pienso que este listado no ha considerado —consciente o insconscientemente— a la profesión que se enarbola como objeto de estudio nacional y latinoamericano por excelencia; es decir, el ejercicio de la docencia.
A través de la historia la figura del docente ha sido objeto de críticas constantes, señalamientos y juicios que lo han posicionado como el actor responsable de lo malos resultados educativos en todos los niveles formativos, deslegitimando cada vez más ‘el oficio del maestro’ (eso que Pierre Bourdieu llamara la carencia del capital sombólico); sin embargo, resulta evidente que la docencia es la profesión más necesaria para la construcción y reconstrucción de las realidades sociales, así como la agencia que abre posibilidades para alcanzar los objetivos y proyectos de país más ambiciosos —aunque para el Estado esto solo sea en el plano discursivo—. En este sentido, el ejercicio docente es en definitiva el mayor caldo de cultivo para el desarrollo de generaciones capaces de proponer acciones para la equidad y la justicia social entre las sociedades cada vez más asimétricas en las que coexistimos. Por ello, pienso que es necesario preguntarnos ¿cómo se visualiza el ‘oficio del docente’ en la 4ª Revolución Industrial? ¿qué cambios se han gestado de 2013 a la fecha?
En los primeros cinco años de avances en la Di y la IA aplicadas a la educación (2013-2018) —principalmente en el nivel superior— se han reconfigurado, radicalmente, las ‘formas’ de definir y ejercer el trabajo docente en las sociedades mundiales. A continuación, enunciaré las transformaciones más representativas: 1) En 2016, la Universidad Tecnológica de Georgia (EUA) realizó una prueba piloto en la cual Jill Watson, profesora-robot y asistente en línea de esta Institución, asesoró vía correo electrónico a 300 estudiantes universitarios para la solución de dudas y problemas que se tenían de sus programas informáticos; como lo asevera el Portal ABC, con una fiabilidad en sus respuestas, por parte de Watson, de un 97%. Al término del semestre, los estudiantes fueron informados que la tutoría fue realizada por un programa de IA (profesora-robot) sobre lo cual dichos estudiantes no dieron crédito alguno, leyéndose en la nota de este Portal, “Me quedé atónito. Cuando hablaba con ella, parecía que estaba tratando con un ser humano de verdad”.
2) El 29 de diciembre de 2017 el Portal Otras Voces en Educación publicó un artículo de Íñigo Zulet bajo el nombre “Profesores robot para preparar la ‘selectividad’ china: mejor que los de carne y hueso”; en este, se ahonda en la famosa y más dificil evaluación a nivel mundial denominada Gaokao, en la que millones de estudiantes chinos disputan su futuro profesional. La relevancia de la nota estriba en la investigación que se realizó con 78 alumnos inscritos a las academias privadas para la preparación extraescolar para dicho examen, los cuales fueron apoyados por docentes humanos con experiencia de 17 años y docentes robots, concluyendo que “los tutores robot conocen a los estudiantes mucho mejor de lo que se conocen ellos mismos”. De esta manera, se asevera que la capacidad que tiene la IA de descubrir las debilidades de los estudiantes y adecuar las planeaciones didácticas para cada uno, un docente de ‘carne y hueso’ no puede superar.
3) México no es ajeno a estos cambios en el ejercicio de la docencia en los contextos formales de la educación; por citar un ejemplo, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) en agosto de 2018 dictó su primera clase formal con apoyo de la Telepresencia (acción realizada en Imperial College London bajo el nombre Hologram lectures) a más de 160 estudiantes en cinco campus diferentes (Monterrey, Saltillo, Chihuahua, Laguna y Tampico); con esto, se comprueba que la Di está permitiendo que el espectro de acción de los docentes holográficos sean considerablemente mayor que en la clase tradicional (presencial). El Modelo TEC21, según la nota del Observatorio de Innovación Educativa del ITESM, asegura que la “experiencia … está acompañada por la formación de pedagogía y [se comparte] no solo con alumnos, sino con profesores …”.
Como se aprecia en estos casos, la figura del docente humano se está reconfigurando, sino excluyendo, cada vez más de los contextos educativos formales de la educación. Estos cambios obligan un análisis puntual sobre dicho ejercicio profesional, cuando la tendencia —en el mejor de los casos— es digitalizar la docencia para que un maestro pueda atender un mayor número de estudiantes a la vez (como el caso de la telepresencia del ITESM); o en el peor aunque ya es una realidad, el uso e implementación de la IA como medio, a mediano y largo plazo, para la sucesión del docente humano por el docente robot. Ante estos escenarios de incertidumbre; la formación profesional docente está dejando de ser todavía menos atrayente para las nuevas generaciones. Esto se comprueba con el listado que publicó el Foro Económico Mundial en mayo de 2017, sobre las diez profesiones del futuro (75% inexistentes al momento de dicha publicación), que ‘extinguirán’ a tres de cuatro profesiones que en la actualidad se estudian en las Instituciones de Educación Superior (IES); estas nuevas tendencias formativas son las siguientes: 1) Científico de datos; 2) Director del conocimiento; 3) Consumer manager; 4) Vigilante online; 5) Bróker de redes sociales; 6) Agregado de exportación; 7) Delegado de protección de datos; 8) Investigadores médicos; 9) Electromédicos; y 10) Ciberasesor financiero (ver https://es.weforum.org/agenda/2017/05/10-profesiones-que-seran-mas-solicitadas-en-el-futuro-pero-aun-no-existen?utm_content=bufferf9b0c&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer).
Sin lugar a dudas; las transformaciones tecnológicas están relegando al olvido la formación profesional docente por concebirse nuevas formas de hacer ‘enseñanza’, lo cual llevará a que una parte considerable de los siete millones de desempleados que se generarán por la Globalización 4.0, altamente probable atenten y afecten a este campo de acción profesional; con esto, es preciso analizar esta realidad socioprofesional desde la pregunta ¿cuál es el futuro de la docencia ante las transformaciones de la 4ª Revolución Industrial? Cuestión que hace necesaria la reflexión de nuestro ser y quehacer de cara a los irremediables avances en la Di y la IA. La invitación queda abierta para la discusión y debate en torno al tema, ¿qué opina usted?
*Docente investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas. Doctor en Estudios Regionales. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Director General de la Revista Electrónica Sinergias Educativas; Vocal del Centro de Estudios e Investigaciones para el Desarrollo Docente y de la Red de Investigaciones sobre Educación en Latinoamérica (México); Miembro activo de la Red Latinoamericana de Estudios Epistemológicos en Política Educativa (Argentina-Brasil), y de la Red Durango de Investigadores Educativos (México). Temas de investigación: políticas públicas educativas, formación docente y de investigadores, calidad de la educación, metodología de la investigación; y estudios educativos regionales.